Tal vez sea porque el ardiente calor perpetuo nuestro altera las hormonas reproductivas de los jóvenes antes de tiempo. O porque los apagones dejan sin el entretenimiento de las novelas a las muchachitas, o porque la imperante llamada del sexo de ambos sexos hace sonar las cornetas del deseo aun antes de entrar en la pubertad, somos el país de la región con proporción de más jóvenes embarazadas entre los 15 y 19 años.
Y cuando decimos con cierto endulzado la palabra "región", incluimos un paquete 46 países, territorios dependientes y de ultramar, con más de seiscientos cincuenta millones de personas.
Un record portentoso, no nuevo sino recurrente, y tal vez con mayor reafirmación en estos momentos, del que podríamos sentirnos orgullosos como lo estamos de tantos otros de los que en realidad deberíamos avergonzarnos de poseer.
No podemos negar que los espermatozoides y óvulos dominicanos son productivos y trabajan a todo vapor, con resultados directos y visibles durante un periodo de nueve meses. Se nos ocurre (porque algo ocurrentes somos), que podríamos aplicar esta cualidad tan fecunda de nuestro país a la recién creacopiada Marca País, jajajaajajaja, jajajajajajajaja, jajajajajajaja (perdóneme, pero cada vez que me acuerdo de ella me entran unas ganas locas de reír) podríamos exhibirla, adaptándola al fenómeno reproductivo, como ¨la República del Mundo que Preña¨.
La verdad es queda contundente, machista hasta lo último, y hasta promocional, pues sería una llamada a millones mujeres de todo el planeta que tienen dificultades de embarazo, y nos aportaría un chorro de divisas frescas y fuertes, dólares, euros, libras, marcos, coronas, yens… que contribuirían a paliar la gran pobreza que estos embarazos tempranos generan al apartar de la educación y producción, y por lo tanto dejar sin futuro, a una importante cantidad de nuestros-as jóvenes y, de paso, a muchos de sus hijos.
Nos imaginamos a los sankipankis playeros y en especial los barriales que tanto abundan y hasta sobreabundan, trabajando a todo vapor para satisfacer la demanda, y también repercutiría de manera positiva en otros sectores productivos como las fábricas de colchones y los moteles, por citar solo dos de los más directamente implicados en esa industria fecundativa.
Bueno, para que no digan que la Marca País ha sido un toyo, fruto de un plagio, o un producto de volutas de humo mareador, pues al fin y al cabo ya vemos que tiene otras otras aplicaciones, algunas de las cuales iremos publicando, si la pandemia y los ánimos nos lo permiten.