Sobre la relatividad, la mayoría de las personas de a pie, sabemos muy poco, si acaso de puras oídas, y lo más asociado a esta palabra es la teoría de Eisntein, que no todos los físicos o matemáticos llegan a desenmarañarla por la complejidad numérica y conceptual que supone entenderla, y que si la tuviéramos que condensar en alguna que otra docena de palabras, el supuesto básico sería algo así como “la localización de los fenómenos físicos, tanto en el tiempo como en el espacio, son relativos al estado de movimiento del observador”. Y si nos atenemos a la definición de relatividad de la Academia, encontramos que es la “ cualidad de las cosas que no se consideran de una manera absoluta sino dependiendo de una serie de factores, elementos o circunstancias”.
O sea, que nada es totalmente como lo vemos, como el estribillo de la canción aquella tan pegajosa que decía… “ depende…todo depende…” Y resulta que, según esta compleja e inquietante teoría, vivimos en el país donde la relatividad es un fenómeno aún más fuerte que la gravedad, donde tantas cosas que nos suceden y parecen reales, pueden no serlo en un abrir y cerrar de ojos si se miran bajo otras perspectivas.
Por ejemplo, dicen por ahí que los dominicanos tenemos sueldos miserables, de cebolla productora de lágrimas, y eso según la propuesta del sabio alemán, es relativo, porque también hay funcionarios que los tienen más altos y abultados que el Empire State, por lo tanto lo afirmado de que ganamos cheles no es del todo verdad y podría prestarse a malévolas intenciones.
Otra relatividad, muy parecida a la anterior, es cuando se afirma que en el país tenemos pensiones misérrimas, las cuales no dan ni para comprar un cucurucho de maní tostado, como los que vendían antes los muchachos con sus latas echando graciosas chispas por el malecón. Esto también es relativo pues hay muchos políticos que cobran cantidades astronómicas para el resto de sus vidas por haber ocupado algún tiempo un cargo privilegiado, sin importar lo bien o mal que lo hayan ejercido, cuando se retiran. Por lo tanto no podemos asegurar con total certeza que los jubilados y viejetes del patio viven mal.
Más relatividad. No hacemos más que criticar que la sanidad es deficiente, los hospitales públicos no sirven, que las clínicas privadas son carísimas, o que mueren muchas personas por dengue, por zika y por otras enfermedades por el estilo que con una mejor gestión podrían evitarse, y estas críticas pueden confundir a los ciudadanos, pues los ricos y tutumpotes nacionales, cuando necesitan atenciones médicas urgentes o especializadas, cogen el avión ambulancia, o el comercial en primera clase, y se internan en los más prestigiosos hospitales de Miami y Nueva York para ser chequeados o intervenidos por los mejores especialistas del mundo, por lo tanto, no podemos afirmar como lo hacemos tan a menudo, que nuestra sanidad está enferma.
Seguimos relativizando, salimos en los peores puestos de los ranking mundiales de educación tanto en alumnos como en profesores. Sin embargo, gracias a la relatividad esto no es así, los hijos de dominicanos pudientes son enviados a carísimos y prestigiosos College o University norteamericanos, ingleses o franceses, regresando con muy altos estándares de conocimiento, así que eso de afirmar que tenemos una escolaridad deficente es un cuento demagógico utilizado tantas veces para atacar al Gobierno de turno.
Pero, tal vez la relatividad más relativa de todas las relatividades, está al afirmar que la justicia, la de la señora con la venda en los ojos y una balanza en las manos, es igual para todos, pues los poderosos que se roban miles de millones, les dicen en los tribunales eso de “no ha lugar”, y los rotos que se roban un par de gallinas les cantan dos años en la Victoria, y es que donde hay dinero nada es lo mismo, ni es igual
Ah, si Eisntein hubiera nacido y vivido aquí, lo fácil que le hubiera sido explicar la teoría de la relatividad sin tantas páginas repletas de ecuaciones e integrales. Porque en este querido patio, la relatividad es tan patente, tan insultante, que lo único que no es relativo, es la misma relatividad.