La relatividad de las cosas (cuando son “otros” los tiempos)

Haciendo valer la diversidad de tamaño en las letras que titulan ésta colaboración, el entrecomillado y su subrayado, recién el martes 2 escuchaba atento, siendo parte de una mesa de panel para la televisión del programa Metrópolis, canales 17 y 47 (que se transmite a las once de la noche y a las siete de la mañana), recordaba las explicaciones de un político y profesional exitoso de la arquitectura, que defendía la dilatada gestión de gobierno del partido en el poder, de cara a la nueva candidatura, y lo hacía relativizando "las cosas" porque según a su entender, las "circunstancias eran otras" en los tiempos recientes pasados y en la actualidad, por sobre lo cual no dejaba de tener razón…

Ha cambiado todo. No solo el ambiente climático. Nos han pregonado, con ínfulas estudiadas de prestidigitador, que como todo es un asunto de percepción, estas, las percepciones, también cambiaron, como igual cambiaron los conceptos y como nadie sabe "conceptualizar", el sofisma se apropió de los ámbitos extracurriculares y academicistas, produciéndose una simbiosis entre lo mundano y lo docto que arrojó como resultados laboratoriales generalizados, una nueva sociedad obnubilada hasta la hipnosis ("cretinizada" como habría querido decir el cineasta austriaco Fritz Lang -1890/1976- en aquel afamado film alemán coincidencialmente llamado Metrópolis, de 1927).

Es que ahora la gente, la sociedad toda entera, actúa cual si solo tuviera el recurso gráfico de un manga (historieta) japonés para su deleite cotidiano. Les basta un proceso judicial seguido a señoras de cortinaje selectivo, comercial, empresarial, sexual, social, y político. Por todo recurso de apelación y reclamo, nos amparamos y descansamos en media docena o más, de periodistas realmente independientes que no se han dejado comprar con los apabullantes e inútiles anuncios del Metro, por ejemplo, y que se siente representada por algunas viñetas caricaturescas que genialmente denuncian la corruptela gubernamental mientras reímos y callamos.

Resulta ahora que la crisis del 2004 era "otra cosa" comparada con la actual del 2011; que la economía también, que las circunstancias por igual, que los precios del mercado internacional y las relaciones obrero patronales también; y ante una pregunta sobre esa relativización hasta se permitirían el desparpajo, lujo, sofisma o percepción "conceptualizante" de decir que la corrupción era otra cosa, que la delincuencia, la inseguridad ciudadana, y hasta el narcotráfico era y es otra cosa. A esa interrogante surgió el símil de que si sabía el gobernante del 2000-2004 que Quirino era lo que era y hacia lo que hacía y que si sabría el gobernante del 2004-2012 que Del tiempo era lo que era, siendo como luego se supo, hasta honorario miembro de la inefable Policía Nacional (foto incluida posando con su hijo y el presidente de la República) mientras mensualmente sacaba lo que sacaba por el multimodal hasta un día en que algo salió mal o no fue cumplida con fidelidad la rutina de "exportación" a España, donde lógicamente le esperaban entonces…(¿?)

Realmente es acomodaticio apelar a la relatividad del tiempo (cronológico, no del apellido del español) cuando las cosas son "otras cosas" según sea o dependiendo de las circunstancias, gobernantes, ministros y sociedad incluida. Sería como tener que hacer las leyes temporales y ajustarlas cada cierto tiempo porque las cosas ahora no son como antes (ya lo cantaron en salsa, el "niño bonito" de Puerto Rico). Así se cumpliría ya no con las leyes sino con las gentes, evitándoles engorrosas situaciones y permitiéndoles, en su libre albedrio comercial, negociar, por ejemplo, con la banca estatal y obtener préstamos multimillonarios para invertir o lavar en el negocio inmobiliario, amparados quizás en una tarjeta de identificación honorifica y una "circunstancial" fotografía, y hasta quizás sin ninguna llamada telefónica para confirmar nada (ya ninguno de los incumbentes está al frente de los organismos responsables de entregar, en bandeja de plata, al susodicho Del Tiempo, toda la pleitesía rendida que sirvió para levantar el edificio Atiemar y alojar en él a inquilinos de prestigios políticos pasajeros ricos al vapor).

A nuestra otra pregunta sobre la falta de involucramiento del sector profesional de la arquitectura y el urbanismo en las obras sin proyectos ni planificación que realiza el gobierno gradualmente, en un "corredor" que ahora resulta que parece que será interminable, entre velados anuncios y sorpresas en la prensa que le sirve incondicionalmente, el entrevistado estuvo de acuerdo con nosotros, diciéndolo así de sencillo. En muy pocas palabras… Y sin entrar en detalles prefirió extrapolar la anécdota de 1995 cuando el ejecutivo le consultó sobre su idea de colectivizar el transporte masivamente, en un sistema de rapidez mecanizada, y entonces contó con resquemor los resultados de 1996-97 con las primeras obras de "corrección geométrica" de la 27 de febrero y su posterior traumatización, hasta las obras del insaciable Metro de Villa Mella y ahora de Los Alcarrizos… Hubimos de recordarle (y lo captó asintiendo) que el domingo 25 de agosto de 1985 (diez años antes) habíamos propiciado y llevado a cabo una Jornada de Urbanismo en el hotel Embajador donde se propuso un sistema aéreo de transporte masivo y rápido de pasajeros (por el Arqto. J. R. Romano Pou) con el que casi todos estuvimos de acuerdo para solo ganarnos la burla del editorial de El Nuevo Diario sobre las fuentes y recursos económicos de algo semejante. La ignorancia habitaba y habita cualquier redacción…

NOTA: Hay que decir, por justicia, que el entrevistado fue el arquitecto, empresario y político Eduardo Selman Hasbún, siempre decente, educado y tolerante…