La historia política nos enseña que no hay enemigos eternos o que los amigos tengan que ser para siempre. En innúmeras ocasiones, la relación amistad-enemistad intercambia sus papeles de acuerdo a las circunstancias e intereses predominantes.La enemistad total, de carácter irreconciliable, se da más en el plano personal que en el plano partidista.

Que esto es así lo atestiguan los reveladores e irrefutables ejemplos de la realidad cotidiana. ¿Quién nos iba a decir que los archí enemigos políticos-ideológicos Joaquín Balaguer y Juan Bosch iban a terminar juntos con las manos levantadas a favor de una misma causa, enterrando décadas de rivalidad durante la firma del llamado Pacto Patriótico, el cual le cerró a Peña Gómez la puerta de la presidencia?

El cuatro veces presidente, Getulio Vargas, conocido como el Perón brasileño dijo: “Nadie es lo suficientemente tu amigo que no pueda ser tu enemigo, nadie es lo suficientemente enemigo que no pueda terminar siendo tu amigo”.

Nadie apostaría en 1945 ni en los años subsiguientes a que Estados Unidos y Japón se constituirían en los sólidos aliados que son hoy después de que el primero experimentara el poder de destrucción de las bombas atómicas enlas ciudades de Hiroshima y Nagasaki.

Si estos acercamientos fueron posibles entre enemigos que jugaron a destruirse cruelmente e hicieron correr ríos de sangre, ¿por qué no puede ser factible entre antagonistas que no se han hecho tanto daño, que menos que enemigos solo han sido adversarios?

Los más de 180 mil japoneses muertos y las secuelas de la contaminación radiactiva que hoy siguen sufriendo más de medio siglo después no han sido óbices para ser los amigos y aliados comercial y militar que ahora son.Igual pasó con Alemania y los judíos israelíes que después de practicar la potencia europea una política de exterminio sistemático hoy son los alemanes grandes amigos y protectores del sionismo.

Lo mismo ha sucedido con China y Estados Unidos, quedespués de ser enemigos irreconciliables, hoy desarrollan una fructífera relación comercial basada en el beneficio mutuo. La reciente aproximación entre el gran coloso del norte capitalista y la pequeña nación antillana, Cuba, dejando atrás antiguos resquemores, es otro ejemplo de que no hay enemigos eternos. Los casos similares son tan numerosos, que sería prolijo enumerarlos.

Si estos acercamientos fueron posibles entre enemigos que jugaron a destruirse cruelmente e hicieron correr ríos de sangre, ¿por qué no puede ser factible entre antagonistas que no se han hecho tanto daño, que menos que enemigos solo han sido adversarios?

Si todos somos hermanos dominicanos,y buscamos y queremos lo mejor para nuestropaís, ¿por qué nos podemos coordinarnos en el trabajo y la voluntad de crear una relación constructiva, de mutuo respeto y beneficio, no solo con el presidente de la República y su partido sino también con todas las demás fuerzas políticas?

La sapiencia popular dominicana siempre ha sospechado y dicho que los políticos solo son enemigos en público pero que comen en una misma mesa. Es decir, la sabiduría popular intuye que detrás de los furibundos ataques y la oposición rabiosa se esconden hasta simpatía y amistad personal que se tributan a nivel privado lejos de los micrófonos y las luces de la cámara. Y esto se da porque la enemistad no es absoluta como se pretendeaparentar de frente a los medios de comunicación masivo.

Con ello demostramos que los políticos somos capaces de aceptar al contrario. Que es posible amar al ‘enemigo’ en la esfera privada, y en la esfera pública desarrollar el antagonismo político más intenso, como diríaSchmitt. De modo que la aparente intransigencia opositora con la que se proyectan algunos políticos tiene más de poses de conveniencia, para consumo de la opinión pública, que de esencia y de principios.

Lo que hace grande a un jefe de Estado y que hace que éste sea visto como un presidente de todos y para todos los dominicanos y no un mandatario de una parcela partidista, es su disposicióna formar su equipo de trabajo sin mostrar compromisos previos limitativos;essu libertad para escoger a los mejores hombres ymujeres, sin importar su bandería política, sin considerar si son o no cercanos a su proyecto político.

La República Dominicana no es monocromática, el país político no es de un solo color, sino de todos los colores partidarios de nuestro espectro, y por lo tanto, la patria y el Gobierno deben ser para todos los colores, para todos los dominicanos de buena voluntad.

Los dominicanos vivimos y compartimos la gran casa nacional que es el país y como residentes de una misma casa no podemos declararnos la guerra ni profesarnos la rabiosa hostilidad con la que algunos quieren identificarse para forjar la identidad que todavía no tienen.

Muchos no asimilan ni perdonan que el Partido Revolucionario Dominicano desarrolle alguna avenencia con quien esté al mando del Gobierno porque consideran que aquel no debe renegar de su papel de opositor puro. Quizá por ese malentendido concepto de oposición el PRD es el partido que más tiempo ha permanecido fuera del poder. Porque se ha tomado muy en serio que su lugar no está en el Gobierno sino abajo todo el tiempo.

Pero ahora que el partido blanco ha rotocon los esquemas de ubicación que lo fijan en la eterna oposición para implementar un acuerdo nacional donde no se jerarquicen los revanchismos ni los antagonismos, hay quienes pretenden incinerar al PRD en la hoguera de la historia cuando es esa misma historia la que demuestra que en la política nada es inmutable y que lasfronteras de la enemistad política se vuelven borrosas cuando de por medio está el interés nacional.Ojala que esto lo entiendan los inquisidores de la política, quienes pretenden excomulgar al Ing. Miguel Vargas.