Hace unas semanas se puso en circulación una colección de ocho ensayos de Edickson Minaya intitulada “Ser-en-(la)-relación. Ensayos para una hermenéutica relacionista” (2018). Lo publicó la editorial española Eikasia. El libro tiene 125 páginas, incluidas una introducción del autor y las referencias bibliográficas.

Este tipo de publicación declara lo siguiente: el discurso filosófico en el país toma cuerpo. Aquí no solo se lee filosofía, también se produce material filosófico con propuestas dignas de tomar en cuenta puesto que se escribe filosofía de calidad. No hay que ser rescatado en las afirmaciones laudatorias hacia esfuerzos intelectuales de tal envergadura; sino ser generosos sin que por ello se pierda la visión crítica y en buena lid de la obra en cuestión.

Lo primero que advierto en el texto del maestro uasdiano es la bien dirigida línea de pensamiento que ha tomado como investigación, a saber, la construcción de una hermenéutica ontológica en donde el ser humano se concibe como sujeto interpretante situado en una realidad, desde la cual se comprende e interpreta a sí mismo. Esto supone una concepción de la realidad como urdimbre y red en la que el sujeto y el objeto están siempre en relación y supone, igualmente, una conexión entre el sujeto y el mundo lograda por el lenguaje o los textos. He aquí el rigor de la hermenéutica contemporánea practicada desde los espacios reflexivos de los grandes pensadores europeos y a los que el maestro Edickson hace gala de conocer al dedillo.

Estos “ensayos reunidos”, como ha declarado el propio autor su texto, tienen como objetivo una “ontología o hermenéutica relacionista” (p. 7) que no pretenden ser una nueva propuesta filosófica, sino una “actitud diferente hacia la realidad” (ibid.). Hay que celebrar esta ruptura con la visión monolítica y metafísica de la realidad a favor de una relación sujeto-realidad mediada por el lenguaje o, lo que es lo mismo, por los símbolos y textos en los que la conciencia se expresa y se configura a sí misma. Ciertamente, nuestra concepción de lo real y de sí mismo se hace en relación contextualizada, en modo alguno somos productos metafísicos o resultados abstractos de nuestra actividad de pensar.

El autor nos dice que “la ontología o hermenéutica relacionista significa que el ser se manifiesta por una confrontación con su antinomia: con aquello que parece “contra-decirle” (p. 9).  En esta relación problemática entre el ser y su otro es que aparece la “relación”. En este sentido, el ser es, ante todo, relación. En otras palabras, la identidad del ser incorpora en sí misma la alteridad. No hay identidad sin alteridad.

El trayecto sistematizador de los ocho ensayos que componen el libro va desde el posicionamiento del saber filosófico en la actualidad, su sentido en tanto que saber ontológico y hermenéutico. Este posicionamiento se realiza bajo el contexto de la posmodernidad en la que el sujeto se redimensiona como un ser interpretante o bien como homo hermeneuticum. Al final se termina con un ensayo sobre la realidad como relación.

En una primera lectura de los contenidos y la bibliografía echo de menos un punto crucial que me gustaría invitar a tomar en cuenta en las próximas entregas: la ausencia de autores latinoamericanos que el maestro Edickson conoce tan bien como a los autores europeos que cita para sostener sus ideas.

Creo importante invitar a los lectores a conseguir este esfuerzo filosófico de uno de los nuestros; no porque sea nuestro (lo que bastaría para adquirirlo) sino para que aceptemos la invitación a pensar y establecer líneas de investigación, sin importar las áreas de especialización, y producir con el rigor académico que amerita una obra de trascendencia.

Espero la segunda parte de estas reflexiones relacionistas y provocadoras. Ojalá el autor analizara la cuestión del sujeto latinoamericano y dominicano a través de esta orquestación conceptual hermenéutica que propone como nueva actitud frente a lo real. Ojalá, igualmente, el lenguaje sea más inclusivo en las próximas entregas, esto nos permitirá ir modelando esta relación entre el lenguaje y el mundo, el pensamiento y la vida de la cual el autor se hace eco y propulsor de nuevas matrices de interpretación frente a problemas tan apremiantes como pobreza y desigualdad.