Cuenta la historia que el hijo de John Lennon estaba pintando un cuadro.  Al ser interrogado por el padre que significaban esos pequeños dibujos, el niño contestó: “’Papá, es Lucy en el cielo con diamantes”’.  “Lucy in the Sky with Diamonds”. Otros dicen que esta canción se origina en las siglas de una droga muy usada en la época, el famoso LSD, y que esta droga, a su vez, por las iniciales de Lucy, Sky y Diamonds.

Un científico,  mucho tiempo después, al analizar la composición del carbono necesario para la creación de los diamantes, determinó que en el planeta Júpiter, el cielo, había las condiciones necesarias para la creación de diamantes. La profecía de Julian Lennon era corroboraba por el laboratorio nacional Lawrence Livermore de Estados Unidos. De modo que no siempre lo que proviene de la imaginación es falso o  deja de hacer sentido. Una hipótesis sicodélica de un niño se convierte en una demostrada teoría científica. Eureka!

Lo decía el escritor argentino Ernesto Sábato cuando decía que no se sabía si al frotar una rana contra tu mandíbula esta podría segregar una sustancia que anestesiara el dolor. Decía Sábato que no siempre el sentido comun es la más lógica de las teorías. Sin embargo, si le dices a alguien que las ranas curan el dolor de muelas, se reirá de ti.

Por su lado, Albert Einstein profetizó: la lógica te llevara de A a B, la imaginación te llevará a todas partes.

Por su lado, los muchachos del grupo de rock británico Tears For Fears dicen que cada quien quiere manejar el mundo a su manera (“Everybody Wants to Rules the World”). Cada quien da su versión de lo que sucede, de lo que le parece mas bien, de lo que considera que se debe hacer o lo que no se debe hacer. En este sentido, el género humano se parece a una hormiguita que construye.

Dice un iniciado que vivimos en un mundo irreal (lo dice el iniciado inglés David Icke). Debieron presentirlo los filósofos mas profundos pero que yo sepa el mas organizado filósofo de la humanidad, el que  pretendió organizar el todo, el mas sistemático, el del edificio mas monstruoso por lo enormidad de su empresa, Federico Hegel no elaboro una teoría definitiva. Tampoco lo hizo Spencer.

Cada quien, como dicen los muchachos de Tears for Fears, quiere dar su versión de mundo a lo que se riposta con lo que decía el dinamo literario argentino Julio Cortázar citando a otro inglés iluminado llamado William Shakespeare (Hamlet, acto 1, escena V): Horacio, hay mas cosas en el cielo y en la tierra que las que sueña tu filosofía! Ergo, Shakespeare prefiguraba la imaginación del hijo de John Lennon.

Para David Hume, el mayor escéptico filosófico, no se puede asegurar que si dejamos caer una pelota al suelo esta llegue al suelo sino que puede decirse que en algún momento solo es posible afirmar que en experiencias pasadas la pelota llegó a contactar con el suelo. Asimismo, aclara que nadie puede conocer nada ajeno a la experiencia y que incluso esta se basa en la percepción subjetiva de uno mismo por lo que nunca proporciona un conocimiento auténtico de la realidad.

Así, los juicios que consideramos definitivos no son sino organizaciones mentales (percepciones del gran  holograma del Universo que según unos iniciados argentinos, son varios). Lo que creemos que es la razón de las cosas no es mas que nuestra ilusión de lo que son las cosas.

Lo decía el reconocido actor hollywoodense Morgan Freeman, protagonista de “Shawshank Redemption”, un hombre muy lúcido cuando aclaraba en el programa de Craig Ferguson (CBS: Late Late Show) que la realidad no era tan real. Propone Morgan el ejemplo de un accidente automovilístico que es observado por varias personas. Cada observador daría una versión del acontecimiento, una versión diferente de choque automovilístico. De modo que la realidad de B no era la realidad de C, porque C podría ver detalles que se le escapaban a B y A podrá ver detalles que se le escapaban a B. Entonces, cual es la versión correcta del accidente automovilístico, es decir cuál es la versión correcta de la realidad?

El filósofo español Ortega y Gasset sostenía lo mismo que Morgan Freeman mucho tiempo atrás cuando hablaba en “Gotas de Fenomenología” de una escena observada por varios testigos. El moribundo (“un hombre ilustre agoniza’’) era visto por un periodista, por un médico, por la viuda y por el policía. Lo que sentía cada uno de ellos era diferente.

El periodista se concentraba en detalles que no miraba el médico y este se concentraba en detalles que no miraba la viuda.  No tengo dato de que Morgan Freeman hubiera leído a Ortega y Gasset. Deberé mandarle un correo  a su agente preguntándoselo? Nos encontraremos en Malibu o en Napa Valley, la tierra de los mejores vinos de California? O será el en desierto de Mojave donde ahora hay una compañía aeroespacial con 300 aviones según me informa un amigo californiano observador de películas en 3D?

Mi conclusión: Tenían razón los muchachos de Tears for Fears en su canción donde hay un solo de guitarra que da escalofríos. Tiene razón Morgan Freeman cuando sabe que a la iluminación se accede por medio de la duda. Con varias décadas de distancia y sin saberlo, Morgan Freeman ha corroborado al filósofo español Ortega y esto es todo un acontecimiento que reivindica a Beverly Hills.