Las proyecciones sobre el desempeño de la economía global son auspiciosas para el 2021. Los organismos internacionales, tales como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), aunque difieren en sus proyecciones mundiales y regionales, coinciden en que habrá un crecimiento significativo durante este año. La actualización del Panorama Económico Mundial del FMI discute además sus preocupaciones sobre el crecimiento económico después de la pandemia y comenta lo que probablemente enfrenten las economías emergentes y de bajos ingresos, a julio de este año.

El BM y el FMI estiman que la actividad económica a nivel mundial se expandirá para el 2021, pero advierten que se deben considerar otros elementos que aparecerán en el período pos-pandemia y que afectarían el avance de las economías. Ambos organismos proyectan que en el 2022 la economía mundial se contraerá alrededor del 1.2%. Según la Comisión Económica para la América Latina (CEPAL), el comportamiento de América Latina sería similar al de los países desarrollados, es decir, crecería en 5.2% en 2021 y luego experimentaría una contracción sustancial en el 2022 y alcanzaría una tasa de crecimiento de 2.9%.

Fuente: www.imf.org, www.worldbank.org y www.mepyd.gob.do; e = estimado / p = proyectado

 

Pese a que estas cifras podrían desbordar el entusiasmo en algunos países, el FMI llama la atención sobre algunos aspectos que podrían afectar negativamente la recuperación de la economía mundial y regional. La actualización de abril del 2021del Panorama Económico Mundial (WEO, por sus siglas en inglés), establece que la recuperación de las tasas de crecimiento económico previos a la pandemia depende del control que cada país logre para detenerla. Este control depende de la adquisición de vacunas y de la proporción de la población vacunada.

Atendiendo a esta disparidad, el WEO reconoce que la recuperación será desigual. Los países de mayor desarrollo serán quienes tengan mejor desempeño. No solamente por el hecho de disponer conocimientos científicos para desarrollar vacunas, sino porque también tienen recursos económicos disponibles para obtenerlas.

Según la revisión del WEO, los países desarrollados han vacunado el 40% de su población y los países emergentes y de bajos ingresos, menos de la mitad de ese porcentaje. Esto divide el panorama económico mundial en dos, aquellos países que esperan la normalización de las actividades económicas dado el control de la pandemia y aquellos países todavía empeñados por evitar el resurgimiento de un nuevo brote del virus, especialmente con la existencia de cepas más contagiosas. Este reporte considera asimismo que América Latina se enfrenta a una tercera ola, al igual que países africanos y del sur de Asia, (WEO, julio 2021).

Los países subdesarrollados enfrentan limitaciones de la política fiscal y monetaria en su lucha contra la pandemia debido al elevado endeudamiento y como resultado del incremento del gasto público para atender la crisis sanitaria, se ha producido un incremento del déficit fiscal. Para financiar este déficit provocado por la pandemia, muchos países han recurrido al endeudamiento público; resolviendo momentáneamente el financiamiento de la atención en salud, pero debilitando las finanzas públicas futuras (o al menos reduciendo el impacto del gasto público en el crecimiento) con el pago de intereses y amortización de capital por la nueva deuda. Esto tendrá impacto sobre el desarrollo del capital humano debido a la deficiencia financiera pública para atender adecuadamente los servicios de salud, educación de la población en general y, en particular, de la mano de obra.

Otro elemento que afecta la recuperación económica de los países subdesarrollados y emergentes es el incremento del ahorro de las familias en los países desarrollados, que ha resultado del apoyo fiscal del gobierno. Lo que compromete el crecimiento de aquellos países que dependen del turismo. La política de apoyo a las familias desaparecerá paulatinamente en los países desarrollados y si al mismo tiempo se tienen expectativas positivas sobre el desempeño futuro de la economía, entonces el nivel del consumo alcanzará nuevamente los niveles considerados normales y, partir de ese momento, el consumo de servicios turísticos retornaría a los niveles existentes previos a la pandemia. En ese momento, se podrá comprobar en qué proporción el crecimiento dominicano depende de ese sector.

El FMI hizo una corrección a la baja de 0.4% para el 2021 en su estimación de la tasa de crecimiento para los países emergentes y de bajos ingresos, debido al lanzamiento con retrasos de sus programas de vacunación. Este organismo internacional también estima que estos países necesitan alrededor de US$200 billones para controlar la pandemia y US$250 billones adicionales para recuperar los niveles de crecimiento previos a ésta. En términos generales, el financiamiento de la pandemia restringe el desempeño de estos países y augura dificultades financieras en el corto y mediano plazos.

Previendo estas restricciones financieras en la que muchos países quedarán luego de controlar la pandemia, el FMI ha creado un fondo de US$650 billones en derechos especiales de giro (DEG) para atender, entre otros, la insuficiencia de activos de reserva (WEO, pág. 13, julio 2021). De este monto US$275 billones se destinarán a los países emergentes y de bajos ingresos, pero el FMI reconoce que sus necesidades de recursos exceden a sus necesidades de acumular activos de reserva, ya que tienen insuficiencias en la cobertura de los servicios de salud, gasto social, y el propio pago del servicio de la deuda.

Es evidente que esta iniciativa discutida en el marco de las reuniones del G7 y el G20 podría beneficiar a los países emergentes y de bajo ingreso si se toman otras iniciativas que garanticen la recuperación de esas economías. El propio WEO propone alguna de ellas como la suspensión temporal del servicio de la deuda, especialmente en aquellos países en los que la trayectoria sea insostenible. Adicionalmente, es preciso lograr extensión del período de repago y reducción de las tasas de interés.

La recuperación de la economía mundial será más desigual, si la misma se inicia en condiciones financieras adversas en los países emergentes y de ingresos bajos. Por ejemplo, la aceleración del crecimiento en los países desarrollados aumentaría la tasa de interés, y en los países emergentes y de ingresos bajos estimularía la salida de capitales, produciendo déficits en sus balanzas corrientes, habría presiones cambiarias y pérdidas de reservas internacionales, sobre todo donde existan tipos de cambio fijos o administrados.

Si no se adoptan las medidas propuestas por el FMI, en estas circunstancias la recuperación económica de los países desarrollados amplificaría las desigualdades económicas y sociales en los países vulnerables y la recuperación mundial, considerando la globalización de los mercados, retardaría la vuelta a los niveles de crecimiento pre-pandemia.

En la República Dominicana, los activos de reserva se han incrementado con préstamos del gobierno central y/o endeudamiento del Banco Central; se ha incrementado el déficit fiscal y como consecuencia de esto el coeficiente deuda-PIB se ha colocado por encima del 70%. Asimismo, existen debilidades en el sector exportador y una enorme fortaleza del comercio importador y un sistema de tipo de cambio fijo. Uno de los escenarios posibles en una economía como la descrita, resultaría en una caída de las reservas internacionales, devaluación, inflación, cesación de pagos de los compromisos internacionales y recesión económica. Es preciso conocer si el gobierno ha contemplado en sus escenarios macroeconómicos alguna medida para evitar estos riesgos. La realidad macroeconómica que caracteriza la economía debe ser la plataforma para proyectar una recuperación duradera.