A un boxeador le preguntaron:

Que placer le proporcionaba su

oficio y respondió: “Lo bien

que se siente uno entre

golpe y golpe”.

Pareciera algo exagerado siquiera hacer la pregunta sobre qué asociación; club u organismo de reunión o de compartir socialmente permanece libre del control de tal o cual partido político. Me parece, que muy a pesar de ser tantas y de tal variedad, los dedos de las manos son muchos que sobrarían para nombrarlas. A la hora de las elecciones en esos organismos “independientes”, siquiera se guarda un poquito de seriedad para disimular las líneas que bajan los partidos para que y por quienes se debe de votar para dirigir la misma, línea a la cual, los miembros independientes social y muchas veces hasta políticamente de esos partidos, sumisamente se postran ante dichas directrices.

A medida que fueron desapareciendo las organizaciones estudiantiles, al igual que la independencia de criterio de los “Honorables”, por igual desaparecieron las intenciones manifiestas para defender derechos comunes y de bienestar para la ciudadanía. Igual destino sufrieron los Sindicatos, los cuales pasaron a ser empresas privadas dirigidas por “Líderes” que se han adueñado de los mismos, pasando sus integrantes de ser miembros a empleados no asalariados pero si bajo un manto de impunidad para poder llevar a cabo el trabajo que realizan. Pero lo más grave de este accionar es lo ocurrido con las instituciones deportivas donde las dirigencias más bien parecen una dictadura que han prolongado en el tiempo bajo la tutela de muy pocos tiranos.

Y no es que desee o quiera dármela de más papista que el Papa, la cuestión es la molestia de ver pasar ante tus ojos la riada embravecida y el como va arrasando con todo lo que implique algún valor moral o institucional dentro de esta Sociedad en la cual nos ha tocado vivir. El malestar es ver como ya en tantas veces he manifestado, el avance desbocado del tigueraje en todas y cada una de nuestras acciones como sociedad. Me parece que políticamente estamos en un estado de equilibrio perverso a falta de una fuerza que obligue al cambio.

Ese tigueraje nos arrastra tanto en la farándula; medios de comunicación y en todo el accionar político, en todos estos ámbitos existen y subsisten el Pablo Ross y otras tantas sabandijas como el que se amparan en esas habilidades maliciosas empleadas solo para el engaño. Considero que con la proliferación de los medios de comunicación se han saturado de tal manera las frecuencias de radio y televisión, que el ocupar uno de ellos es lo suficientemente barato y que de una u otra manera los dueños tienen que ocuparlos.

Este descalabro disfuncional con lo  armónico de las cosas nos está arrastrando cual río desbocado hacia el caos absoluto y no es la primera vez que lo expreso pero, como siempre, esto se olvidará y cuando suceda la catástrofe los teóricos de siempre saldrán con fórmulas sacadas de una bola mágica, como si fuese algo sorpresivo, nuevo, no esperado, dispuesto a sacrificarse oralmente para solucionar los problemas creados por ellos mismos.

Por todas estas actitudes que llevan a cabo los políticos y el tigueraje -sin importar el orden en que se coloquen-, por respeto a ellos, sean merecedores o no, nos cuidamos de llamarles mentirosos, no porque no los sean sino porque son tantas las cosas que hacen y dicen, que la duda nos asalta en saber si estrategia y mentira son sinónimos o si la última se convierte en la primera y deja de ser lo que es o fue. ¡Sí señor!