Ayer es el día anterior al de hoy, pero también significa tiempo pasado próximo al presente; y, por lo demás, ayer también corresponde a tiempos remotos alejados del presente, y en esta significación es cuando podría imponerse la licencia para su pluralización como ayeres.
Prefiero llamarla “la radio de los ayeres” en vez de “la radio del ayer” a la producción radial dominicana de los años 40, 50 y 60, en razón de que se me antoja que “la radio del ayer” debería ser para la radio de los años 70, 80 y 90.
Tengo un tesoro muy bien guardado de la radio de los ayeres nuestros que quisiera de algún modo compartir con mis lectores. Son grabaciones de programas diversos de la radio nacional, como aquel remoto aviso de diciembre de 1948 en el que se decía:
“¡Oiga! ¡Oiga! ¡Oiga! ¡Ponga atención en su radiorreceptor cada segundo a la noticia más importante del nuevo año 1949. Por un expreso deseo de todo el pueblo quisqueyano el Circuito Radial La Voz del Yuna cambiará su nombre el día primero de enero de 1949, a las 12 de la noche, por la siguiente designación de: La Voz Dominicana. No deje de escuchar, como de costumbre, los brillantes y divertidos programas con el patriótico nuevo nombre ¡La Voz Dominicana! ¡La Voz Dominicana! ¡La Voz Dominicana! La primera institución radial de la República Dominicana siempre al servicio del progreso y la cultura en general”.
“Mamita llegó el obispo/ llegó el obispo de Roma/ Mamita, si usted lo viera, ¡qué cosa linda! ¡qué cosa mona!”
“Espere a partir del primero de enero de 1949, a las 12 de la noche, el cambio de nombre acompañado de un mensaje de felicitación para todos nuestros radioescuchas del mundo entero”.
A mediados de los años cincuenta escuchaba, allá en el trasfondo del patio, la radio Philips color caoba, rodeada por adultos variopintas acompañados del “Ron Jaca Especial” o del “Bermúdez Cara de Gato” –con una cara de Tíguere rayao en su etiqueta amarilla-.
El locutor de voz aguardentosa iniciaba el espacio de música romántica con cierto aire de pedantería: “Música es el arte de bien combinar los sonidos y el tiempo para que sea agradable al oído, y toda la música del ayer y de hoy está en la esquina de la calle El Conde y José Reyes en Casanova Music, que presenta a continuación Recuerdos de la Radio del Ayer”.
Y a la 1 y 30 de la tarde, en los años postrimeros de la Era de Trujillo, concurría a un toque de queda capitalino decretado por Don Paco Escribano (Paquita), sobrenombre de Rafael Tavárez Labrador, tomado de la artista española Paquita Escribano.
Para finales de los cincuenta e inicios de los sesenta comenzaba su programa con una musiquita contagiosa y luego cantaba: “Mamita llegó el obispo/ llegó el obispo de Roma/ Mamita, si usted lo viera, ¡qué cosa linda! ¡qué cosa mona!”. Y luego su recomendación sarcástica: “Cuando ustedes vayan a clavar un clavo, pongan a otro a que lo agarre”…
Desaparecida la tiranía trujillista la radio sufrió transformaciones, y asistimos al imperio de Radio Guarachita, la que impuso un mundo musical, desarrolló la radio de servicio social con sus avisos públicos gratuitos e hizo de su lenguaje y estilo un mundo comunicacional particular.
Su música característica y después “Hoy es martes, ni te cases ni te embarques…Hoy es martes, hoy es martes, hoy es martes”…Y otra vez la música característica y de una vez “¡Atención! ¡Atención! Servicio público de Radio Guarachita”, y en el fondo el sonido de un teletipo… (seguirá)