Por motivos conocidos, el mes de febrero suele enardecer el sentimiento patriótico de los dominicanos, dando lugar a frecuentes manifestaciones públicas de veneración por los símbolos patrios, y en especial por la bandera nacional. Es justo enarbolar con orgullo la bandera en tributo sincero a los abnegados ancestros que han construido y defendido la dominicanidad con sus sacrificios y hasta con sus vidas, legándonos su visión de un mundo mejor por el que todos debemos luchar día a día. El culto a la bandera nacional debe servirnos de estímulo permanente para destacar las virtudes cívicas que nos han legado nuestros patricios y próceres, y que nosotros quedamos en el deber de preservar y traspasar fortalecidas a las nuevas generaciones.
Asimismo debemos respetar a los ciudadanos de otras naciones que con pasión rinden homenaje a sus respectivos héroes, izando las insignias que representan su lucha por una mejor vida para sus compatriotas, y sobre todo respetemos a nuestros hermanos iberoamericanos y vecinos haitianos.
Lo que no tiene ningún sentido es exhibir la quema de la bandera haitiana como símbolo de nuestro patriotismo. Ni los haitianos deben quemar la dominicana, ni nosotros maltratar la de ellos. Sencillamente no podemos profesar nuestro patriotismo ni rendir homenaje a nuestra bandera ultrajando la de nuestros vecinos. Respetando los patricios y los símbolos patrios de nuestros vecinos y hermanos de todas las naciones amigas es otra forma de venerar a nuestros héroes y nuestros símbolos patrios. El respeto a la bandera de los vecinos es esencial para la paz y la convivencia.
Aún más absurdo es andar acusando alegremente a los vecinos de quemar banderas dominicanas cuando se nos antoja. Sin embargo, eso ha venido ocurriendo desde hace años (propiciado por un puñado de agitadores), hasta que finalmente se han producido en Haití casos documentados de la quema de banderas dominicanas (como el aborrecible espectáculo escenificado en el consulado dominicano en Puerto Príncipe en días recientes) por haitianos azuzados por extremistas– que los hay de ambos lados de la frontera. Aquellos polvos, estos lodos.
Acusar a los inmigrantes haitianos de ultrajar y quemar la bandera dominicana es una manera de distraer la atención, potenciar el prejuicio latente y abanicar la ira colectiva contra los inmigrantes y sus descendientes dominicanos. Con frecuencia la falsa denuncia ocurre durante la Semana Santa, cuando se celebran las fiestas gagá en las que las banderas juegan un papel estelar, siempre manejadas respetuosamente. Un caso muy bien documentado ocurrió en La Romana en abril 2001, y resultó en la deportación irregular de muchos braceros y el encarcelamiento preventivo de más de cien acusados de quemar una bandera dominicana. En esa ocasión, como en incontables otras, llovieron los artículos y comentarios incendiarios contra la “ofensa” de los haitianos, al grado que, “Durante varias semanas, las noticias sobre la presunta quema de una bandera dominaron los informativos nacionales.”
Cuando el caso fue investigado a fondo por las autoridades dominicanas para someter a los implicados a la justicia, todo resultó ser una patraña de ultranacionalistas que pretendían con esa acción exhibir su pretendido patriotismo:
Sin embargo, cuando el fiscal de La Romana, Dr. Elpidio Peguero, investigó el incidente, no halló prueba alguna de que el grupo hubiera quemado una bandera. De hecho, la bandera que había sido presuntamente quemada había sido tratada con cuidado. Los agentes de la policía local que estaban vigilando el festival declararon que el grupo nunca había quemado una bandera. El alcalde, uno de los organizadores del festival, coincidió con ellos. El fiscal concluyó que la acusación no era más que un intento de los nacionalistas de denigrar a la comunidad haitiana y ordenó la puesta en libertad inmediata de todos los detenidos
http://www.hrw.org/ru/node/80202/section/5
Los episodios de falsas acusaciones de la quema de banderas dominicanas se repiten con cierta frecuencia (cada vez que se considera conveniente o necesario para la causa o para sacar alguna ventaja personal), en algunos casos con fines inconfesables. Un caso bien documentado de diciembre 2013 es el del director del distrito municipal de Santa Lucía en la provincia de El Seibo, de nombre Jhossan Capell*. Este pillo, “…para entretener a la opinión pública y desviar la atención sobre su sometimiento a la justicia por alegadamente malversar 30 millones de pesos”, fue al extremo de filmar un video con la supuesta quema de la bandera por haitianos a las 2 AM. De nuevo, todo fue luego desmentido por los habitantes de la comarca, y el “alcalde” fue acusado de la treta, pero solo después de propagarse como fuego la especie infame en los medios y las redes sociales durante semanas. Sin embargo, el desmentido y la explicación de los hechos fueron prácticamente ignorados por los comentaristas y medios tradicionales, quedando en esa ocasión—como en muchas otras– muchos dominicanos con la falsa imagen de la quema de la bandera por haitianos.
Las patrañas de los oportunistas disfrazados de ultra-patriotas son tan burdas, que casi siempre atribuyen la supuesta quema de bandera a horas de la madrugada cuando no hay prácticamente nadie para presenciar la protesta o afrenta en la penumbra. Todo lo contrario de la lógica, pues se supone que los pirómanos quieren que se vea y se sepa que se está quemando la bandera, el motivo de su acción, y hasta los responsables (aunque sea con caretas). Así se evidencia con el reciente intento de acusar a haitianos de quemar una bandera en Santiago frente a la escuela Padre Vidal de San Jose La Mina a las 6 AM, cuando todavía no había amanecido y faltaban dos horas para abrir la escuela. No hay ningún indicio de que hubo la alegada quema de la bandera dominicana por dos haitianos, solo una denuncia por “comunitarios del combativo barrio San Jose La Mina”. ¿Qué tipo de protesta es esa que no queda registrada por una foto o video, y que fue supuestamente presenciada por pura casualidad por los denunciantes, pues parece que los haitianos hacen eso a escondidas?
http://elnuevodiario.com.do/app/article.aspx?id=413265
http://ensegundos.do/2015/02/24/haitianos-habrian-quemado-bandera-dominicana-en-santiago/
Sin embargo, cuando los ultra-patriotas quieren homenajear a la Patria quemando banderas haitianas, el evento no solo se anuncia con bombos y platillos, sino que rápidamente se reclama el crédito por tan ostentosa exhibición de patriotismo, como en el caso reportado el 19 de diciembre 2013 en Constanza, entonando el himno nacional y con entrevista incluida:
Un grupo de jóvenes de Constanza incendió una bandera del vecino país de Haití, en la plazoleta Los Padres de La Patria, en la entrada de esta ciudad.
Los muchachos rociaron con gasolina la bandera haitiana y durante su quema interpretaron el Himno Nacional de la República Dominicana.
Pregona el vocero de los pirómanos que quemaron la bandera haitiana en retaliación por la supuesta quema de la bandera dominicana en El Seibo, que como ya sabemos fue una patraña del síndico corrupto; y en apoyo a la Sentencia 168/13, como manifestaron ellos mismos al reportero convocado para la ocasión. Si observamos bien el video, no es una grabación espontánea en un celular, pues incluye hasta vistas (segundos 36 a 42) de un artículo de prensa sobre la supuesta quema de la bandera en El Seibo. A eso le llamamos un montaje y una provocación calculada, y hubiese sido interesante preguntarles cómo consiguieron la grande y bella bandera haitiana en Constanza. http://ensegundos.do/2013/12/19/jovenes-de-constanza-queman-bandera-haitiana-video/
http://hoy.com.do/video-jovenes-de-constanza-queman-bandera-haitiana/
Muy similar ha sido el incidente de la reciente (10 de febrero 2015) quema de una bandera haitiana en el barrio de Los Ciruelitos, pues los pirómanos se identificaron con grupos populares de altisonantes nombres (en varios casos desmentidos):
Santiago.- Grupos populares de esta ciudad quemaron la bandera haitiana en un acto público en repudio a los supuestos videos colgados por organizaciones del vecino país amenazando con una revolución contra la República Dominicana.
El acto fue organizado por las organizaciones grupo popular Caamaño Deñó, Jóvenes Unidos con un Propósito, Frente Amplio de Lucha Popular (Falpo), la junta de vecinos Nuevo Renacer y otras entidades en el sector Los Ciruelitos.
José Manuel Fernández, miembro del Falpo pidió la expulsión de los haitianos del territorio nacional y anunció que en los próximos días realizarán una movilización en sectores de Santiago, repudiando la presencia de haitianos que habitan de manera ilegal en esta zona.
http://www.noticiassin.com/2015/02/queman-bandera-de-haiti-en-sector-el-ciruelito-de-santiago/
Como es natural, quien protesta con una acción de esta naturaleza enuncia el motivo de su repudio (aunque esté basado en mentiras), pues de lo contrario, ¿qué significado tiene quemar una bandera en la oscuridad, sin público y sin la oportunidad de pregonar su reclamo o amenaza?
Finalmente los provocadores lograron lo que buscaban, y una pandilla de extremistas haitianos, aprovechando la ocasión de una marcha de protesta pacífica en Puerto Príncipe, escenificó una verdadera quema de la bandera con todas las de la ley y además en el consulado dominicano, en protesta por el “anti-haitianismo de los dominicanos y el aun no esclarecido linchamiento de Tulile en el Parque Ercilia Pepín de Santiago”. Esta vez la quema fue a plena luz del día, se hizo en un escenario bien concurrido y simbólico, fue grabada y documentada ampliamente por diversos medios, y el mensaje de protesta y reclamo se escuchó con claridad. Y la afrenta a la bandera dominicana fue prontamente denunciada y rechazada– por los organizadores de la marcha pacífica en Puerto Príncipe y por el gobierno haitiano, así como por todos los dominicanos al unísono — como un acto de barbarie, contraproducente, y destinado a provocar el odio y la violencia entre pueblos hermanos.
No nos dejemos provocar por las pandillas que queman banderas, sean dominicanas o haitianas, y mucho menos por los tigueres que aviesamente denuncian- sin ninguna prueba- que los inmigrantes haitianos ultrajan y queman banderas dominicanas en nuestras propias narices. El quemar banderas bajo ninguna circunstancia es un acto patriótico, y acusar falsamente al vecino de quemar banderas es un acto de lesa patria, porque lo único que provoca es poner a la Patria en una situación comprometedora. No solo debemos prescindir de quemar la bandera haitiana, sino también dejar de acusar alegremente a los haitianos en República Dominicana de quemar la nuestra. Rechacemos a todos los que se presten a esta vagabundería con la contundente sanción del silencio, sin dejarnos provocar por los extremistas de ambos lados del Masacre a una peligrosa escalada de intolerancia y violencia sin sentido.
*Entre otras muchas incongruencias este episodio fue reportado el 12 de diciembre 2013 en primera instancia como supuestamente parte de una celebración gagá, algo insólito pues el gagá solo se celebra en Semana Santa.
http://www.alternativasnoticiosas.com/2013/12/haitianos-queman-bandera-dominicana-en.html