“La excelencia, entonces, no es un acto singular, sino un hábito.” – Aristóteles
La búsqueda de la excelencia no es un chuflai: no es fácil, no hay gratificación instantánea, pero el premio bien vale la pena. La buena noticia es que la excelencia es asequible a mediano plazo en base a la buena estrategia, mucho sacrificio y tesón. Bien vale la pena la persistencia en la búsqueda de la excelencia.
La excelencia educativa, sobre todo, requiere de tiempo: no se puede festinar. Tiemblo cuando escucho la sugerencia extemporánea de sustituir una prueba de aptitud académica que ha requerido más de medio siglo y muchos recursos para alcanzar la excelencia, y que se sigue mejorando continuamente por un nutrido equipo expertos, por una hipotética a ser desarrollada localmente con premura y recursos limitados, o alternativamente, a un costo mucho más alto por prueba aplicada.
La PAA del College Board evalúa el potencial académico del estudiante de habla hispana para proseguir estudios universitarios, es decir, sus destrezas de razonamiento verbal y razonamiento matemático. No pretende evaluar los conocimientos curriculares específicos del estudiante, sino su preparación (aptitud) para emprender con éxito estudios académicos o profesionales a nivel superior. Desde 1964, la organización sin fines de lucro fundada en 1900 por las principales instituciones de la educación superior estadounidense viene aplicando su prueba de aptitud académica en español, originalmente inspirada en su clásica “SAT” en inglés que data de 1925 en su versión original, para coadyuvar en el proceso competitivo de admisiones universitarias a programas de Grado. Hace más de medio siglo, inició en Puerto Rico con unos 11,000 solicitantes a cinco universidades; hoy la PAA, especialmente diseñada para poblaciones hispanohablantes y adecuada a las condiciones educativas de Latinoamérica, se aplica a todos los solicitantes a universidades puertorriqueñas y a más de un millón de estudiantes en una decena de países latinoamericanos, tanto en universidades estatales y privadas de Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay. En algunas instituciones, como la Universidad ORT de Uruguay, es un requisito para acceder a becas concursables; en la mayoría de las instituciones es prueba obligatoria para todos los estudiantes de nuevo ingreso, en todas las carreras, como es el caso del INTEC en Santo Domingo desde hace más de una década.
Uno de los argumentos esgrimidos por algunos críticos de la utilización de la PAA como criterio de selección de los estudiantes para el programa de formación de docentes de excelencia es que no es de factura nacional y por tanto se alega que no es adecuada al contexto local. La finalidad de la prueba no es evaluar los conocimientos académicos o curriculares que tiene el estudiante al finalizar la educación media, sino su capacidad para cursar estudios universitarios, basándose en su razonamiento verbal y matemático. Son destrezas que no son especificas de un programa curricular o una cultura nacional, pues doce o mas años de escolaridad deben trascender lo local en cuanto a la capacidad para el manejo de la lengua escrita y la solución de problemas en base a razonamiento matemático. Estos son requisitos mínimos para poder aprovechar las oportunidades de aprendizaje en el nivel superior, y no dependen de haber leído un corpus literario y científico específico, pero sí de tener un nivel adecuado de comprensión lectora y razonamiento lógico.
Un ejercicio típico de razonamiento verbal en la PAA es proveer un breve texto, seguido de preguntas, cada una con opciones de respuestas de selección múltiple para evaluar la comprensión lectora y competencia lingüística. Como ejemplo, en un texto de 59 líneas, el primer ítem es:
En la lectura, la palabra “hurgó” se puede sustituir por A) persiguió. B) buscó. C) tocó. D) escondió.
El párrafo que contiene la palabra “hurgó” reza:
Fue ternura a primera vista. Llegó de la mano de su padre, hurgó en el nuevo espacio intentando hacer un reconocimiento hasta que se dio cuenta de que era un espacio pequeño. Había bebido de la mañana su mejor parte y se le escapaban rayitos de sol por los ojos. Parecía perderse entre las partículas de aire, como hilvanando ficciones en un mundo alterno.
El propósito no es recitar una definición de diccionario de “hurgar”, sino de comprender el sentido de la palabra en el contexto, utilizando la lógica verbal para escoger la mejor opción. El College Board instruye a siempre leer todas las opciones de respuesta antes de seleccionar, descartando las que de seguro no aplican. Insertando con calma las opciones en el texto en sustitución de “hurgó”, se puede encontrar la respuesta correcta para el sentido de la palabra en este texto.
Para responder no se requiere de ninguna información no contenida en el texto provisto, solo de la capacidad de comprender la lectura y responder a las preguntas, siguiendo las reglas y pautas transparentes que establece el College Board. A pesar de ser elaborada por un equipo internacional de técnicos educadores desde la oficina del College Board en Puerto Rico, ni las lecturas ni las preguntas utilizan un vocabulario o expresiones particulares al habla coloquial boricua, y precisamente por eso la PAA es utilizada en instituciones desde el Río Bravo del Norte hasta el Río de la Plata. En todo caso, los dominicanos tenemos culturalmente mucho más en común con los puertorriqueños que los mexicanos, peruanos o uruguayos. No es verdad que los estudiantes dominicanos sufren alguna desventaja por sesgo cultural al ser evaluados con la PAA.
Los ítems de razonamiento matemático no requieren de conocimientos de trigonometría ni calculo diferencial e integral y un ejemplo es suficiente para demostrar que la falta de adecuación local no es un factor en el pobre desempeño de muchos de nuestros bachilleres:
Un boleto de la lotería costó $10 y fue premiado con $27,000. Al pagar el boleto, Juan aportó $2, Andrés $3 y Pedro $5. El premio se dividió proporcionalmente a lo aportado.
¿Cuánto recibió Pedro? A) $18,000 B) $13,500 C) $8,100 D) $5,400
Juzgue usted, amable lector, si es demasiado exigencia pedir a los aspirantes dominicanos a becas para formarse como docentes de excelencia tener la aptitud mínima para aprovechar las oportunidades de aprendizaje a nivel superior. ¿Están ellos en desventaja frente a los demás latinoamericanos por algún sesgo cultural o lingüístico en la formulación de la prueba desde la oficina del College Board en Puerto Rico? ¿Cuál sería entonces el motivo para eliminar el requisito de la PAA o sustituirla por una prueba elaborada localmente?
Parafraseando la reciente sentencia del pasado rector de INTEC, Dr. Rolando M. Guzman, en La formación de maestros y la Normativa 09-15, la excelencia no es necesariamente inasequible a nuestros estudiantes. Ellos no necesitan pruebas menos exigentes, requieren mejores oportunidades de aprendizaje en nuestras instituciones escolares. No echemos la culpa al carácter internacional de la PAA del College Board; mejoremos la preparación de todos nuestros bachilleres, pero sobre todo de los que aspiran a ser docentes.
No abandonemos la búsqueda de la excelencia en la formación de nuestros futuros docentes a destiempo. Nuestro obstáculo no es la PAA ni las otras exigencias que la Normativa 09-15 hace a los programas de formación de docente, sino las pobres oportunidades de aprendizaje que siguen teniendo muchos de nuestros niños y jóvenes en escuelas y liceos. La solución es mejorar las oportunidades educativas e incentivar un mejor desempeño escolar para seguir aumentando el universo de candidatos meritorios aplicando a los programas de formación docente.
Hagamos la búsqueda de la excelencia una rutina, no la excepción.
N. del A.: Que se considere requerir la prueba PAA a los candidatos a becas financiadas con fondos públicos para todas las carreras universitarias, así como comprobar la necesidad económica de la familia, para coadyuvar en un uso más eficiente de los recursos disponibles.