El domingo 8 de julio, al filo del mediodía, cerca de 400 ciudadanos cubanos se lanzaron a la calle en la ciudad de San Antonio de los Baños, a unos 30 kilómetros de La Habana. Hubo una convocatoria el día anterior, en la noche del sábado. Municipio con menos de 50 mil habitantes.
El Movimiento San Isidro al grito de “Patria y Vida”, título de una canción del líder del grupo, viene gravitando desde el año 2020. Durante casi una hora marcharon sin ser reprimidos. Un video fue publicado por un canal 14ymedio de la oposicionista Yoani Sánchez. Su difusión por las redes sociales sirvió de estímulo para que otras personas y grupos lo imitaran en más de 15 ciudades incluyendo la capital donde un grupo de alrededor de 50 manifestantes se atrincheró en el Paseo del Prado, del barrio La Habana Vieja.
El presidente Diaz-Canel se presentó en el ojo del huracán iniciador. Y luego por la televisión declaró que reconocía los motivos de las protestas que obviamente se han recrudecido con la pandemia y que han derrumbado la industria del turismo. Se reconoció que muchos revolucionarios se unieron a las protestas, al tiempo que identificaron grupos mercenarios que alentados desde el extranjero con dinero fresco y logística por agencias de inteligencia foránea con vasta experiencia en la desestabilización del sistema socialista cubano.
Al día de hoy el gobierno cubano bajó una línea para que ningún sector y organismo de seguridad del Estado respondan violencia con violencia y haya represión cero, evitando con eso cualquier desenlace trágico. En su lugar van a las calles los militantes comunistas. La tensión se mantiene, pese a la erradicación de las marchas y protestas.
Una víctima trágica fue Diubis Laurencio Tejeda, de 36 años, en protestas en el municipio de Arroyo Naranjo, cerca de La Habana.
Desde 1994 no se veía una onda de protestas como la actual, conocida como el “Maleconazo”. Yo fui testigo de cómo el mismo Fidel Castro llegó a Centro Habana y se introdujo al barrio capitalino umbral de las protestas.
¿Cómo se ha recrudecido el bloqueo desde 2017?
Las restricciones a Venezuela hacen mella en el fornecimento de energía eléctrica que lleva a largos apagones diarios de hasta 6 horas seguidas en casi todo el territorio cubano, en ciudades pequeñas a excepción de las grandes como La Habana, Santiago de Cuba, Camaguey, Santa Clara, Holguín, entre otras con más de doscientos mil habitantes. Hacer eso con pequeñas ciudades hirió el sentimiento de miles de afectados que obviamente sienten que los tienen al margen o “últimos de la fila”, y si unimos eso al verano caribeño con fuerte calor y plagas de mosquitos, la ebullición social haría saltar todo en acciones cuasi espontáneas inusitadas e imprevistas.
El mercado negro, o mercado paralelo, a la sombra de las autoridades divide a la sociedad entre quienes pueden acceder porque reciben dólares y los que no. A eso se une la desaparición del peso convertible que generó pérdida de quienes lidian con negocios, turismo, y quienes reciben remesas.
El fuerte impacto de la pandemia ligado al recrudecimiento del bloqueo hizo que la economía rodara por el suelo perdiendo más de 8 puntos porcentuales en su producto interno bruto. El PIB de Cuba es superior al de RD y semejante al de Puerto Rico (datos del FMI). Esto obligó a recortar en un 30% todas las importaciones, incluidas las materias primas, combustibles, medicamentos, comida enlatada. Aun así Cuba supo responder con uno de los mayores niveles de aciertos en salud, al punto que hoy es el único país caribeño y latinoamericano con varios candidatos vacunales y uno ya aprobado por la OMS, entre esas están la Abdala y la Sobena 2.
Al momento de este artículo redactado, los casos de covid-19 son menos de trescientos mil a la fecha. Con menos de mil seiscientos óbitos. Si proporcionalmente comparado con su histórico rival, EEUU, es como si hubiesen muerto por covid-19 menos de cien mil norteamericanos y no los más de seiscientos mil, y que infectados fueran menos de un millón y no los treinta millones confirmados.