Basta decir Octavio Paz. El padre de lecturas obligatorias para varias generaciones suele no necesitar más referente que su nombre. Pero al pensar en él evocamos al poeta, al ensayista y nos desentendemos de la rica y condensada narrativa que nos brinda, cargada de magia toca tímidamente el surrealismo, una prosa de una poética ineludible pero pulcramente delimitada por los cánones del cuento.
"El ramo azul", publicado dentro de "Arenas movedizas" (1949), cabe como buen ejemplo, un hecho compacto donde Paz nos demuestra su maestría en el cuento. Una pieza que bien podría llamarse simple, en apariencia y por el contexto, pero cargada de capas de interpretación. Dentro de este texto uno de los puntos dignos de análisis es el manejo de los personajes, o en específico del personaje ausente.
La estructura de este cuento es simétrica; por lo que se verá en la trama intervienen cuatro personajes, dos de ellos desarrollan la acción, un tercero que está presente pero no influye en la acción, y una cuarta que sin estar provoca la acción. Esta última es la que nos incumbe: La tradición dicta que "el novelista presenta a los personajes a base de colocarlos en situaciones especificas y de hacerles actuar en esas situaciones" (J. Sauvage) pero en este caso tenemos a un personaje que no se muestra pero se nos insinúa desde el primer párrafo y que recorre el cuento como una personificación inversa. Este fenómeno no se excusa por ser en el género del cuento. Este cuarto personaje, en apariencia plano, proviene de un "largo y complejo proceso de madurar importantes decisiones morales" (Charles Baxter) lo que lo hace ajeno al genero y como solución y estrategia Paz no lo incluye sino que lo mantiene en un estrato superior.
Según Irving Howe en un cuento breve "la circunstancia eclipsa al personaje, el destino se impone sobre la individualidad y una situación extrema sirve como emblema de lo universal", pero en este caso para crear esa "situación extrema" el autor se vale del personaje de "la novia" y los hechos desencadenados de esta situación son resultante directa de esta; hay personajes desarrollando una acción, pero el conflicto real escapa a estos personajes. Este conflicto, dado de forma clásica (protagonista en búsqueda del objeto de deseo), escapa a los cánones del cuento y esta pequeña situación sirve "como emblema de lo universal"
Desenvolver la trama original implicaría una enorme novela que explique la prosopopeya mujer-noche, o por el contrario, un verso que evoque o apele al carácter universal de este sentimiento. Sin embargo Paz nos deja vaticinar mediante la anécdota, la compleja trama y las variantes infinitas de lo no-contado, nos deja expectantes mientras "la noche era un jardín de ojos" (Arenas movedizas 1949, El ramo azul, Octavio Paz).