Porque… Enfermizamente, pero sin esfuerzo, nos gusta ser los primeros
La dignidad no consiste en poseer honores, sino en merecerlos. Aristóteles
Son innúmeras las cosas de las cuales nos jactamos de haber sido los primeros, y esto lo pregonamos sin ningún sonrojo. Pero vaya paso por paso y se dará cuenta de que en contadas cosas lo hemos sido, prácticamente, en nada. Siquiera en la corrupción o el clientelismo político, lo cual ha sido como tantas cosas, una vulgar imitación. Pero nos sentimos regocijados porque algunos aprovechados de otros países vienen a “solidarizarse” y aprender cómo diablos eso se puede hacer a lo público, sin que la justicia haga nada, sin que nadie haga una larga visita a la cárcel.
Y es que más que primeros, hemos sido descarnados copistas, mediocres y vergonzosos imitadores que luego pretendemos hacer esas cosas como originarias nuestras sin que nos haya costado esfuerzo alguno. El azar por su parte, ha jugado su papel en este asunto. Los primeros en ser descubiertos o conquistados. Nada nos costó, sin esfuerzo, pero lo presentamos como nuestra mayor proeza. La Primera Catedral pero sin poner una sola piedra y prosiga usted con la larga lista porque así hemos sido y así continuamos.
Un mediocre pretende perpetuarse como efectivo y creativo en su puesto y copia la puerta de Brandeburgo la cual presenta como algo creativo, donde ni siquiera el arquitecto tuvo apuros en plasmar su firma en este adefesio, pero nada paso. Los recursos utilizados y mal gastados entran dentro del culto a la personalidad, como parte del paquete del clientelismo político-militar para lo cual no hay ley alguna que funcione.
Somos tan especiales que solo esperamos el triunfo profesional de un deportista para declararlo como dominicano, para ser los primeros, aun nunca haya pisado el país y mucho menos hayamos hecho algo para su formación. Primeros, solo en indelicadezas y en acciones faranduleras.
Primeros en no haber agua ni luz, pero si “Brillante Navidad” y piscinas para el burgo; primeros en edificaciones hasta detrás de las letrinas, para que sirvan de escuelas aun en el lugar no existan alumnos para medio ocuparlas y mucho menos profesores para impartir enseñanza; primeros en disponer del presupuesto de educación para edificaciones tan cercanas que más bien en algunos lugares, parecen edificaciones para albergar desamparados de techo y hasta de alma y juicio; primeros en creer que el aumento del presupuesto era la solución del problema educacional, cuando el mismo ha sido político, y los “compañeritos” para los cuales el partido o el comité son y han sido más importantes que el asunto educativo.
Además, somos con orgullo, los primeros donde una posición de dirigencia, vamos a decir, por algo decir, “educativo”, donde se pueden destinar recursos para el clientelismo y proselitismo político de amigos y hasta de familiares, sin que la utilización de los mismos le llame la atención a autoridad alguna, porque al parecer y por igual, son “los primeros” donde a pesar de todo eso, las cuentas siempre cierran en cero.
Por igual somos primeros en haber creado toda una gama de manipuladores faranduleros, oralmente defensores a ultranza de la “Patria”, porque chupan de las ubres del Estado ellos y además su prole. A eso en el pueblo sumiso, pendejo y con complejos de “primerizo”, se le dice; “con el mazo dando y a Dios rogando”.
Aunque, por encima de todo lo anterior, soy fiel creyente que como los amores que nos inclinan a creer que siempre habrá un día mejor, y aunque vivimos en una fantasía de país donde los políticos viven presos de la simplicidad de sus ambiciones y sus utopías de eterna grandeza y miserable moralidad, por encima de todo esto y de todos… ¡Creceremos! ¡Si señor!