Muchos son los amigos que se me han acercado para comentar lo sorprendidos que se encuentran ante la manera en que el veteranísimo abogado, historiador y experto comunicador Euclides Gutiérrez Feliz ha caído en una red que parece haber sido tejida por el mismo, al enfrentarse de una manera inexplicable a las denuncias difundidas en el programa de la también veteranísima amiga Nuria Piera.

Los sorprendidos amigos no entienden porque una persona tan curtida en las lides políticas ha perdido de vista la realidad de las dos dimensiones en que desde el punto de vista de la opinión pública se divide un enfrentamiento entre un político y un representante de los medios de comunicación. Una la legal y otra la perceptual.

Este "affaire" encierra dos espacios que corren de manera paralela y que por esa razón nunca podrán encontrarse. La denuncia en cuestión en lo referente a la deuda de Gutiérrez Feliz con la CDEEE, es real y documentada y cae perfectamente dentro del esquema de las denuncias políticas que se vienen dando en nuestro país. La que implica una relación de sus haberes con su posición dentro del gobierno, es harina de otro costal y cae dentro del ámbito de la justicia y la legalidad.

Lo cierto es que ambos pudieran tener razón en sus argumentaciones. Nuria porque es su misión como periodista de investigación auscultar todos los movimientos y acciones de los políticos y funcionarios del gobierno, labor que ha venido desarrollando con marcado éxito a través de las últimas décadas.

Por su lado Gutiérrez va en defensa de su nombre y su dilatada trayectoria política y profesional en el ámbito del derecho, la  historia y del profesorado universitario que ha ejercido durante largos años en distintas etapas de su vida.

A nuestros amigos y colegas les ha sorprendido también que en su posición defensiva el funcionario objeto del cuestionamiento público, haya involucrado a empresas anunciantes en su intimación a la comunicadora Piera, dándole un matiz de mayor complicación a su demanda.

Ese solo ingrediente coloca en posición defensiva a la mayoría, por no decir a toda la prensa nacional, por aquello de poner su barba en remojo cuando la del vecino comienza a arder, colocándolo en una posición de "perder, perder" en la percepción de la mayoría de la población dominicana.

En fin, Euclides Gutiérrez al desistir de su intimación a los anunciantes parece haber seguido los consejos del líder de su partido y Presidente de la República Leonel Fernández cuando en situación similar con otros funcionarios de su gobierno señaló que "con la prensa no se pelea", bajo ninguna circunstancia.