Post-truth fue declarada por el diccionario de Oxford la palabra del año 2016. Los letrados de la buena ortografía castellana la traducen en la forma de posverdad, considerándola preferible a la de post-verdad con “t” y “guion”. Posverdad se refiere a “circunstancias en las que los hechos objetivos influyen menos a la hora de modelar la opinión pública que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal”. 

Desde hace tiempo tenemos problemas con la verdad y con la realidad, ahora la verdad puede no existir o reducirse a la realidad de las emociones y las creencias de las personas. La verdad es lo que yo creo. También se pueden dar hechos alternativos a los que la realidad presenta. Existe la realidad virtual en la que se suele creer como alternativa a los hechos observados en el mundo, del que se dice es real. Así tenemos que reafirmar que cuando estamos hablando de la realidad nos referimos a la realidad real, que en la mayoría de los casos es nuestra realidad y no es tan real.

La posverdad no se deriva de lo que existe como hechos concretos, sino de la verdad de nuestras emociones de nuestras creencias. No es fácil hablar de la verdad, aunque es más difícil decirla. Hace tiempo en los libros sobre el materialismo dialéctico al mismo tiempo que se hablaba del espacio y el tiempo como formas de materia se establecía que la verdad era relativa, que lo que es verdad hoy podía no serlo mañana,  que en tiempos lejanos la cuadratura de la tierra era la verdad del planeta, pero dejó de serlo por la construcción de otra verdad o porque el medio donde se aceptaba la cuadratura de la tierra como una verdad cambió. Con tantas verdades resulta difícil decir que la tierra no es cuadrada o que nunca lo ha sido, pero es más difícil considerar que de nuestra ignorancia no se pueden derivar verdades científicas, ya que con esta sólo podemos tener creencias circunstanciales conformadas por el conocimiento de la época.

La verdad, dijo John Rawls, es la primera virtud de los sistemas de pensamiento, pero es una virtud que todos hemos perdido o quizás nunca la tuvimos desde los tiempos de Eva y Adan, pues a nuestra llegada el paraíso éste se convirtió en nido de mentiras y la verdad se perdió en boca del único hombre y la única mujer, como hemos perdido la justicia como la primera virtud de las instituciones o también estas nunca han sido justas. 

Ahora no hay sexos, sino géneros, y ser hombre o mujer no se determina por elementos anatómicos o fisiológicos que pueden determinar la condición de varón o hembra. Se es mujer con la sola creencia de serlo y se es hombre por el mismo criterio. Un día seremos Pegaso por el sólo hecho de creérnoslo sin ponerlo nunca a prueba desde una torre que cambie de súbito nuestra realidad. También podemos creernos inmortales.

Podremos creernos cualquier animal del cual se deduzca su propensión a los actos de nobleza y no habrá metáfora cuándo estimemos que somos perros por la lealtad de animales tan nobles. Viendo a los perros tal vez muchas personas quisieran ser como ellos y otros creerse que lo son haciendo verdad lo que en este momento únicamente se limita a los géneros.

Los desacuerdos sobre la verdad son viejos y se dice que ésta, la verdad, dependen de la comunidad donde se diga y de quien la dice. Cada pueblo tiene sus verdades y cada hombre también.  En los juicios o en los procesos judiciales es una situación donde se suelen ver verdades distintas: las de los testigos, las de los abogados de la defensa, la del ministerio público y la que los jueces se forman. Todas estas verdades se dicen de acuerdo con el orden de la sala, en el que cada uno dice lo suyo y el juez dice la última verdad, que no es la verdad final porque falta la que creemos todos como opinión pública.

De este modo estamos llenos de verdades que no sabemos qué hacer con ellas y sólo nos quedan preguntas para hacer otras verdades, cada quien a su gusto. Tomemos el caso de la jueza Awilda Reyes y con la mayéutica socrática procuremos conseguir verdades que nunca vamos a encontrar, sólo preguntemos: ¿Awilda Reyes es una heroína acusada en un juicio político en el que ha sido tomada de chivo, o de chiva expiatoria, para ocultar toda la podredumbre de la justicia?  ¿Awilda Reyes es una jueza corrupta que acepto sobornos de narcotraficantes y de sicarios para decidir en juicios a su favor? ¿Awilda Reyes era parte de un tinglado de corrupción mayor de muchos involucrados y de jueces mayores, consejeros y políticos que han decidido sacrificarla? ¿Qué verdades tomamos o qué verdades nos formamos?

¿Declararemos la inexistencia de la verdad y en el modo de posverdad dejaremos sueltas nuestras emociones y creencias confiando sólo en ellas como al que se le enciende un bombillo o sólo separaremos lo oscuro confuso de lo claro y distinto para salir de nuestras dudas?
 En vez de las verdades nos quedaremos con la duda cartesiana, la duda metódica, para buscar otras verdades sin creer en ninguna de las que nos dicen porque para saber la verdad ningún método sirve, sólo basta creer que nos mienten. Esto último que parece ser la única verdad.