La participación femenina en la política es cada día más evidente y necesaria, aún nos falta mucha más representación y activismo. En República Dominicana en los cargos del gabinete que acompaña la gestión presidencial, apenas 3 de 22 ministerios, están encabezados por mujeres hoy en día. Un país donde del total de la población el 50.2% son mujeres y del padrón electoral las mujeres representan 52%, es incoherente que el protagonismo de la mujer sea mínimo en las posiciones de poder.
Las mujeres debemos asumir nuestra responsabilidad de ocupar los espacios que nos corresponden a todos los niveles políticos y productivos de nuestro país. La presencia femenina en política se espera que para el 2020 en las boletas de todos los partidos sea imperante por las cuotas de paridad de género de 60-40%, aunque lamentablemente la sociedad aún machista en la que vivimos asume que el 60% corresponde por naturaleza a los hombres, y no es así. Deberíamos ser 50-50%, opinión muy personal.
Puede que muchas mujeres no sean tan conscientes de estos derechos y deberes y de cómo el involucrarse en cargos públicos o de incidencia social, puede aportar a gestar cambios que impacten de manera positiva en la calidad de vida de las personas. Las mujeres por naturaleza somos dadoras de vida, criamos nuestros hijos y cuidamos a nuestros familiares que son adultos mayores; nos encargamos del hogar, además de tener intereses personales de desarrollo que nos han llevado a ser cada día mas profesionales y grandes trabajadoras, somos aproximadamente el 60% de la matricula universitaria, factor que nos hace estar capacitadas para asumir los roles por los que luchamos.
La mujer en la política tiene una perspectiva diferente, pues esa naturaleza de responsabilidad y multiplicidad de roles que tenemos nos permite identificarnos fielmente con las necesidades de ambos géneros y de los diferentes segmentos de edades que componen la población, desde los niños y niñas hasta los adultos mayores. Las mujeres somos además las mejores representantes de nosotras mismas, cómo no tomar y alcanzar esos cargos donde podremos gobernar, legislar y aportar para la mejoría de las condiciones de vida de nuestro género, de la infancia y de las familias en general?
Pero cómo vamos a ser elegidas si no nos consideramos elegibles? Si no sacamos la cara y alzamos nuestra voz, si no nos involucramos en organizaciones políticas y en instituciones de aportes sociales? Es cierto que puede representar un sacrificio más, que conlleva entregar mucho tiempo, que debemos continuar con los otros roles que tenemos simultáneamente; sin embargo, qué sacrificio tan hermoso y satisfactorio el trabajar y dar lo mejor de nosotras para ver el cambio que anhelamos para nuestra sociedad y que se reflejará en nuestras vidas y en las de nuestros hijos e hijas.
Mujeres, motivémonos unas a otras a participar, demos esa mirada desde las circunstancias que todas tenemos como madres, como hijas, hermanas, compañeras, como adultas o como jóvenes, una perspectiva de mujer.
No abandonemos los espacios que nos corresponden, seamos firmes en nuestra participación política. Son abundantes los retos, los mitos, las opiniones a veces poco esperanzadoras. Es nuestra responsabilidad ir en contra de la discriminación que aún pueda existir y de los mapas o estereotipos que puedan haberse concebido sobre nosotras. Las mujeres podemos! Las mujeres estaremos representadas en el 2020 si cada una de nosotras se integra a esta dinámica participativa, es nuestro deber y nuestro derecho.