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En la primera parte de este trabajo, publicado el viernes día 13 del presente mes de noviembre de 2015 en este medio de comunicación, hicimos una especie de análisis de los planteamientos que hiciera el empresario don Franklin Báez Brugal en el evento celebrado con motivo del 53 aniversario de la Asociación de Industrias de la República Dominicana. En este evento el Sr. Báez Brugal pronuncio el discurso central, y muy bien aprovecho el escenario para expresar una serie de quejas y sugerencias relacionadas con el ambiente en el cual las empresas industriales han tenido que desarrollar sus actividades a través de los anos.

Sus planteamientos, por lo contundentes que fueron, han sido interpretados de diversas maneras por sectores empresariales y de otros estamentos de la sociedad nacional. Pero es evidente que no hay que quitarles meritos a los mismos aun cuando no hayan sido del agrado de algunos funcionarios que los asumieron como críticas al trabajo de las presentes autoridades, cuando esa no fue la intención.

Por lo que hemos visto posteriormente, la idea era hacer un llamado de atención sobre los diversos obstáculos que afectan la competitividad del sector industrial con miras al desarrollo sostenible de las exportaciones, entre otros aspectos. Se ha resaltado en más de una oportunidad la falta a través del tiempo de una política pública definida que tenga como propósito orientar las actividades productivas nacionales al mercado internacional tal y como lo han hecho otros países que han tenido cierto éxito en la superación de los altos niveles de pobreza y desigualdad que han afectado a sus sociedades.

Cuando una economía decide orientar sus actividades productivas al mercado internacional lo primero que tiene que hacer es adoptar políticas definidas y consistentes para eliminar los obstáculos que le impidan a sus sectores productivos ser competitivos y eficientes, tanto desde el punto de vista institucional como desde el punto de los incentivos y facilidades que sean requeridos. En un ambiente de esa naturaleza, el Estado tiene que actuar como un colaborador y un facilitador, y el empresariado tiene que hacer su papel ejecutando las inversiones y las diligencias de lugar para que sus empresas puedan alcanzar los niveles de competitividad requeridos.

No es suficiente con que se gasten fortunas haciendo estudios y desarrollando documentos mediante la contratación de unos expertos extremadamente caros para que se nos repita lo que todo el mundo sabe. La experiencia nos indica que estos estudios, luego de que se elaboran, hacen un cierto ruido y luego se archivan sin que se encaminen las acciones recomendadas. Y ahí se quedan. De tanto repetirlo, aquí todo el mundo sabe lo que hay que hacer. Esta ha sido la experiencia hasta el momento.

Más bien lo que se ha percibido hasta el presente es una lucha permanente entre las autoridades de turno y los líderes empresariales, cada quien defendiendo sus argumentos y sus intereses, cuando lo que debería primar es la colaboración y el entendimiento sobre los temas centrales que deben ser enfrentados con la participación y el papel que le corresponda jugar a cada quien, con voluntad política de por medio.

El Estado tiene que actuar como un colaborador y un facilitador, y el empresariado tiene que hacer su papel ejecutando las inversiones y las diligencias de lugar para que sus empresas puedan alcanzar los niveles de competitividad requeridos

El Estado debe trazar políticas consensuadas y ofrecer las facilidades requeridas, y el sector empresarial hacer las inversiones en una ambiente de estabilidad de precios, de seguridad jurídica y de fortaleza institucional. Cuando se hace consenso, los objetivos y los propósitos deben ser definidos como una primera prioridad y luego desarrollar las acciones de manera consistente, superando el acostumbrado accionar en función de coyunturas pasajeras.

Si bien se analizan, hay que admitir que las criticas, quejas y sugerencias del empresario Báez Brugal se encaminan en esa dirección. El presidente Danilo Medina así lo ha entendido y no desde ahora, puesto que cuando elaboro su programa de gobierno para las elecciones del 2012 definió sus prioridades en materia económica en cuatro grandes sectores, que fueron más o menos los siguientes:

El sector turístico como la locomotora de la economía nacional, el sector industrial como base para promover las exportaciones y generar empleos formales; asistir y apoyar el sector que agrupa a las pequeñas y medianas empresas (pymes) y hacer lo mismo con el sector agropecuario.

Si bien se valúa el accionar de estas autoridades, se podrá observar que han sido más que consistentes en dar cumplimiento a esas promesas de campaña. Los primeros que así lo han reconocido han sido los propios empresarios, incluso en el mismo escenario en que pronuncio su discurso del Sr. Báez Brugal.

En ese ambiente, el Sr. Campos de Moya, Presidente de la Asociación de Industrias, proclamó la necesidad de una mayor integración del sector "para que no sea el Gobierno quien lo resuelva todo" y agrego que ha llegado el momento de que como sociedad "dejemos atrás ese régimen paternalista al cual nos hemos acostumbrado (…) y nos convirtamos realmente en coparticipes de la definición y construcción de soluciones donde todos ganemos".

El Sr. Campos de Moya aprovecho la presencia del Sr. Presidente Danilo Medina en el evento para expresar su agradecimiento a las presentes autoridades por el apoyo que han ofrecido al sector encaminando iniciativas como la reforma a la Ley de Competitividad e Innovación Industrial y la puesta en vigencia de la Mesa de Seguimiento del II Congreso Industrial, acciones que definió como "algunos de los más recientes frutos de esa interlocución que ha brindado aliento al sector".

Tales iniciativas, conjuntamente con el ambiente de dialogo que existe entre el sector empresarial y las autoridades, definen lo que podría calificarse como la definición por consenso de una nueva política de industrialización en la República Dominicana. A nada mejor podría aspirase en esta materia y en estas circunstancias.

En ocasión del 2do. Congreso del sector industrial, el Presidente Medina pronuncio un discurso en el que proclamo su firme compromiso de trabajar de la mano con la industria nacional teniendo como norte favorecer a la República Dominicana. Ante esa audiencia el primer mandatario expreso su satisfacción por encontrase frente a muchos hombres y mujeres que pueden hacer mucho por el progreso y el bienestar de nuestro país.

En esa dirección expreso lo siguiente: "Estamos en un momento con gran potencial económico y social y estoy seguro de que, cooperando, sabremos encontrar la forma de sacar el mayor provecho de esta situación. Llevamos quince (15) meses de diálogo Gobierno-Industria. Fue nuestra promesa abrir ese canal de comunicación y me complace ver que no sólo se ha cumplido, sino que los resultados son muy positivos. Ha sido más de un año de trabajo conjunto. Este nivel de coordinación no se había dado nunca antes en el país. Hemos construido un sólido puente de cooperación, para la puesta en marcha de soluciones duraderas".

Mirando estas actitudes tanto del sector empresarial como de las propias autoridades, parecería ser que estamos en medio de la definición de una política en la que, tal vez por primera vez, estemos avanzando en la dirección de eliminar los obstáculos que históricamente han frenado el desarrollo de un sector manufacturero eficiente y competitivo.

Es evidente que hacía falta identificar los factores que limitaban la competitividad de las empresa industriales, que se trabajara en una reforma institucional que permitiera armonizar las diferentes posiciones y disposiciones, y que se elaborara el marco que permitiera adecuar al sector de zonas francas a los requerimientos de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y con los acuerdos de libre comercio de los cuales el país sea compromisario, según lo han expresado experimentados analistas del sector.

Todos estos temas pueden ser discutidos y consensuados en la Mesa de Seguimiento al 2do Congreso Industrial para que al final tengamos una definición de políticas como la que se requiere para que se pueda avanzar en forma armonizada en la solución de los problemas que afectan especialmente la competitividad del sector.

Entre los principales obstáculos que debe superar la República Dominicana para desarrollar su sector industrial como alternativa para fortalecer su situación socioeconómica en forma sostenible, se encuentran eliminar el exceso de regulaciones oficiales, promover una infraestructura adecuada para el desarrollo industrial, contar con un sistema energético de calidad y a precios competitivos, fortalecer la institucionalidad para que sea posible la seguridad jurídica que demandan los agentes económicos, facilitar el acceso a los cambios tecnológicos que faciliten las actividades productivas, preparar a través del sistema educativo los recursos humanos que demanda el sector y la inversión extranjera, contar con un sistema de transporte eficiente y de libre contratación, definir una política comercial que tome en cuenta las necesidades del sector, y mantener y fortalecer la política de dialogo entre el sector público y el privado para que las decisiones sean consensuadas y articuladas de acuerdo con el modelo económico que necesitamos definir y poner en vigencia.