En un país donde los políticos no tienen ningún tipo de integridad, siempre me ha sorprendido la fe que el pueblo dominicano siempre les ha depositado a sus líderes. Hechos recientes me han llevado a confirmar que es necesario un relevo generacional ya que con la clase política actual estamos al borde de un precipicio de donde nadie podrá salvarse.
El escritor y célebre pensador dominicano Manuel Arturo Peña Batlle se refirió a la República Dominicana como “una nación insólita”. La verdad que este señor no pudo tener una frase mas acertada para describir a una nación donde uno no puede esperar nada de sus dirigentes políticos. ¿ No se supone que el índice de credibilidad de todos los políticos debe mantenerse intacto? Bueno, eso pensaba yo hasta que luego de presenciar una serie de hechos recientes he perdido toda la admiración que en algún momento sentí por muchos de nuestros líderes.
En el transcurso de 3 semanas, el escenario político de nuestro país ha dado un giro de 360 grados donde la credibilidad de tres de los representantes más grandes de nuestra política en el siglo XXI ha sido destruida por los pragmatismos y la falta de principios. Un político sin principios es como quitarle el saco y la corbata a un banquero, ya que los principios deben venir de la mano no solo de un político sino de cualquier persona.
Empezando por Leonel Fernández, quien se autoproclamó como “el guardián de la constitución” y al ver como no consiguió el apoyo que esperaba dentro de su partido en el pasar de pocos días traicionó sus principios y a sus seguidores al apoyar una reforma constitucional que con gran vehemencia atacó. Luego vino Miguel Vargas quien primero pactó en el 2010 para eliminar la reelección argumentando que estaba defendiendo los principios de su partido. La semana pasada para poder salvar lo poco que queda del PRD hace un acuerdo con el PLD donde apoya la reforma constitucional y renuncia a sus aspiraciones presidenciales a favor del presidente Medina, quisiera saber que principios estará defendiendo el Ingeniero Vargas Maldonado ahora. Por último el Presidente Medina quien en su campana vislumbraba ser un hombre distinto, pero como afirmaba el candidato presidencial Luis Abinader “ es mas de lo mismo pero peor!”. Las acciones de nuestro presidente fue la gota que colmó el vaso de mi paciencia y espero que la del pueblo también.
El pueblo dominicano siempre ha probado ser fuerte y capaz de derrotar hazañas que parecían ser imposible, confío plenamente que la esperanza existe en darle un relevo generacional a la política pero el pueblo necesita unirse y votar por un candidato con principios y credibilidad.
“Ningún pueblo ser libre merece, si es esclavo, indolente, y servil.”