La puesta a prueba de la “política de Dios” entre un católico tibio y un pastor protestante, es el panorama  en Costa Rica, y cuando salga este artículo se habrá definido el dilema. El caso  es el resultado de  años de proselitismo de las sectas cristianas estadounidenses que se han expandido con una conciencia conservadora impuesta por los misioneros evangélicos estadounidenses a América Latina.

Recordemos que el evangelismo estadounidense no es producto de la Reforma protestante, sino un engendro nacido en Inglaterra y Estados Unidos en los siglos XVIII y XIX

El evangelicalismo, cristianismo evangélico o protestantismo evangélico es un movimiento transdenominacional dentro del cristianismo protestante que arguye que la esencia del Evangelio consiste en la doctrina de la salvación por gracia a través de la fe en la expiación de Jesús de Nazaret. ​ Los evangélicos creen en la centralidad de la conversión o en la experiencia de «nacer de nuevo» cuando se recibe la salvación, en la autoridad de la Biblia como la revelación de Dios a la humanidad y en la difusión del mensaje cristiano. América Latina ha sido tierra de misión para las Iglesias Evangélicas inspiradas por la política de la Guerra Fría. Últimamente son mayoría en algunos países, como Guatemala y lograron imponer al Gral. Efraím Ríos Montt, golpista, mediante los votos.

Los datos arrojados por las encuestas en los últimos días de la campaña electoral en Costa Rica sitúan en “empate técnico” a los candidatos Fabricio Alvarado (Partido Restauración Nacional, PRN) y Carlos Alvarado (Partido Acción Ciudadana, PAC), quienes no son ni “arte ni parte ni familia”. Para intentar ganar apoyos, los aspirantes han recurrido a la búsqueda del voto católico tradicional para intentar sacar ventaja en la reñida competencia, de cara a la segunda vuelta de las presidenciales de este domingo.

El aspirante del PRN, una agrupación confesional basada en comunidades evangélicas (el 22% de la población), se disputa el poder con el oficialista del Partido Acción Ciudadana (PAC), un católico no practicante que acusa a su rival de atizar posiciones cristianas extremas que riñen con la tradición de catolicismo conservador en Costa Rica.

En República Dominicana también existe una componenda evangélica para tratar de llegar a ganar espacio político actuando como bloque y con una vocación anticatólica buscando equipararse legalmente con ella por las concesiones establecidas en el Concordato hasta el reconocimiento de poder oficiar matrimonios religiosos. El caso es que aquí se han concentrado en el Partido de la Liberación Dominicana y en una miríada de mini-partidos con designados como candidatos a la presidencia por Dios mismo. ¿Conseguirá el voto católico, indeciso, iniciando una era de ecumenismo o volveremos a una guerra religiosa, que acabe como la política brasileña, ya que entre los imputados por los casos de Lava Jato, hay prominentes políticos del evangelismo brasileño, como el defenestrado Ex Presidente de la Cámara de Diputados, el Pastor Eduardo Cuhna?

El lunes amaneceremos con un ciudadano tico de apellido Alvarado seleccionado Presidente de Costa Rica con el voto católico o sin él. La disyuntiva no es menor, ya que en Guatemala se ha producido el mismo fenómeno. ¿Cómo y cuándo se producirá este dilema en Quisqueya la Bella? Aquí, si recordamos, la emergencia del catolicismo político se produjo luego del Concilio Vaticano I en 1870, con la Democracia Cristiana y que se convirtió nominalmente en el Socialcristianismo y que renombró al Partido Reformista. El fin se marca con el asesinato de Aldo Moro, en Italia, quedando solo en el poder  en Alemania con la Merkel.

El dilema del votante tico se encuentra reseñado en El País, en el enlace:  https://elpais.com/internacional/2018/03/30/america/1522364823_739549.html