En algunos meses harán ya 20 años (mayo de 1994- mayo de 2014) que se presentó la última gran  crisis política dominicana y la posterior salida del escenario del Dr. Joaquín Balaguer, el Prof. Juan Bosch y el Dr. José Francisco Peña Gómez, líderes predominantes desde la caída de la tiranía de Trujillo.

1994-2014 ha sido desde la fundación de la República el más prolongado periodo y al mismo tiempo la  mayor oportunidad para impulsar el desarrollo nacional. Nunca se había dispuesto de tanto tiempo para la dirección y gestión del Estado en un entorno caracterizado por las libertades públicas y la democracia electoral. Guardando la distancia, sólo se destacan con características equivalentes 8 meses del  gobierno de Manuel Jiménez, 5 meses de Ulises Francisco Espaillat, 8 meses de Gregorio Luperón, 6 años de Ramón Cáceres, 6 meses y 28 días  del Prof. Bosch y 8 años continuos de gobiernos perredistas encabezados por Don Antonio Guzmán y el Dr. Salvador Jorge Blanco.

El periodo 1994-2014 se caracteriza también por  momentos de doble alternabilidad pacífica entre partidos contrarios  sin ningún sobresalto, en los años 2000 y 2004; se agrega además un sólido  crecimiento económico, entre las mayores tasas promedio en la región y el mundo.

Sorprende por tanto el pésimo desempeño en la dirección y gestión del Estado dominicano en esos 20 años, en temas tan trascedentes como educación, salud, seguridad ciudadana, energía, generación de empleos de calidad  y el crucial tema de la corrupción; el país ante las demás naciones del mundo para el periodo indicado  en vez de exhibir progreso, presenta un evidente retroceso, lo cual queda avalado por diversos  estudios de   reputados organismos internacionales.  Mas es justo reconocer que recientemente con el  gobierno actual  se presentan algunas  señales positivas, aun muy débiles ante el enorme desafío.

La sociedad dominicana en sus diversas organizaciones debe hacer una detenida y profunda reflexión y tomar cuantas acciones sean necesarias para revertir esa realidad después de 20 años del más favorable periodo de toda la historia nacional, tan escasamente aprovechado.

En el mundo y en especial en la región latinoamericana  aún se presenten casos, lo que predomina no es lo que ha acontecido con la política en el país en el periodo considerado, sino  un auténtico  compromiso con el desarrollo; sucede en Chile, El Salvador, Brasil y Costa Rica para solo citar algunos. Superar la gran distorsión de la actividad política en el país, es la principal de las tareas para una eficaz dirección y gestión del Estado dominicano.