“Observamos esta  tendencia a vivir en toda la materia viva que nos rodea; en la hierba  que crece  entre las piedras  en busca de  luz y vida; en el animal que luchará hasta lo  último para escapar a la muerte; en el hombre que dará casi cualquier cosa para conservar la vida”,  cierro la cita.La anterior referencia es un fragmento  del Texto de Erich Fromm  en su libro “El Corazón del Hombre” de su página 46.

Los linchamientos, los intercambios de disparos, las fichas policiales  y   las fugas carcelarias; son el mejor signo  de esa estructura humanadeformada  instalada en  la mentalidad  de la  policíadominicana como cultura y doctrina destructiva, afirmada  en  un  amor a la muerte y odio a la vida. Ha desaparecido en la estrategia de investigación y  seguridad policial: la vigilancia, el informante, el seguimiento, el infiltrado  y la aparición sorpresa de “agarrar asando batatas, y hasta el detestables caliee ha desaparecido,como diría el rumor  popular.

Estas aberraciones humanas descritas como método de control del delito,son la máxima manifestación de una   regresión patológica del amor por la destrucción de la vida, y amor a la muerte de nuestra policía. Los factores antes señalados son los seis  ejes de la maldad humana de una policía con la razón de Ser invertida;  que ve en la destrucción del ser vivo o la persona humana con derecho a vivir,  un valor positivo. Nuestra institución policial está atrapada en una mentalidad u orientación  decadente e impredecible de orden necrofílica.

De cada tres situaciones del llamado conflicto con la ley en que interviene la policía nuestra, dos  o las tres situaciones,terminan en desenlace de muerte como objetivo final destructivo de la acción policial. El reciente caso de la fuga del Correccional de Menores  es la mejor  muestra. Con tecnologías, equipos y medios de movilización, sólo saben hacer una cosa: disparar y  MATAR LA VIDA.

Quiero concluir estas reflexiones, pero antes, es de mi  interés puntualizar que  toda Transformación y renovación  en la policía carece de sentido y validez social e institucional, sino,  esta investida de un cambio en el corazón y mentalidad de la mujer y del  hombre policía, en favor de una cultura de  vida.  Cierro estas reflexiones con la cita prometida que describe el ser necrófilo- diría Erich Fromm-, refiriéndose a éste: “Ama el control,  y en el acto de controlar mata la vida. Se siente profundamente temeroso ante la vida,  porque por su misma naturaleza es desordenadae incontrolable”.