Del comunicado dado a conocer el pasado viernes por el Ministerio Público sobre el atentado a David Ortiz copiamos textualmente “…para la semana próxima se espera poder dar los detalles del móvil, los autores intelectuales y poder ofrecer la narrativa completa de cómo sucedió el caso”.
Son precisamente los aspectos esenciales del hecho y los que espera la opinión pública aquí, en los Estados Unidos y otras latitudes donde el nombre del Big Papi es sobradamente conocido y admirado.
Salta a la vista que hasta ahora, salvo el caso de uno de los prófugos que está reclamado por un hecho de sangre en los Estados Unidos, los detenidos y sometidos a la justicia son delincuentes de poca monta, inexpertos, carentes de imaginación, y que en modo alguno califican como auténticos sicarios que es toda una especialidad en el mundo del crimen.
Y cuesta trabajo imaginar que para dar muerte a una figura de la importancia y la relevancia pública de David Ortíz, se hubiera escogido un grupo de autores carentes de toda profesionalidad. La chabacanería, y en este caso sobró, no es precisamente una de las características que distingue al crimen organizado.
¿Cuáles fueron, por consiguiente, las reales causas del atentado a David Ortiz? O, ¿se trató en realidad de un error de identidad como alega el confeso autor del disparo?
Son preguntas que solo podrán responder el o los instigadores del hecho criminal, que representan la pieza clave que falta para completar el rompecabezas. Aunque por lo general en este tipo de muertes por contrato, el o los autores intelectuales procuran mantenerse en el anonimato, en determinado momento tuvieron que hacer contacto con alguno de los implicados encargado de montar la operación criminal y reclutar a los ejecutores materiales. Sería el eslabón a descubrir, el elemento de enlace.
Un aspecto importante en el informe que ofrezcan las autoridades será establecer el papel que en las investigaciones haya podido jugar el FBI trabajando en coordinación con la Policía Dominicana. Vale aclarar que la presencia del reputado cuerpo estadounidense no constituye en modo alguno un acto de intromisión extranjera, como algunos se apresuraron a calificar.
David Ortiz dispone de la doble nacionalidad. Es dominicano pero también estadounidense. Al igual que querido y admirado aquí, lo es en los Estados Unidos, sobre todo en Boston, donde es un auténtico ídolo y ha recibido aún más honores que en nuestro país. Por su condición de ciudadano estadounidense, la intervención del FBI no es solo un acto de colaboración, sino una obligación.
Esperemos, por consiguiente, el prometido informe de la Procuraduría y confiemos en que el mismo despeje todas las incógnitas en relación con este hecho que ha causado tan justificada consternación pública, y en particular la identificación de quien o quienes pagaron por el atentado.