La política pertenece a la categoría
De los intereses, no a la moral.
A. Bevan.-
Mi percepción, como la de otros tantos orates- según el diagnóstico de algunos fanáticos políticos-, es que desde cualquier ángulo que se vea, sin fijar mucho la vista, es de que… ¡Está preso! Desconocemos el expediente y la condena pero, todo su accionar es que en realidad está preso, no interno. La condición en la cual está, parece que le permite determinados movimientos pero, circunscritos a conveniencias, consensos, coordinaciones y enigmáticos arreglos por lo general, debajo de la mesa.
Y es que anda de falencias en falencias; tembloroso, como esos canes cuando los azota el miedo, que se arrinconan, se orinan y que llegado el momento ante tanto acoso, se puede convertir en una fiera muy peligrosa. Pues así veo este preso, un peligro para él mismo y peor aún, para la gran mayoría de aquellos que siempre han sido llamados como los pendejos. Es tal la percepción, que lo miro como si estuviera limitado en una inmensa extensión territorial, pero con una gran pancarta por delante y por detrás que dice; “Preso de Confianza”.
Tiene la falsa idea de que endeudándose a trocha y moche es la solución para hacer hasta una letrina, con la adición de haber perdido la humildad para ver hacia atrás, cuando todo se hacía con lo que se había ahorrado pero que ahora, las locas borracheras de poder o del engreído ego por hacerse el bueno, dando y regalando sin producir, lo ha llevado a un despilfarro tal, que hasta las próximas dos generaciones –por lo menos-, estarán endeudados hasta el cogote y a pesar de todo, me parece que hasta el pensamiento se le ha nublado sin permitirle ver la cruda realidad.
Hay veces que me da la sensación de que está huyendo, abrumado ante la realidad y sale a comportarse como si fuera un empresario agrícola que se pone a realizar las tareas de los peones, mientras sus capataces se cruzan de brazos, porque él se dedica hacerles su trabajo. Tenía mis dudas pero, cada día me convenzo más de que ciertamente está preso, más bien, preso de confianza.
Se desenvuelve en medio de una entropía que lo ha hecho resiliente ante los mismos, en tanto, crece la desconfianza de quienes lo observan con su actitud vacilante y una aparente pasibilidad ante lo que considera es imposible de resolver. Pero ya es inocultable la insatisfacción que arropa a todos aquellos que no son “solidarios” con su falta de voluntad para hacer frente a todas las amenazas que nos rodean.
Se considera preso, condenado a cadena perpetua, y se paraliza para tomar las decisiones que pongan freno al desorden, postergando ejercer la autoridad para la cual fue investido, encubriéndose en falsías mediáticas y consensos para eludir aplicar las leyes que quizás, solo quizás, podrían romper las fuertes cadenas que lo mantienen preso. ¿Recuerdan cuando la población era azotada por el bandidaje aquel que se llamaba “Sitracode”? ¡Ley aplicada, bandidaje en desbandada!
Creó una ley para adecuar la Policía Nacional a los nuevos tiempos solo para mantenerla archivada, dando la sensación de temer qué podría pasar en caso de ponerla en ejecución, por eso, está Preso; Por igual con las FFAA y solo con la no aplicación de estas leyes ha dado lugar a que la inseguridad se haga dueña, ama y señora de las calles y los hogares, por eso, está Preso; La asociación de Profesores, de los Médicos y la UASD, tanto estudiantes, profesores como empleados, hacen lo que les viene en ganas, solo por intereses particulares y nada pasa, por eso, está Preso. Y es que en un solo discurso aparecen miríadas de fabulas, mitos y engaños para justificar del por qué está preso, sin querer reconocer que el recorrido que ha hecho, es lo que ha determinado su destino y por eso es… ¡Que el Gobierno está Preso! ¡Sí señor!