Es agobiante el montón de artículos, análisis, comentarios, y coloquios, sobre el tema de la candidatura en el PLD, se ha convertido en un fárrago de inconclusiones, dependientes de resultados imprevisibles. Las circunstancias políticas y personales que vienen arropando al actual mandatario y a su grupo de poder, influenciadas  por ese particular  narcisismo  presidencial, frecuentemente reñido con la lógica, serán únicamente las que aclaren los perfiles de las próximas elecciones. Por eso, el interés desmedido en ese tema es una trampa peligrosa.    

A mi entender, dedicarle tanta tinta, cerebro, y tiempo, al asunto de la reelección es otra trampa en la que hemos caído. Enredados por ella, colocamos en segundo plano problemas de máxima relevancia, merecedores de una constante atención.  Empeñados en cuerpo y alma, analistas, periodistas, políticos, e intelectuales en especular sobre la reelección de Danilo Medina, distraen sobre lacras que desde el gobierno y la sociedad corroen esta república, y en las que deberían ocupar su precioso tiempo

La oposición también se concentra en temas electorales, sin presentar soluciones creíbles a nuestras deficiencias y desgobiernos. Siguen con denuncias diplomáticas y selectivas, sin interés de llevar a los tribunales expedientes bien investigados que debilitarían significativamente a quienes deben vencer.

No acabo de entender esa forma liviana y delicada con la que se hace oposición. Quizás esté equivocado en mi percepción, y puede que esos bien pagados asesores internacionales aconsejan el "ñe, ñe, ñe" como estrategia de campaña.  Si tienen razón, los votos dirán en el 2020. 

No es que se hayan olvidado por completo de los problemas fundamentales del país, por supuesto que no. Siempre leemos y escuchamos de nuestras penurias y robos públicos.  Sin embargo, al comparar el protagonismo mediático de carácter obsesivo del si Danilo va o no va, es llamativa la desproporción con otros temas de superior relevancia. 

Ese fenómeno del que estamos siendo testigos, necesariamente produce una distracción favorable al partido de gobierno, permitiéndole liberarse momentáneamente de cuestionamientos urticantes, y tomar un respiro en el camino. Concentrado el cuerpo crítico y opositor en especular sobre quién será candidato morado, quitan fuerza a críticas más sustanciales, y desvían la atención. De paso, favorecen la amnesia endémica de nuestros apáticos ciudadanos.

En la guerra, tribunales, narrativa política, y argumentación sofista, intentar desviarse o minimizar el conflicto principal, es estrategia harto utilizada por tener una eficacia comprobada. Desviando se gana tiempo, se elaboran nuevas distracciones, y se empaquetan mentiras. Ningún general combatiente concentra su artillería en objetivos secundarios. Todo el cañoneo lo dirigen al grueso del ejército enemigo y sus reductos estratégicos. 

Sea o no candidato Danilo, y aunque se destripen entre ellos, el PLD sigue siendo un colosal enemigo. Pero tiene un "tendón de Aquiles" grande, visible, expuesto. Sin embargo, al tendón se le pellizca en estos meses con displicencia; no alcanza el tiempo para mordérselo hasta que sangre. No lo tienen, porque están muy distraídos, pendientes a la decisión de Danilo. Y él, que no "ensarta aguja sin tener el hilo", vuelve a imponer su estrategia.