Mucho se habla sobre el aumento de la violencia en las calles y del aumento en los niveles de inseguridad en el país.
Soy un convencido de que -a comparación de otros países en América Latina- la República Dominicana aún sigue siendo un lugar BASTANTE seguro. Esto lo demuestran estadísticas, estudios y vivencias.
Por poner un ejemplo, el fenómeno de los secuestros en Centro y Sudamérica sigue en aumento, mientras que en la República Dominicana -por varias razones- no es una “actividad” atractiva para el crimen organizado, además de que la Policía Nacional ha hecho un excelente trabajo para desmotivar esta actividad en el territorio nacional.
Ahora bien, no hay duda de que el país ha visto un incremento en la violencia y en la presencia del crimen organizado en los últimos 15 años, pero… ¿esto a que se debe?
Muchos dirán que -directa o indirectamente- es producto del narcotráfico, mientras que otros opinarían que es a consecuencia del aumento en la pobreza y, algunos otros, asegurarían que la criminalidad es un fenómeno que siempre ha existido pero que antes no se hacía público.
Sin lugar a dudas, sea cual sea la razón, la población ha pedido al gobierno que tome cartas en el asunto.
Efectivamente, es el Estado -vía sus organismos de seguridad- el encargado de velar por el bienestar de la población, pero no debemos de perder de vista que es indispensable la participación de la sociedad para lograrlo.
Que fácil es quejarse… Que fácil es culpar al gobierno… Que fácil es pedir sin hacer nada a cambio.
En los últimos meses hemos visto un serio debate en Estados Unidos -y en otros lugares del mundo- sobre el desarmamiento de la población.
Sin entrar a detalle y/o debate sobre lo que sería correcto hacer, solo puedo decir que las armas -en manos equivocadas- son peligrosas, ya que las armas no se disparan solas.
Regresando al papel que juega la sociedad en el proceso de disminuir la violencia en una sociedad, considero que la violencia no solo es aquella motivada por el crimen organizado, creo que la violencia se genera en situaciones más sencillas, como por ejemplo, la agresividad de la gente en la calle, al estar conduciendo, la convivencia con vecinos, etc.
Por esto, llego a una conclusión: La violencia va directamente proporcional al nivel de civilidad de una sociedad.
Por esto, me atrevo a decir que LA PAZ NO SE PIDE NI SE BUSCA… SE CONSTRUYE.
Ayer domingo, fuimos testigos del enfrentamiento que tuvieron los grupos de Hipólito Mejía y de Miguel Vargas en la sede del PRD.
Una vez más, sin entrar a detalle/debate sobre dicha situación, creo que todo el mundo tiene derecho a manifestarse y de apoyar a quien le venga en gana, pero SIEMPRE OBLIGADOS a hacerlo de forma pacífica y sin cometer ningún delito.
Toda manifestación de ideas y posturas enriquece a una sociedad…
Toda manifestación en la que hay violencia, pone en peligro a dicha sociedad…
@RaulBaz