El 21 de enero, las mujeres del mundo levantaron su voz para defender la vida. Lo hicieron cuando en el país más poderoso del mundo fue electo presidente un hombre que no toma decisiones fundamentadas en la ciencia. Prefiere el voto de evangélicos blancos fundamentalistas, que no creen que el uso de fósiles afecte el cambio climático.

No creen que las especies evolucionaron a través de millones de años, y que los humanos somos productos de esa evolución. Prefieren creer el narrativo bíblico de Adán y Eva que culpa a la mujer de incitar a Adán a comer del fruto prohibido y así perder el paraíso terrenal para toda la humanidad. Sin Adán y Eva no hay pecado original, y sin la ofensa divina extendida a toda la humanidad, no hay necesidad de perdón ni de redención. Razón por la cual, el creacionismo es tan ferozmente defendido por los grupos cristianos que comprenden su esencia para la presencia de un Dios Redentor.

La Carta Pastoral del Episcopado Católico Dominicano. El mismo 21 de enero, mientras las mujeres se manifestaban en el mundo y particularmente en los Estados Unidos contra los verdaderos negadores del derecho a la vida de la mitad de la población del planeta, en la Republica Dominicana, los obispos denominados por el monarca del Vaticano, intentaron una vez más forzar sus dogmas a todas las dominicanas instrumentalizando los aparatos coercitivos del Estado. En otras palabras, recreando la Inquisición.

La Jerarquía eclesiástica de facto constituye una casta religiosa que paradójicamente ha renunciado al sexo y a formar sus propias familias, pero asume la tarea de pontificar a los demás sobre cómo deben estructurar las suyas, y como deben renunciar a tener relaciones sexuales a menos que no sea para procrear. Para imponer sus dogmas buscan crear legislaciones y cambiar constituciones a través de los aparatos de poder y coercitivos del Estado. Quieren evitar que las mujeres puedan planificar sus familias, y a la vez les niegan el derecho a decidir con quién, cuando, y bajo que circunstancias deben de tener sus hijos e hijas. De forma incongruente prohíbe el uso de métodos anticonceptivos modernos y el aborto de forma absoluta; provocando así abortos ilegales e inseguros que aumentan la mortalidad materna, especialmente en adolescentes. De facto, para los castos varones del purpurado, el valor de las mujeres se asemeja al de las gallinas ponedoras.

En su Carta Pastoral del 21 de enero pasado, el Episcopado Católico Romano habla del mandamiento de “no matar” al prohibir el aborto de manera absoluta. Olvidan, que la Biblia que enseñan, describe a un Dios genocida que tomó venganza contra los primogénitos inocentes del pueblo Egipcio, y mandó a Moisés a matar a todo ser viviente de la Tierra Prometida, incluyendo los animales. Su única excepción fueron las niñas y jóvenes “que no hubiesen conocido varón”. Estas podían ser preservadas y tomadas como esclavas sexuales. 

Olvidan además que su carta Pastoral del 24 de julio de 1844, advirtiendo con excomunión mayor a todos los que se opusiesen al gobierno de Pedro Santana, causó la persecución y el exilio, so pena de muerte, de Juan Pablo Duarte y su familia, y la muerte de Maria Trinidad Sánchez junto a otros Trinitarios; y finalmente ignoran los 30 años “con Dios y Trujillo” que han legado a las generaciones posteriores el Concordato de 1954, así como las torturas, persecuciones, y el genocidio haitiano, ejecutado por su inolvidable benefactor.

La marcha mundial de las mujeres

El presidente Donald Trump es impredecible. En vez de seguridad, gran parte de la nación, que no votó por él, siente miedo. No es un miedo infundado.  Por eso la marcha del 21 de enero no se limitó a los 50 estados americanos, ni fue solo un movimiento por los derechos de la mujer. En 70 grandes ciudades del planeta se reportaron manifestaciones de mujeres. En los Estados Unidos, la población pudo ver en vivo la marcha de Washington, la más importante, estimada en medio millón de personas, y transmitida en vivo por C-Span, el canal televisivo que cubre todas las actividades del Congreso.

Fue una marcha que enfrentó los temores creados por un presidente que se apoyó en el voto de evangélicos blancos, declarándose “pro-vida” para echar atrás las legislaciones que garantizan la salud sexual y reproductiva de la mujer. Además, fue apoyado por los obreros desplazados por la exportación de factorías a otros países en búsqueda de mano de obra barata o por comunidades mineras, temerosas de que sus minas contaminantes sean cerradas con la apertura de fuentes de energías renovables y limpias. Respondió con soluciones generales sobre su intención y una retórica, anti-científica, nacionalista, y anti-inmigrante. Su discurso de juramentación en vez de tranquilizar y aunar, reforzó el temor y la división del pueblo que mayoritariamente no votó por él.   

No solo las mujeres temen perder recursos para sus necesidades de salud reproductiva, para el acceso a anti-conceptivos y al aborto seguro, legal y cubierto por las compañías aseguradoras, como lo han disfrutado desde la década de los años 70. Entre los inmigrantes, particularmente el grupo conocido como DACA, constituido por inmigrantes traídos ilegalmente por sus padres y que a través de una acción ejecutiva de Obama entraron en un programa de acción diferida que les permite estudiar y salir de la sombra, teme la deportación. Este grupo se estima en 750,000 inmigrantes. 

Sobre el cambio climático. En septiembre, más de 800 científicos/as de ciencias sobre la Tierra y de expertos en energía, incluyendo 30 premios Nobel, enviaron “An Open Letter from Scientists to President-Elect Trump on Climate Change” urgiéndole tomar seis pasos claves para enfrentar el cambio climático y proteger "la economía estadounidense, la seguridad nacional, y la salud y seguridad pública". Los seis pasos están en una petición de change.org que puede ser firmada por los y las lectoras. Lo he hecho y les recomiendo lo hagan. (1)

Aunque han sido mucho los candidatos Republicanos que niegan la teoría de la evolución de las especies y el cambio climático debido a la contaminación ambiental, esta vez, Trump y Pence ocupan la Casa Blanca. The Washington Post, publicó el 10 de noviembre de 2016 el articulo de Sarah Kaplan, titulado "Trump and Pence on Science, in Their own Words" donde la autora recogió las declaraciones del presidente electo que preocupan a la humanidad: 

Uno. "Yo no soy un gran creyente en el cambio climático como efecto de la actividad humana” [“I’m not a big believer in man-made climate change]". — Trump en una entrevista con Hugh Hewitt, 21 de septiembre, 2015.

Dos. "Bueno, creo que el cambio climático es sólo una forma muy, muy cara de impuestos. Muchas personas están haciendo un montón de dinero". Entrevista en Fox and Friends, 18 de enero de 2016.

Tres. "Vamos a cancelar el acuerdo de Paris sobre el cambio climático”. Discurso en Bismarck, Dakota del norte, 26 de mayo de 2016.

Por otra parte, la comunidad científica y el movimiento ecologista temen lo peor de un presidente que no toma decisiones basándose en las evidencias de las ciencias. El director de “public affairs” de la Sociedad de Física estadounidenses le dijo a la prestigiosa revista científica Nature, que Trump será “el primer presidente anti-ciencia que tendremos”. 

La elección de Donald Trump tiene repercusiones para el mundo, y la República Dominicana no es una excepción. Por eso son preocupantes los artículos que aparecen en los diarios dominicanos y en las redes sociales en su defensa.

Como isla, Republica Dominicana y Haití pueden perder todas sus ciudades costeras y las planicies aledañas; resultando en el fin de la industria turística en las islas caribeñas, y en migraciones masivas hacia otras áreas. Por eso además, el proyecto de dos plantas de carbón de Odebrecht debió de haber sido rechazado desde sus inicios. Si bien la marcha del domingo 22 contra la corrupción y la impunidad constituye un factor esperanzador, no lo es mientras sectores religiosos participan y a la vez apoyan el establecimiento de una iglesia oficial financiada por el Estado en RD, como lo estipula el Concordato. 

El manejo secreto de los recursos del Estado y el encubrimiento del monto de los sueldos y donativos que se desvía del Presupuesto Nacional a las arcas de la Iglesia Católica, es un hecho mafioso. Está fundamentado en un acuerdo anacrónico entre dos fascistas, Pío XII y Rafael Trujillo. El Concordato de 1954 socava y corrompe la transparencia de la administración pública. El soborno de los obispos a los congresistas de que no serán reelegidos es peor y más costoso que el de Odebrecht. Se inició en 1930 y a la vez roba a las generaciones futuras una educación crítica y científica sin ningún tipo de dogmas, de género o religiosos.   

Nota

  1. Ver la publicación de Scientific American sobre la Carta de los científicos:  https://blogs.scientificamerican.com/observations/an-open-letter-from-scientists-to-president-elect-trump-on-climate-change/)