Primera parte de la ponencia:
El lunes, antes de ayer, un amigo me dijo “yo quiero saber qué tu va a decir, cómo tu vas a convencerme de que todos esos disparates son arte”. Ciertamente yo me hago la misma pregunta ¿cómo van a convencerme a mí de que todos esos disparates que habitan en el ambiente oficial son arte? “el Windows de tu conciencia”, “glu glu glu” ¿eso son versos? O será que a eso han llevado la “poesía” dominicana, si es que hay algo que se reconozca como poesía dominicana porque lo que venden es una poesía “universal” con un cabaret ochentoso y trujillista. No señores, ya basta del miedo a reconocer nuestra realidad (al menos la nuestra porque en una torre de la anacaona es muy fácil ser ensayista y poeta).
Decir poesía es decir síntesis, sugerencia y armonía y precisamente eso es lo que encontramos en las letras de Mozart. Mencione ahorita del “el Windows de tu conciencia” porque es un ejemplo claro de lo que no es armonía; si usted no domina un término no lo use que se va a notar que esta rayando en lo ridículo. La primera y principal ventaja en las letras de Mozart es que fluye porque carece de pretensiones, lo que lo conlleva a un tranquilidad fónica mas no semántica. “una ve yo fui a evacua un weekend y no hice na porque el baño de hombre decía men” en estos dos versos se juega abiertamente con la influencia anglosajona y la postura propiamente dominicana de dominar el medio mediante la burla. Lo más importante es que, aunque nuestros caballeros de la real academia dominicana de la lengua no quieran, Weekend y Men son palabras cotidianas en el español dominicano, presentarlas como algo nuevo para hacer la broma es la gracia de estos versos.
Lo que nos lleva a un punto importantísimo de la poética de Mozart; el dominio del español. Supongo que algunos se quejarán de los “malos tratos” que recibe el español a manos de la música denominada urbana, pero es que la lengua (el idioma) es, y me cito porque yo estudie lingüística y si sé de eso, “una puta cadenciosa y lasciva”. El idioma es de los hablantes y los hablantes no están en los libros, los hablantes son el pueblo, los que consumimos la música de Mozart la Para. “Si me buque to fue que me buque una gripe” más claro de ahí imposible pero vamos a explicárselo al amigo que me preguntó que si eso es arte: “To” Apócope dominicano de todo se trasvierte en su homónimo “tos” para dar una profundidad de sentido.
Con una métrica ambisonante y una acentuación no concordante se espera un desorden tácito como estamos acostumbrados, pero existe en la dupla unas reiteraciones semánticas que promueven a un ritmo léxico y de pensamiento. “Yo te quiero tu me amauran / pero tú sabes mami que no hay mas nauran” o “ojala que tu no me salgas preñauran porque soy vago yo no quiero trabajauran”. En estos versos también se siente una anáfora fónica innecesaria, solo por joder, con la que demuestra el dominio de la poesía fonética. Pero estos datos técnicos son demasiado complejos para una feria del libro.
Hablando del aspecto semántico Mozart la Para nos conmueve con una idea del macho dominicano que no es asquerosamente machista como se le adjudicado al lápiz pero tampoco el metrosexual estilizado que nos vende MTV.