En el conjunto de esta antología, movilizadora de estados existenciales y perplejidades, José Segura se afirma, aún más, como poeta del yo y de la extrañeza. Su poesía mantiene en muchos aspectos la referencia a la poesía conversacional tradicional. Así, en poema Realidad, la voz del poeta desoculta su tensión lírica y la vida poética existente entre el mundo y la visión autoconjetural:
“Me levanté esta mañana
Creyéndome resucitado.
Oscura como el vientre de una tumba
Fue mi noche de viaje
Por un antiguo cementerio
Que se resuelve y cobra vida
Debajo de mi lecho,
Fertilizado lugar
De donde nunca he partido.”
(p. 73)
Segura denuncia desde el poema su condición ontológica y vital acentuando su condición humana:
“Este estado latente de animalidad
Que delata mis acciones
No es más que la demostración verídica
Del purgatorio anidado alrededor
De mi espíritu. Es un purgatorio pasable
Y pasante a todo cuanto hago”.
(p.75)
El relato-existencia de José Segura se concentra y también aparece en el poema Patrón perfecto, de corte autobiográfico:
“Nuestra conducta es similar
En todo sitio: nos cansamos,
Descansamos para trabajar de nuevo,
Luego, como quien no estuvo
-morimos- (solamente –yo-)
Que es cada uno”.
(p. 76)
Ivelísse Fanith, por el contrario, genera su poesía desde el “yo lírico” reconocido en la lírica de las poetisas angloamericanas y latinoamericanas de la primera y la segunda mitad del Siglo XX. Aunque bajo el mismo descentramiento imaginario-territorial del grupo, su voz quiere decir su mundo óntico y sentiente:
“Cayó el poeta
De rodillas ante el polvo
Azotado inclemente
Cual verdugo a su reo
Más…como Lázaro
Ordenado por Cristo
Así mismo volvió
Y se levantó de nuevo.
(El juglar, p. 83)
También, en Barrunto, la tensión yo-presencia funciona como eje del poema:
“Siento un revuelo de manada salvaje
Cabalgando mi vientre
Viento que azota inclemente mis cabellos
El abrasar de un sol que me doblega
Y es…
Simplemente
Que te pienso
O presiento tu presencia.” ( Vid. p.85)
Pero es en Metamorfosis donde el lirismo poético-existencial se emite como lazo entre el poema particularizado como decir-sentir y el mundo individualizado como espacio-des-poseimiento: (p. 87-88)
“¡Ven… viola los espacios!
Desposee las hormigas.
Que inerte aún… siguen pariendo
Convierte en mariposas
Las orugas que duermen
Deja correr las aguas
Que emanan de piedras cristalinas
Y borra con tu voz las cicatrices
Que enervan mis entrañas
Haz que el embrujo que veda
El sortilegio de mi risa se borre…
Al intento del roce de tus manos
Después…
Convierte en aleación nuestros cuerpos
Como si fuera el último instante
De dos mortales.” (pp. 87-88)
Dos poemas en inglés (Worthless Vanity p. 97, y Acrid Awakening, p. 98), confirman también su condición de poetisa bilingüe.
Dagoberto López es, de dicho grupo, el que más opúsculos ha publicado (véase información en pp. 99-103 op. cit.) y el que con más deseos de publicitar su voz rebelde impone, o, trata de imponer su poesía provocando así el alterego social. Su referencia a Whitman y a Manuel del Cabral parece ser que marca su mundo de poeta y “hablante” del poema.
Los poemas seleccionados en esta antología confirman la negatividad de su deseo, así como lo que su voz oculta, a pesar de lo que “dice” la estructura de superficie del poema. El hábito de la conjetura, ironizar y protestar del poeta se expresa en la contradictoriedad expresiva de la forma-sentido y de la enunciación poética vocalizada:
“No se-apene
Sea vagina
Y verá cuánto se sufre”.
(p. 103)