Desde Italia, epicentro europeo de la pandemia, llegó al país el primer infectado por la Covid-19. Los diarios nacionales, haciéndose eco de la información servida por el Ministerio de Salud Pública dieron cuenta al público, el primero de marzo, de que se trataba de un turista que se alojaba en uno de los complejos hoteleros de la provincia La Altagracia y que habría arribado al país el 22 de febrero por el aeropuerto de Punta Cana que no contaba, igual que los demás, con los controles y protocolos sanitarios que se requerían debido a la alerta mundial.

El 5 de marzo, el Gobierno entera a los ciudadanos de que una canadiense hospedada en Bayahíbe, es la segunda paciente confirmada con la enfermedad.  Cuatro días después se sumarían tres nuevos casos, pero esta vez se trataba de nacionales dominicanos que arribaron por el aeropuerto  antes mencionado y el Internacional de Las Américas. El primero fue un niño de 12 años, una segunda paciente de 29 y la tercera de 56, los tres procedentes de diferentes países europeos.

Todos sabíamos que la amenaza nos acechaba desde los aeropuertos y no desde nuestra frontera debido a que Haití para el momento no representaba un riesgo inminente, sin embargo, decenas de pasajeros denunciaron que entraron al país por nuestras instalaciones aeroportuarias sin ninguna medida de control, y esto se debía a que la administración del presidente Danilo Medina, a pesar de las alertas internacionales, entendía que tomar medidas de control pondrían en riesgo el turismo, una de nuestras principales fuentes de ingresos y pilares de nuestra economía. Con ello las autoridades revelaron su visión de dar prioridad a los asuntos económicos para relegar los de salud, sin calcular que el daño sería mayor.

La indiferencia a los controles, en principio, y la laxitud mostrada con posterioridad, dieron protagonismo a la paciente número cinco; la dominicana de 56 años de edad que entró al país viniendo, nada más y nada menos que de Italia, el 26 de febrero con fiebre muy alta, según ella indicó a la prensa, y que por iniciativa propia acudió a la clínica Siglo 21 el 4 de marzo, luego de entrar en contacto con una cantidad indeterminada de personas tanto en la comunidad de Villa Riva como en otras comunidades de la provincia Duarte, e incluso en Santo Domingo, en donde se dice participó en nutridas y múltiples actividades y recorrió centros de diversión, sin que las autoridades le dieran seguimiento.

¡Se Escapó del centro de salud! Tituló la prensa partiendo de una información que le suministró Salud Pública para indicar que la paciente cinco burló el control de la administración de la clínica y las autoridades, pero ella mostró un documento en el que se le autorizó a recluirse en su casa, y como sabemos, detrás de esta historia llegaron los contagios y las muertes a la provincia, convirtiéndola en el epicentro de la epidemia en el país.