Cada día aparecen fotos, cada vez más dramáticas, de la marea constante de refugiados sirios, afganos, iraquíes y libios, tratando de abrirse paso hacia Europa.

De acuerdo con algunos analistas, este ha sido uno de los factores que incidieron en el Brexit, basándose en el miedo anglófilo de tener que asimilar más inmigrantes.
A esto hay que añadir los desesperados desplazados subsaharianos que día por día se juegan la vida trepando las criminales púas de las vallas de Melilla, dejando pedazos de su carne allí colgando. Eso es el precio del hambre y de la guerra constante, producidas por la injusticia y la ambición desmedida de los que pretenden ser dueños del mundo.

El miedo y la inseguridad constante de la supervivencia diaria ha sido siempre el motor que mueve a los seres humanos, incluyendo a los cientos de dominicanos que se arriesgan a cruzar el Canal de la Mona, a pesar del riesgo de perder la vida en el intento y el hecho de que cada día que pasa existen menos oportunidades en la “Isla del Desencanto”.

Sin embargo, no olvidemos la otra odisea, la de miles de cubanos que se precipitan a cruzar el Golfo, adelantándose a las posibles consecuencias de las nuevas relaciones cubano-estadounidenses, bajo el pavor de perder los privilegios del llamado “Ajuste cubano”, una especie de indulgencia plenaria que todavía les permite entrar a los Estados Unidos sin visa y sin represalias.

-Con la ayuda de Dios, mi hijita y yo pronto estaremos en Miami-dice María Benavides. Ella y su hija, Barbarita tienen más de un mes vegetando en la frontera tica (Costa Rica) esperando la ocasión para viajar hacia Méjico y, una vez allí, continuar viaje por guagua hacia el Paso, Texas, donde le espera el padre de Barbarita, quien cumplió los catorce añitos el mismo día que salieron de la Habana.

El “Ajuste Cubano” es un subterfugio que permite a todo cubano que entra en territorio estadounidense (incluyendo a Puerto Rico) permanecer legalmente por un año y un día (Residencia Indefinida), más cobertura médica automática y la suma de US $750 mensuales (SSI), llamada “Ayuda Suplementaria” para los que pasan de los 65 años, además de sellos para comprar alimentos, renovables a los seis meses

Aquellos que son interceptados en alta mar, sin embargo, (“pies mojados”) no califican para este “Ajuste” y son devueltos a Cuba.
Esta situación de “Ajuste Cubano” es el sueño anhelado de todos los indocumentados que languidecen en las esquinas en busca de trabajo.

En otras palabras, que el cubano que logra entrar en los EEUU es un ser privilegiado. Eso es precisamente lo que temen perder muchos cubanos después de haberse reestablecido las relaciones diplomáticas entre las dos naciones.

Ese temor es muy comprensible y por eso hay más de 5,000 cubanos amontonados en Panamá, esperando la ocasión propicia para viajar a los Estados Unidos. Algunos, como Luis Colmenares, llevan más de seis meses malpasando. La cifra total sobrepasa la de 12,000, si se tiene en cuenta a los refugiados cubanos detenidos en la frontera de Costa Rica, de acuerdo con la BBC.

Más de 16,000 refugiados cubanos han llegado a los EEUU en lo que va de año.
El año pasado entraron 43,159, (la mayoría desde Méjico), de acuerdo a las cifras dadas por la oficina de “Aduanas y la Protección de las Fronteras” (Customs Protection Office). En otras palabras, que el éxodo de los refugiados cubanos, en lugar de aminorar, se ha intensificado, a partir del viaje de Obama a La Habana.

La dramática odisea de los refugiados del Medio Oriente no es la única. Aquí mismo en América, concretamente en el Mar Caribe, en la Perla de las Antillas, existe otra odisea quizás aún mucho más dramática, pues en todas partes se cuecen habas.
No nos olvidemos de nuestros hermanos cubanos.