Tengo la firme creencia de que las enseñanzas actuales hay que hacerles cambios radicales, porque deben ajustarse a las necesidades que plantean las sociedades y más en concreto, la dominicana. Por ejemplo, médicos en el país hay muchos, ingenieros y arquitectos aún más, y los abogados abundan hasta por pipá. Pero las buenas personas, las de corazón generoso y sentimientos nobles no hay tantas como deberían. Es más, ante la creciente cantidad de tentaciones de hacer mal al prójimo, cada vez hay menos y por ello hay que promover y fomentar esta condición positiva tan deseable y necesaria. Por eso sería conveniente, ahora que todas las universidades buscan como locas mercadearse con nuevas y más atractivas propuestas académicas de grado postgrado, crear la nueva carrera de Licenciado en Buena Persona.

En principio, el nombre suena un poco extraño, más bien ingenuo, pero más adelante veremos lo útil que puede llegar a ser y las múltiples oportunidades laborales, bien remuneradas, que se pueden obtener, aún en sistemas laborales estrechos y difíciles como lo es el nuestro. Y que por el título un tanto simple de Buena Persona, nadie vaya a creer de antemano que los estudios son una papita, como decimos por aquí, todo lo contrario, bien complejos de aprender, y sobre todo de asimilar y aplicar.

Yo, como muchos de ustedes, he tenido que pasar años enteros con millares de horas perdidas, sí, perdidas, fajándome con  materias que nunca o poquísimas veces he tenido que aplicar. Por ejemplo, las ecuaciones de segundo grado, los polinomios, las integrales, las derivadas, las raíces cuadradas y cúbicas, que por mi profesión de fabricante de anuncios y campañas solo he tenido que recurrir a las simples reglas de sumar, restar, dividir y multiplicar, y poco más, tal vez sacar algún porcentaje, para hacer las compras de los supermercados, pagar el aumento de los precios de la gasolina, o de las facturas de la luz. Si el mes pasado, por ejemplo, pagué 2.000 pesos y este viene de 3.000, ya sé que me están quitando mil de más. Suficiente.

Nunca, para adquirir dos libras de yuca, he aplicado los logaritmos con las tablas de sus mantisas a cuestas. Igualmente con la extrañísima física. Qué me importan si dos trenes que marchan a diferente velocidad y salen desde dos ciudades distantes, si se van cruzar en Villa Altagracia o en Bonao, ahora con un GPS  todo solucionado ¿Y la química? Hay que sudar tinta para aprender las formulas, los iones, los moles, las valencias y las tablas de elementos periódicos ¿ me han servido para ir a una ferretería a comprar una pastilla de Cloro, arriesgándose a que al pedirla por su nombre científico, Cl, el  dependiente me responda eso tan poco fino de ¿Cl?  ¡tú mai por si acaso!

He tenido que matarme durante tres años la bendita asignatura de latín con sus conjugaciones de nominativos, acusativos, genitivos… sabiendo que nunca iba a hablar con el Papa Francisco, y ni siquiera con el cura del barrio, pues gracias a Dios, soy ateo. Tan solo para poder decir en algunas ocasiones ¨ipso facto¨,¨ a priori¨, ¨ad hoc¨,  ¨carpe diem¨, y algunos latinajos más para impresionar y que otros comentaran ¨cuanto sabe este tipo¨

Y así podríamos citar otras muchas que en la vida diaria me han servido para muy poco o para nada. Claro que, hay que reconocerlo, para los que tienen la capacidad y el deseo de cursar carreras de técnicas o de ciencias, esos conocimientos les son absolutamente necesarios, y por esa razón sería oportuno que desde bien pequeños, ahora que hay tantos métodos sicológicos modernos, se detectaran tempranamente,desde la más primera infancia, nuestras capacidades y posibilidades intelectuales, y se orientaran  las personas hacia las enseñanzas más convenientes en ese sentido. Ahora se hace, y siempre con  demasiado acierto, después  de cursar el bachillerato, antes de entrar a las universidades, pero ya se ha perdido el tiempo precioso de los rimeros años de vida.

Por ejemplo, a mí, que como ya he dicho soy publicista, más me hubiera valido estudiar desde chiquito asignaturas como ¨Circulación Vehicular Responsable¨ para hacer menos barbaridades en las calles y carreteras, qué la geometría descriptiva. Mejor ¨Conservación del Medio Ambiente¨  para no tirar los contaminates residuos plásticos, que los números congruentes. O ¨Respeto al Prójimo¨ para evitar pleitos, peleas y denuncias, qué el cálculo matemático. O la de ¨Respeto a la Constitución¨ para saber qué derechos y obligaciones ciudadanas me corresponden, en lugar de las variaciones o combinaciones O la de ¨Las drogas prohibidas y sus peligros de adicción¨ para evitar en lo posible ser un pipero o un mariguanero, a las asíntotas que nunca se tocan. O la de ¨Valores cívicos y morales¨ para respetar a los viejitos, ceder el asiento o respetar la bandera, en lugar de la suma de vectores de fuerza. O ¨ Consumo responsable y  reciclaje¨ para aprovechar tantas cosas que despilfarramos, por los números infinitesimales, o ¨El peligro de llevar armas¨ y liarme a tiros con cualquiera y por cualquier caballá, por los polinomios. O ¨Los feminicidios y violaciones, sus consecuencias¨ para evitar ir a la cárcel por asesino, por los números congruentes. O la nada sencilla de  ¨Cómo ser político y honesto¨ para no ser señalado como un señor poderoso pero corrupto, por la aritmética. Y así podríamos continuar hasta el infinito, pues temas no faltan.

Como estamos  viendo, hay muchas materias de enorme importancia que podrán cursarse, y aún mejor, inculcarse y aprehenderse en el interior de los niños y jóvenes. Las más básicas y sencillas en la primaria y secundaria, y las más complejas ya a nivel de carrera superior. Y, repetimos, que las oportunidades de encontrar empleos dignos y bien pagados son múltiples, pues ¿quién no prefiere contratar un licenciado en Buena Persona para dirigir una empresa sin temor a robos o desfalcos, o para llevar un contabilidad clara y responsable, o dirigir un colegio sin subir a nivel de escándalo y sin ser necesarias, las tarifas, año tras año? O para candidatearse a Presidente con grandes posibilidades de ganar. La idea está lanzada, si alguien la quiere y puede desarrollar, cuente conmigo, que a pesar del ambiente hostil que nos rodea, he llegado, no sin bastante trabajo para ser sincero, a ser buena persona. O eso creo yo.