Voy a hablar de un dato curioso, a propósito de que estoy en los aprestos finales, ya en fase de corrección de pruebas de mí novela Sotanas en el lodo.
La novela inmediatamente anterior, Huracán, publicada el año pasado tiene 179 páginas, la anterior a ese libro ¿Donde está Johnny Lupano? Igualmente tiene 179 páginas y Sotanas en el lodo tiene 176 páginas.
Si se observa es un elemento curioso, todas oscilan en poco más de las 170 páginas, lo que constituye un elemento jamás planificado a conciencia. Se trata por supuesto de novelas con un aliento común hilvanado tal vez en el trazo de la novela negra, con cuyas tramas se pretende sorprender al lector con su concepción y entramado, por supuesto, eminentemente literarios.
Debo advertir, aunque muchos lectores y amigos ya lo saben que Sotanas en el lodo está basada en el escándalo que se produjo en el país entre los años 2008-2013, cuándo era nuncio monseñor Józef Wesolowski, imputado de violaciones a menores de edad, posesión de fotos e imágenes con pornografía infantil, en un hecho de gran sonoridad mediática por el drama humano que corría como agua subterránea y que implicaba a niños pobrísimos, abusados sexualmente y abandonados a su suerte.
La novela no sólo habla sobre Wesolowski. También desentraña la urdimbre del padre, como Wesolowski de origen polaco, Wojciech Gil, comúnmente conocido como el padre Alberto, también acusado de abuso sexual a menores y condenado a siete años de prisión en su natal país. Y para añadir algo más también se hace mención del caso del diácono Francisco Javier Occi Reyes, quien fuera amante del nuncio según reveló él mismo ante pregunta hecha en entrevista dada a Nuria Pueda y quien fue encarcelado porque además de buscar niños para la satisfacción sexual del nuncio, cazaba sus propias presas para también abusar de niños con el mismo perfil.
Fue un trágico triple acontecimiento que provocó un gran escándalo y horadó sensiblemente las estructuras de la Iglesia Católica.
Fue un escándalo de gran envergadura. El objetivo de la novela no es revivir esos trágicos momentos. La novela es a la vez una fotografía de una crisis en un estamento tan importante para la institucionalidad y la cultura misma de nuestro país y nuestras creencias y devociones más profundas. Es una novela no escrita en contra de la fe católica y del pueblo católico. Es una novela también escrita para los católicos y los cristianos que siguen el camino de Cristo como única fuente de salvación del alma. Nos obliga a reflexionar por la latente actualidad del tema que tiene nefastos ejemplos internacionales.
En ella está mencionado todo el sistema eclesiástico dominicano. La cúpula de la Iglesia Católica impregnada en toda su esencia y caracteres. También se incluye en la trama el ámbito del Vaticano, donde murió Wesolowski mientras esperaba, en arresto domiciliario, un juicio.
Se respira la atmósfera de intriga y de sucesos inenarrables que han acontecido en el Vaticano a raíz de ese hecho y de otros acontecidos a lo largo de la historia y cómo el caso Wesolowski caló profundamente en el ámbito no sólo del catolicismo sino del mundo diplomático, pues tal arzobispo era, como Nuncio, el embajador de Vaticano en República Dominicana.
También hay una participación del papa Francisco, sus características y todas las vicisitudes y retos que ha debido enfrentar con la temática de la pederastia y los casos que han involucrado corrupción de sacerdotes y obispos en América y Europa.
Sotanas en el lodo es una nueva apuesta literaria, concebida dentro de la mejor tradición narrativa hispanoamericana y española, que espera el disfrute y la emoción de quien la tenga en sus manos.
La misma es hija de una profunda indagatoria periodística, que tomó en cuenta muchos de los elementos de la investigación, reseñas de la época sobre el caso divulgado en periódicos, radio y televisión. Además de entrevistas que como autor me vi precisado a realizar a actores fundamentales del sistema.