La Navidad es la época más especial del año, es una de las fechas donde disponemos del permiso para expresar nuestros más nobles sentimientos, por medio de detalles, caricias y palabras amables… una época especial de acercamiento y compartir con los amigos y la familia para reforzar y fomentar el vínculo de amor y amistad.
Es la época del año más emocionante y significativa de la Cristiandad, el nacimiento de nuestro señor Jesucristo. Sin embargo, en los últimos tiempos, las fiestas navideñas han tomado un significado más comercial y menos religioso, es por esto último que traigo este artículo, ya que es la época del año donde más aumenta el consumo personal y el gasto de la familia.
Es la fecha del año en que más dinero gastamos, a veces por encima de nuestras posibilidades. Los regalos, los ingredientes para que nuestras comidas sean suculentas, los ornamentos para embellecer la casa… el sentido de la Navidad, parece depender cada vez más de que gastemos sin medida.
Es la época del derroche, pero no hay que relajarse, aunque la publicidad nos invite a gastar, a tirar el dinero por la borda, mantengamos los buenos hábitos, no olvidemos nuestros derechos y recordemos que muchas veces el mejor regalo es el afecto, y éste NO tiene precio. En la navidad las costumbres de consumos de muchos ciudadanos se relajan pasando por una especie de periodo vacacional, en el que los buenos hábitos tienden a quedar momentáneamente olvidados.
Los comerciantes realizan publicidad excesiva para llamar la atención del consumidor, ofreciendo sus productos de un modo más atractivo; ofreciendo descuentos y muchas facilidades de pagos y tasas de intereses bien bajas y al poco tiempo, ésta última, las aumentan sin uno darse cuenta (volviendo al interés mensual normal), por lo tanto, es conveniente que el consumidor sea crítico con la publicidad y no dejarse llevar por el momento, para evitar compras innecesarias.
Podría listarles más de diez consejos de cómo ahorrar para esta fecha, pero en realidad lo que debemos de hacer es un cambio de paradigma y concienciarse, cada cabeza de familia debe realizar previsión de sus gastos para estas fiestas navideñas con un criterio realista, valorando como consumidor la relación precio/calidad y el aspecto práctico del objeto o servicio. La situación actual del mundo, hace necesaria una conducta de consumo más responsable.
No debes dejarte llevar por la presión del momento. Siempre habrá un bombardeo publicitario para que gastes más de lo que deberías, en Navidad, San Valentín, Día de las Madres, de los Padres, el viernes negro…; la diferencia entre responder impulsivamente o actuar de manera racional, la harás TÚ. Esto es algo difícil de evitar en el mundo en que vivimos, aunque, con un poco de empeño y cabeza, SI se puede reducir notablemente su cuantía, sin renunciar a disfrutar de la Navidad.