Los orígenes de las fiestas de Navidad son esencialmente paganos, aunque en nuestro país lo es religioso-cultural. La Navidad es uno de los eventos más importantes y extraordinarios celebrados por el ser humano. Esta festividad recuerda el grandioso nacimiento del más grande: El Niño Jesús, el Mesías, símbolo y fundador de la congregación religiosa más trascendental que ha existido en todos los tiempos: El cristianismo.
El festejo más antiguo de la Navidad data del siglo IV. A medida que fueron pasando los años, a la Navidad se fueron agregando nuevas costumbres, entre las más importantes están los banquetes de suculentos manjares la noche del 24 de diciembre, Noche Buena. Además, se agregaron los villancicos que consisten en cantos populares dedicados al Niño Jesús, quien es el centro de la Navidad y la inspiración de la integración familiar para los verdaderos cristianos.
El 25 de diciembre, fecha en se celebra el nacimiento de Jesucristo, se escogió al azar, ya que no se tiene una fecha exacta que se haya podido comprobar para su nacimiento.
Hemos acogido transculturación como: papá Noel, San Nicolás o Santa Claus, el árbol de la Navidad, la misa del gallo, los reyes magos, las coronas, las flores de pascua, la simbolización del nacimiento o pesebre, llevado a cabo por San Francisco de Asís.
Los dominicanos, especialmente, caracterizan la Navidad por: encuentros cristianos en las iglesias, compartir con una familia pobre, reencuentro de las familias, incluyendo el regreso y visitas de los dominicanos que residen en el extranjero, disfrutar de un buen plato, etc.
Paralelamente a las fiestas de Navidad y de falsos cristianos, los paganos celebran de manera desordenada y sin ningún sentido religioso, pero insertado en la misma festividad navideña de una forma libertina y un poco corrupta, con excesos de todo tipo.
Debemos destacar que es la época en la que más promoción se le hace al consumismo, provocando un despilfarro de regalos, propiedades y alimentos; olvidando a aquellos que tanto lo necesitan y mueren de hambre cada día en todo el mundo.
En la actualidad, la Navidad también es acogida como tiempo de reflexión, para pasar balance y despedida del año que termina. De hacer catarsis a nuestras vidas, evaluar resultados y reclamar responsabilidades frente a las demandas ciudadanas pendientes desde el nacimiento mismo de la república, en 1844; es tiempo de despertar frente a la ausencia de servicios públicos, a la corrupción y a la impunidad; además, es tiempo de despertar la conciencia y que la gente asuma participación activa en los asuntos públicos, vigilar y defender el buen uso, con transparencia de los recursos públicos.
Sin lugar a dudas, que si trabajamos juntos por un uso transparente y ético de los recursos públicos cada año habrá más dominicanos felices en Navidad y año nuevo.
Fil 2,5-8 «Tengan, pues, los sentimientos que corresponden a quienes están unidos a Cristo Jesús. El cual siendo de condición divina, no consideró codiciable el ser igual a Dios. Al contrario, se despojó de su grandeza, tomó la condición de esclavo y se hizo semejante a los hombres. Y en su condición de hombre, se humilló a si mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz.»