Escribir literatura y ganar hasta un novel, no es garantía para que le salga bien el guión a un escritor laureado. Salvo casos excepcionales como Harold Pinter.

Algunas condiciones que aplican para escribir un buen guión vienen de la experiencia en artes escénicas que forjen conciencia en el escritor. Es la praxis lo que contribuye a generar una buena narrativa cinematográfica implícita en “blanco y negro” en una hoja de papel bañada de letras. Como ejemplo, Pinter es el más paradigmático.

La observación de la sociedad, la conducta de la gente, el estudio de las miradas de la filosofía, la antropología, la sociología, psicología, pedagogía, archivos históricos, etc. Por supuesto, en estos tiempos se hace más practicable la observación de la conducta debido a las redes sociales.

Pues bien. Reputados guionistas y relevantes guiones son sacados a partir de personajes de célebres obras literarias, y algunas de esas obras como novelas y cuentos son adaptadas al cine; Pinter decía que adaptar una novela suya en un guión era igual a escribir de nuevo esa novela y que equivalía a escribir una novela de 500 páginas en apenas 100 páginas, con todo el esfuerzo que implica.

Pero, ¿Por qué es tan difícil la narrativa cinematográfica?

Toda de obra de arte tiene un contenido narrativo, así sea una pintura, una escultura, una foto, una canción, etc. Por supuesto nos referimos a obra de arte. Un filme es una obra de arte en la medida que todos los elementos que la componen suman sus contenidos narrativos y crean un único y nuevo producto que se llama cine y que tiene un contenido nuevo y acorde con todas las partes que lo componen.

Nace así la narrativa cinematográfica. Pero eso no es todo. Cada narrativa cinematográfica responde a los requerimientos expresivos de todos los artistas que contribuyen con ese filme, y todos esos contenidos deben ser cónsonos unos con otros y que cada uno exprese como complemento la narrativa elegida como expresión de una idea desarrollada en la trama y en la historia. Es así como surge una obra maestra.

Por ejemplo. Se puede elegir una narrativa cinematográfica a partir de las características del expresionismo alemán, o puede ser una convergencia del expresionismo con el impresionismo,  o con el naturalismo clásico, o con el neorrealismo italiano, o puede incluso partir de la narrativa clásica del cine.

Eso significa que el autor del filme haga confluir todos los elementos escénicos y su puesta en escena en un camino expresivo. Esto se logra mediante el análisis concienzudo de la historia.

Las historias para el cine “hablan”, “dicen” cómo desean ser puestas en escena y qué narrativa debe ser la más adecuada.