1.- La generación de dominicanas y dominicanos de la que formo parte, ha tenido la dicha de haber escuchado a narradores de béisbol que les daban elegancia por su forma de relatar el juego. La exposición con calidad del pasatiempo beisbolero está en extinción, porque no abundan narradores como Billy Berroa, Lilín Díaz, Félix Acosta Núñez, Eliseo Cabrera, Fidencio Garris, Yoyo Rodríguez; Manolo de la Reguera, Rafael –El Dinámico- Rubí, Buck Canel, Pancho Pepe Cróquer, Felo Ramírez y otros que fueron modelos de su profesión.

2.- Por ejemplo, Santiago de los Caballeros,  ha contado con cronistas como Ramón de Luna y Papi Pimentel que, en su oportunidad, dieron cátedra de lo que es detallar con exquisito profesionalismo un encuentro de béisbol. En la actualidad, Santana Martínez, Kevin Cabral y Mendy López, describen los encuentros y hacen uso del humor como si estuvieran dando una grata charla orientadora.

3.- Los juegos narrados por Osvaldo Rodríguez Suncar, desde San Pedro de Macorís, Ricky Noboa en San Francisco de Macorís y en la capital dominicana por Rooseverlt Comarazamy, llevan a quienes les escuchan a sentirse que están en el estadio presenciando el espectáculo.

4.- El béisbol, en un país civilizado es una diversión familiar respetada por todas y todos  los que en ella intervienen, desde los jugadores que están en el terreno hasta los que narran.

5.- Cualquier actividad laboral pagada puede ser ejecutada de buen gusto, en forma exquisita, o inelegante dependiendo de la persona que la realiza. Todo depende de cómo el actor quiera llevar a cabo su obra. De igual manera, se puede trabajar con el fin de ser célebre con gracia y sentido de humor, o ser un divertido que desagrada.

6.- Encender el radio o la televisión para disfrutar el relato de un juego de béisbol, es algo que la persona física mentalmente se prepara para deleitarse encontrándose a gusto, pero no para padecer, sentirse burlada y apesadumbrada.

7.- Escuchar o ver un juego de pelota es recrear el espíritu, pero no debe convertirse en una pesadilla por la narración burlesca. El sarcasmo no motiva alegría, genera fastidio, y nadie decide oír un juego para sentirse objeto de puyas de mal gusto.

8.- Por el estado de agrietamiento que se encuentra hoy la sociedad dominicana, ningún ser humano con sano juicio puede pensar que la narración del béisbol va a tener, en su generalidad, expositores que respeten a los fanáticos, que hagan su trabajo con exquisitez, finura. El ambiente dominicano de hoy no está para delicadeza, suavidad y respeto. Lo que se está imponiendo es la chercha, sin importar que quien la percibe  se sienta a disgusto u objeto de burla. Al parecer, para algunos narradores es muy difícil la combinación de hacer el trabajo con profesionalidad, mantener la simpatía por su equipo y ser respetuoso.