A unos días de celebrar el día internacional de la mujer, me vino a la mente el libro “La mujer total” tan mencionado por mi mamá cuando yo todavía era una niña. El mismo presenta el testimonio de la autora al enfrentar una crisis matrimonial y la forma como salvó su matrimonio, resaltando la importancia del rol de toda mujer en la relación de pareja y en la familia.

Los años han pasado y me pregunto que pensarían las mujeres jóvenes en la actualidad si leyeran este libro. Seguro no se identificarían con mucho de lo que plantea la autora. Los modelos de mujer han ido cambiando en nuestra sociedad a pesar de que, lamentablemente, las situaciones que enfrentamos siguen siendo muy similares a las de hace 30 años. Continúan los problemas de desigualdad y de discriminación, entre otros.

Mi realidad como mujer es muy distinta a la realidad que vivió mi mamá. En su caso, a pesar de haber deseado estudiar una carrera universitaria, no le dieron muchas opciones. Estudió piano e hizo un secretariado pues era lo que se estipulaba en su época. Tuvo la dicha de desarrollarse en el ámbito artístico pero su prioridad siempre fue y sigue siendo su matrimonio y su familia. Yo, por otro lado, pude estudiar lo que quise e insertarme en el mundo laboral desde muy joven, asumiendo responsabilidades de manera independiente. Mi familia también ha sido y sigue siendo mi prioridad, pero nunca me visualicé como ama de casa a tiempo completo. Estas son solo algunas de las diferencias.

Es una realidad que la mujer ha ido asumiendo nuevos roles y se ha integrado al mercado laboral, demostrando gran capacidad pero enfrentando muchos retos, incluyendo la brecha salarial y la necesidad de conciliar su vida laboral con la vida familiar. Algunas nos hemos convertido en mujeres multitasking realizando múltiples tareas, llenas de satisfacción por los logros alcanzados, pero muchas veces cansadas y estresadas ante todos los frentes que tenemos. Otras se quedan en sus hogares. En ambos casos, todas somos mujeres totales y completas que influimos en las vidas de quienes nos rodean.

En nuestro país la población femenina representa un poco más de la mitad de la población con un 50.22%. Cada vez más mujeres son valoradas y admiradas por su participación en distintos ámbitos, como el político, el social, cultural, religioso y económico. Todavía no son suficientes y siguen predominando los hombres en puestos de poder con mayores sueldos.

El acceso a la educación es un factor fundamental que permite a la mujer desarrollarse y aportar al crecimiento socioeconómico de su país. De acuerdo al informe de la OEI, tenemos el porcentaje más alto de mujeres que estudian en la universidad y que se gradúan de estudios superiores, superando por mucho a los hombres. Pocas lo hacen en áreas de ciencias, matemática y tecnología.

Me atrevo a decir que si se escribiera de nuevo el libro de la mujer total en la actualidad, sería diferente ya que cada mujer es única y puede ser total en sus distintos roles y en los ámbitos donde se desempeña, incluyendo, pero no limitándose al hogar y la familia. Son muchas las conquistas de las mujeres a lo largo de los años. Todavía queda mucho por alcanzar. Es un trabajo arduo que nos corresponde a todos.

¡Feliz día de la mujer a cada luchadora y heroína de nuestro país!