Es lo más natural y seguro en la vida del hombre, pero es un tema considerado tabú. Los pensamientos que rechazamos en nuestra conciencia, tienden a desarrollarse en nuestro inconsciente, pudiendo afectarnos negativamente.
Todo organismo viviente, tiene una especie de cronómetro, que en un momento dado determina que sus células inicien la apoptosis o muerte celular (si no sucede algún otro evento antes), comenzando el proceso de morir.
Hagas lo que hagas, con los hábitos que desarrolles lo más que logras, es la posibilidad de vivir algunos años adicionales de vida, no más. Conoces poca gente mayor de 100 años. Pero aunque perdiéramos parte del cuerpo, lo que más suele interesar es la posibilidad de que se mantenga nuestra conciencia.
Quiero comentarte una investigación cualitativa muy interesante que se hizo en los años 70 y se convirtió en un bestseller. Me refiero al trabajo del Dr. Raymond Moody Jr., médico psiquiatra estadounidense. Él observaba que las personas próximas a morir o que eran sometidas a resucitación cardiopulmonar después de muertes clínicas, experimentaban vivencias muy peculiares y bastante universales (independientemente de sus creencias). Sencillamente comenzó a registrar esas experiencias, comprobando una serie de elementos comunes como: conciencia fuera del cuerpo, la famosa luz al final de túnel, percepciones de todo lo que sucedía próximo y no tan próximo a sus cuerpos, estados de conciencias muy superiores a los habituales, etc. Moody refiere que siempre que dio conferencias sobre el tema, aparecían más personas que le comentaban haber tenido esas vivencias, sorprendidas porque alguien pudiera comprenderlas. Es un fenómeno bastante común.
La experiencia de Moody ha recibido críticas. Algunos dicen que es mentira de él o de los pacientes, se ha hablado de isquemia cerebral, efecto medicamentoso alucinógeno, proyecciones del inconsciente individual o colectivo, etc. Aunque: no es evidente qué beneficios obtienen los pacientes con esos comentarios, no todos estaban medicados, la experiencia es bastante uniforme, a veces con confirmaciones de familiares sanos, etc. Pero lo más importante, es la transformación positiva que muestran estas personas en sus vidas a partir de ese fenómeno y el que otros médicos han reportado experiencias similares.
Habitualmente, al médico le resulta penoso acompañar a los pacientes moribundos cuando ya no tiene tratamientos que ofrecerle, pero los que suelen acompañar a estos pacientes, a menudo refieren experiencias difíciles de explicar.
Muchas personas, incluso médicos, piensan que la conciencia es una especie de secreción que produce el cerebro y que al morir el órgano, interrumpe su producción.
Estoy convencido, aunque no por evidencias científicas, que la conciencia no desaparece nunca. Si bien al momento de estar en el cuerpo humano, se ocultan algunos recuerdos para poder realmente identificarse con la vida presente.
En algunos casos de estados de conciencia alterados: meditación, oración contemplativa, hipnosis, traumas, etc., pueden producirse experiencias parecidas a las descritas por Moody. . Incluso se han reportado experiencias anteriores al nacimiento, se ha dicho que: es pura imaginación, conexión con el inconsciente colectivo, reencarnación, etc.
El cristianismo ha insistido en que nuestra vida actual no es la importante, que estamos “desterrados” en este plano a manera de prueba, siendo nuestra función desarrollar nuestra conciencia espiritual. Algunas leyendas también aluden a esto (Thor, Hércules).
Comunicarse con los muertos es la práctica habitual del espiritismo. “El Libro de los Espíritus” recoge las investigaciones de Alan Kardec, sobre interrogatorios realizados a través de médiums, buscando informaciones de la vida después de la vida. La Biblia condena esta práctica, pero la reconoce como posible (1 Samuel 28 y Mateo 17). De forma clara rechaza esa comunicación, por el bien tanto de vivos como de muertos.
Una persona verdaderamente de fe, no le teme a la muerte pero ama la vida. Su práctica espiritual debería permitirle saber que su conciencia no está limitada a su cuerpo. Jesucristo dijo que el que creyera en él no moriría (Juan 11:25 y 2 Corintios 4:14). Haciendo alusión a la permanencia de la conciencia independientemente del cuerpo, porque los cuerpos de los cristianos también mueren. Tenemos una idea muy vaga de qué quiere decir “resucitar con un cuerpo glorioso”.
Conéctate con tu interior, descubrirás que la soledad no existe. Aprende a sentir sin tus sentidos, a descubrir que ya puedes estar con Dios, que el Cielo está donde Él está y conocerás la vida que trasciende al tiempo.