En el 2016 la República Dominicana ocupó el segundo lugar en muerte materna en la región del Caribe (Unicef). 

En los hospitales públicos murieron 168 parturientas: 121 dominicanas, 46 haitianas y 1 colombiana (Ministerio de Salud Pública). 

El 73.8% de las muertes ocurrieron por causas obstétricas directas, tales como, edema, proteinuria, hipertensión en el embarazo, parto y post parto, sepsis e infecciones puerperales. El 26.2% de los fallecimientos fueron producidos por causas obstétricas indirectas, entre ellas, el VIH/SIDA y complicaciones en el sistema respiratorio en el embarazo, parto y puerperio.

Se ha argumentado que una de las posibles causas de las infecciones son el alto número de cesáreas en centros que carecen de las condiciones mínimas de salud.

El índice de mortalidad materna en la República Dominicana es muy alto, sobre todo si se toma en cuenta que el 97% de los partos se realizan en centros de salud. Las adolescentes son las más propensas a la muerte materna.

La mortalidad materna está unida a la  neonatal que, en la República Dominicana es la tercera más alta de América Latina (precedida de Haití y Guyana) con 2,441 fallecimientos de infantes en el 2016, 72% de los cuales (1,748) murió con menos de un mes de nacidos.

Esto significa que de cada 1,000 nacidos vivos mueren 25. Cada día mueren 13 bebés menores de 28 días. Y el 80% de estas muertes son prevenibles.

El abandono de la salud pública en la República Dominicana es de tal magnitud y perversidad que funge como una estrategia soterrada del gobierno de Danilo Medina y el PLD para eliminar el nacimiento y la vida de la gente pobre. El gobierno cartelizado del PLD, sustentado en la corrupción y la impunidad, quiere hacer del país un "paraíso" para ricos y turistas blancos, condenando al resto de la población a la miseria, la muerte y el exilio.

¡Necesitamos alzar nuestra voz viva y ancestral para liberar el país de tan terrible vorágine!