Desde siempre hemos escuchado que la gente dice que cada niño viene con su pan debajo del brazo. Y otras personas dicen: Ja, eso era antes, ya no es verdad que los niños vienen así, pues la leche está muy cara y los pampers son costoso. Es decir, la gente lo relaciona con la facilidad o no para mantener a esa criatura,  y el bienestar que poseían los padres para atender a ese niño.

Sin embargo, más que la facilidad de avanzar o no, más que la comida asegurada o no,  que tenga un niño o niña, creo que el pan debajo del brazo tiene relación con la misión de vida de cada persona, y si es así  tiene mucho sentido lógico este dicho o refrán.

Qué es la misión o propósito de vida?

Antes de dar alguna respuesta,  es necesario hacernos algunas preguntas: en qué ayudo a los demás?   ¿Cómo me siento haciendo algo por los otros u otras? Reconozco la misión de los otros? Encuentro sentido en  las cosas que hago? Qué legado me gustaría dejar en el mundo?… Al tener estas preguntas completadas, entonces podemos hablar de la misión o propósito de vida.                                                                                    

La misión de vida es? aquello que me ayuda a definir el gran propósito, es decir, el para qué naciste. Y el propósito es la razón para la cual naciste de forma grande y única, el propósito de vida identifica a cada persona, es único de cada uno, tan autentico y único como la personalidad, el propósito es la marca personal de cada ser humano. Es la huella única que deja en este mundo.

Cuál es el sentido que impregna a la vida el propósito de vida?

Toda persona que está en niveles de conexión sanos, sabe que existe el para qué y el por qué hemos nacido, y estas dos cuestiones van dejando elementos de profundidad en el ser. El para qué he nacido no puede tener la misma respuesta que daría mi amigo, pues ese para qué no tiene repetición. Es único y auténtico de cada ser, ninguna persona es copia de otra, por tanto, al poder dar o tener una respuesta personal, da también da un sentido personal que va más allá de las cosas triviales que hacemos cada día.

Cuando puedo tener la claridad en el por qué y en para qué, entonces puedo decirme a mí misma/o, estoy madurando, mas como sé que nadie cae de maduro, entonces me entero que cada dia, es una oportunidad de renovar lo que hago, lo que tengo, lo que ofrezco y lo que recibo.

Al poder identificar la misión y el propósito de vida, esto permite que la persona viva en niveles de conciencia despierta, también permita vivir con niveles de vibración elevados, los cuales nos amplían la mirada, nos restauran la existencia y a la vez nos abren nuevas formas de creer y de crear.

La misión o propósito de vida dan sentido a la vida, porque todos y todas hemos nacido para algo, por eso, no se vale copiarse de nadie, repetirse tampoco, pues somos proyectos únicos como  millones de humanos en el mundo. Es poner el talento que me dieron a producir, cultivar, recrear, ampliar los talentos, el mundo necesita de ellos.

Misión y propósito dan sentido porque nos mueven de la rutina, nos sacan de la zona de confort, nos ayudan  a cambiar la mirada y empezar a ver con ojos de amor, de esperanza, con la certeza de que todo es nuevo, bueno y bello, y si algún detalle desafina, es con la intención de recordarnos la importancia de conectar con el para qué nací.

El mundo de hoy necesita mujeres y hombres con firmes propósitos, conscientes de saber que lo que me toca aportar y no lo hago se queda sin hacer, no cumple su cometido, se queda el vacío. Y el vacío no se soporta vacío, tiene la necesidad de llenarse y se llena, aun sea con lo que no es.

Es un buen momento del año para hacer una revisión profunda de lo que quiero, del para qué he venido a este mundo.