1.- Desde siempre se ha discutido si la conducta de la especie humana está influenciada por lo biológico o genético, o por las condiciones ambientales, principalmente socioculturales, o por ambos factores a la vez. En lo que no hay discusión es que, en cada medio social la forma de proceder está conformada por los actos que habitualmente ejecuta una persona.
2.- La rutina en la ejecución de algunos actos evidencia en muchos miembros de la comunidad dominicana una especie de adición a los mismos; uno de esos vicios frecuentes es la mentira que está como una dependencia, se hace uso de ella con una espontaneidad que prueba la familiaridad a su uso.
3.- La mentira está tan ligada a algunas personas que las convierten en adictas a su manejo; la consideran como un pilar de su modo de vida y sin el cual no pueden manejarse en sus relaciones con los demás. Mentir viene a ser, para el que cultiva la mentira, una especie de cualidad virtuosa.
4.- Sin duda, quien se aclimata a practicar la mentira se capacita para utilizarla tanto que la adecúa a su forma de ser, procurando acreditarla dándole valor de confianza absoluta a lo que en ella se ha fundamentado; el mentiroso busca que su mentira adquiera categoría de documento auténtico; quiere que lo espurio se conozca como fidedigno.
5.- Aquel que profesa la mentira llega a cultivarla en un grado tal que la abraza como una religión, a tenerla como una doctrina de su accionar en el medio donde vive; la reconoce como si fuera un don divino, y su convicción por ella no tiene límites.
I.- Comportamiento del mentiroso
6.- Porque tiene que buscar la forma de llegarle a las personas que quiere le sirvan de portavoz, el mentiroso se desdobla; unas veces se presenta arisco e insociable; otras, sociable y totalmente afable; dependiendo del ambiente donde busca arruinar a su víctima, dejar caer inventivas para desbaratarla moral y personalmente.
7.- La sinuosidad del mentiroso se revela en su forma de penetración antes de lanzar su mentira, primero analiza el ambiente y a los presentes; poco a poco va introduciéndose, y luego suelta las palabras con las cuales busca vilipendiar a quien quiere infamar.
8.- En su glosario de palabras para dañar, el mentiroso no hace uso de la mentira químicamente pura, por lo que hay que tener cuidado con el componente que utiliza porque puede exhibirlo muy fino, con gran elegancia, aunque en el fondo siempre será su arma predilecta el cuento, la bola, el embuste, la trola, la falsedad, la patraña, el artificio y la fábula; metiendo chivos, haciendo cuentos para confundir.
9.- Aquella persona a quien el mentiroso decide lesionar, puede decir que le ha caído encima la peor maldición cargada de villanía, calumnias, anatemas y ofensas; la bajeza hecha persona es lo que el mentiroso busca presentar a su víctima. La iniquidad es una de las armas del embustero.
10.- El mentiroso mancha reputaciones y para tal fin elabora una especie de libreto en el cual diseña su plan de acción enfocado en el descrédito bien diseminado; un amplio baldón que alcance totalmente al difamado; combina falsedades para penetrar con supuestos hechos de deshonor y deshonra, y cuando ha mancillado plenamente al infamado, entonces el engañoso respira hondo diciendo “misión cumplida”.
11.- El farsante jamás hace uso de la verdad porque la considera su enemiga principal; sus aliados diabólicos son el infundio adornado; la patraña expuesta y con elegancia aprendida; la malicia presentada con cara angelical; el descaro desarrollado con donaire para influir y dañar por completo; la hipocresía identificada como supuesta virtud; el fingimiento dibujado como algo habilidoso; la sutileza exhibida con grado de finura intelectual; la triquiñuela elevada a una gracia del espíritu. La camándula la tiene el mentiroso como medio de destrucción de honras escogidas.
II.- El mentiroso y sus ejecutorias
12.- El que utiliza la mentira en forma habitual la tiene como algo muy especial de su vida. Con el transcurso del tiempo hace de ella su aliada incondicional, sin la cual cree no puede tener existencia; la convierte en un símbolo, le rinde culto, le profesa veneración y le rinde homenaje. El mentiroso considera la mentira como aquello que le hace posible su estancia en el planeta tierra, porque está educado para mentir, instruido para dañar, adoctrinado para fastidiar, deshonrar y causar pesares a seres humanos de buenos sentimientos.
13.- Cualquier persona que quiera defenderse de las acciones malignas del mentiroso, es bueno que sepa que él puede ser identificado como malvado, embustero, perverso, engañoso, infame, trolero, protervo, malicioso, depravado, diabólico, embaucador, cuentista nefasto y enredador despreciable.
14.- Como disociador por excelencia, el mentiroso procura sembrar cizaña entre personas que se guardan afecto mutuo; él se la ingenia para convertir el cariño y estima, en odio y antipatía; los aliados los hace adversarios, donde impera la armonía siembra la discordia, hace aflorar la discrepancia, la disensión, la rencilla y la desavenencia, allí donde reina la concordia.
15.- El embustero con su arma venenosa, para desunir y crear conflictos entre amigos, socios y familiares, comienza lanzando especies que generan discrepancias, disconformidad y duda, con el objetivo de promover discusión, pugnas y rebatiñas, hasta llegar a la desunión; allí donde existe acoplamiento y firme conexión, el mentiroso hace labor en procura de la desintegración; donde hay alianza sincera lucha por escindirla.
16.- El mentiroso por su obstinación a la maldad, no tiene piedad con nadie; puede considerarse desvalido aquel a quien escoge para descargar la perversidad que le caracteriza; se mantiene en posición recalcitrante, no cede en sus pretensiones hasta conseguir su objetivo destructor. 17.- En su accionar no se mantiene siempre igual; cambia conforme su conveniencia; se presenta de diferentes maneras para no ser ubicado en sus actuaciones; su versatilidad es una de las cualidades que le permiten pasar desapercibido, se hace el ingenuo porque así a su versión le da credibilidad; lanza su especie mentirosa y se queda como un despistado.
18.- Ante el ataque artero del mentiroso, su víctima, alarmada por el infundio utilizado en su contra en forma sorpresiva, queda desarmada; el desaliento la domina; en su cabeza no cabe la infamia que el embustero ha puesto a circular. Reducir a la persona, hacerla sentir mal, es un objetivo del farsante que busca generar tristeza, angustia y pena, hasta llegar a la infelicidad.
19.- El mentiroso no tiene componte para su accionar malvado; es implacable, no se detiene ante nada ni nadie; es inflexible, cruel e intolerante cuando se fija la idea de causarle daño a determinada persona; no conoce la benevolencia porque producir tormento es su norte; la ofensa satisface al embustero.
20.- En su misión de hacer labor dañina, el que con la mentira deshonra, no distingue; poco le importa injuriar al familiar, al amigo, colega, camarada, conocido o vecino; un niño o un adulto, un hombre o mujer. Su objetivo es propagar la invectiva hasta hundir a su víctima. Se comporta infatigable mientras infecta y contagia con su habladuría.
21.- La cara de quien hace de la mentira una manifestación de conducta viciada, resulta de utilidad retenerla porque permite conocer, en parte, su forma de actuar; sus facciones, sus rasgos, pueden descubrir su perfil malvado. La estampa del mentiroso en un momento dado lo delata.
III. Reflexiones
a.-) No siempre el ser humano abrazó la mentira como formando parte de su cultura; por tanto, ha de llegar una etapa del desarrollo social de las fuerzas productivas, en la cual la especie humana estará liberada espiritualmente de toda clase de vicios sociales y, entre ellos, el de la mentira.
b.-) En nuestro país, inexorablemente, va a surgir un ordenamiento económico y social, sobre el cual se levantará una superestructura, en la que los dominicanos y las dominicanas, por formación educativa y cultural; y por haber asimilado convicciones éticas y morales, estarán liberados de taras sociales como la mentira, la falsía y otras desviaciones del correcto proceder.
c.-) En la medida que una sociedad se deteriora, más vigencia tiene el que hace uso habitual de la mentira. Los vicios sociales nacen y se desarrollan en ambientes donde la mediocridad sobresale, de ahí que en nuestro país los mentirosos abundan.
d.-) El medio social dominicano actual, por su base económica y la superestructura que sobre ella levanta, es ideal para la generación de vicios sociales que necesariamente dañan la conducta humana, incluida la mentira y sus negativas vinculaciones.
e.-) En la actualidad, como vicio social, la mentira está presente en todas las clases, capas y sectores de la sociedad; existe como algo sociocultural que ha infectado a todo el tejido social dominicano.
f.-) A los fines de contrarrestar la transmisión de los gérmenes que genera la mentira y otras taras sociales, en la niñez se impone aplicar un amplio programa educativo dirigido a edificar a niñas y niños de lo nocivo que es la mentira como deformación de la conducta del ser humano.
g.-) En nuestro medio, los padres y las madres en el seno de la familia están en el deber de educar a sus hijas e hijos, en la correcta conducta y el recto proceder, a los fines de que no se desarrollen dominados por los vicios sociales presentes hoy en el seno de la sociedad dominicana, y cada día se afianzan más en la medida que el modelo económico actual se hace ineficaz para garantizarle una vida digna al pueblo dominicano.
h.-) Dentro de lo posible se puede implementar un trabajo en las escuelas primarias edificando a los párvulos con relación a la ética, la moral, las buenas costumbres, la lealtad, la fidelidad, la honradez, el honor, el decoro, la dignidad y otros valores y haciendo hincapié en aquellos puntos que elevan a los seres humanos.
i.-) En la escuela primaria se ha de implementar la materia de moral y cívica, y dentro de ellas el estudio de los vicios sociales, destacando; entre otros, la mentira, y precisando que el que hace uso de ella es una persona nociva a la sociedad, porque daña a los demás, y el mentiroso es un corrompido, depravado, perverso, perjudicial, pernicioso, inservible, indolente y dañoso en toda la extensión de la palabra.
j.-) De seguro que toda persona de valía ha sido víctima de una mentira puesta a circular por un malvado mentiroso, y por lo regular la infamia proviene de alguien cercano; el agraviado resulta lesionado dos veces, por la invectiva en su contra y la deslealtad del embustero.
k.-) El mentiroso tiene sus iguales: es hermano gemelo del sinvergüenza, primo directo del traidor y sobrino del intrigante; esta familia tiene en común que se amamanta de la mentira y no sirve ninguno de sus miembros.
l.-) Hasta tanto la sociedad no se libere de la epidemia de la mentira y su más fiel intérprete que es el mentiroso, los sufrimientos en los seres humanos siempre serán una posibilidad latente, porque nadie está fuera del alcance de quien acecha al que sirve para causarle sinsabores y pesares.
ll.-) La mentira es tan dañina que lesiona al que la dice, al que la escucha y a quien la difunde; y su efecto dañoso se extiende a todos aquellos que ingenuamente dan crédito a la mentira propagada que contamina a los crédulos.
m.-) Los más peligrosos mentirosos son aquellos que hilan tan finamente su mentira que parece una verdad, y con ella hacen sentir sumamente mal a los que son inteligentes y habían confiado en esa verdad y en la amistad del embustero; pero luego comprueban que han sido víctimas porque aceptaron como verdadera la falsedad de un farsante.
n.-) Toda persona que logra sacar de su lado a un mentiroso, puede considerarse afortunada, porque él es un espécimen que solo sirve para hacer daño, hasta el punto de que mohosea los metales preciosos y deteriora el cedro.