Hacia 1991, con su single ‘Smell Like Teen Spirit’, Nirvana, la banda de rock de Kurt Cobain, era la delicia de multitudes con su recordado álbum ‘Nevermind’, el cual condujo a la gente de MTV a catalogarlos como los líderes de la generación X.

En un documental de Nick Broomfield se muestran "sin rubor alguno, los patéticos resultados de sus pesquisas en busca de pruebas que demuestren la implicación de Courtney Love en el asesinato de su marido. La declaración de un montón de freaks de Seattle (cantantes de serie Z, como El Duce, yonkis, mujeres de la noche y demás fauna marginal) que a buen seguro se pusieron ante la cámara a cambio de unos pocos dólares". (Guillot)

En esa lejana temporada de los 90’s, pude comprar una vieja edición de Soundgarden (‘Live to rise’, ‘Pretty Nose’, ‘Burden in my Hand’, ‘Louder than Love’) y no me arrepentí en modo alguno, aunque Alice in Chains, Stone Temple Pilots y Blind Melon tendrían otras opciones y variantes. Bajo un almanaque de los Boston Celtics, encontré eso que adoran ciertos iniciados: Oasis, Blur, Placebo, The Verve, RadioHead.

Adorar a Oasis y "jalarse los cabellos" es entendible en los conciertos, como se ha comprendido, después de tanto tiempo, que en la música electrónica se refugian las audiencias y que decir Ozzie es decir murciélagos sabrosos, Jack. No se me escapa que una sensación es un Spinetta y que un satori es instantáneo o que una noche es un ticket hacia Megadeth. Tampoco pierdo de vista que de hermosos acordes está escrito el hermoso camino del infierno. Todo esto para saber que Bruce Springteen, acorralado en las simbologías de una guitarra mayor, puede ser una revelación misteriosa o que en las indubitables lecciones de una "corriente musical adversa" pueden encontrarse joyas inexplicables.

Antes y luego del post punk, el new wave se apoderaba de todos en Europa (1980) mientras yo, que había conocido las interioridades de un rock menos propenso al desvarío de las multitudes, pensaba que todo esto era un especie de magia atolondrada en la que se podría decir que nadie estaría a salvo de acordes de múltiples orígenes. De manera estructurada, recuérdese a The Cure, The Sisters of Mercy, Joy Division, Clan Of Xymox, Dead Can Dance, Alien Sex Friend, Specimen, bandas insobornables. Llegamos en esa época entonces a Depeche Mode (‘World in my eyes’, ‘Somebody’, ‘People are People’, ‘Strange Love’, ‘Behind the Wheel’, ‘Personal Jesus’); Public Image, Gang of Four, Parálisis Permanente, "cuerpo del delito" de que el rock gótico tenía sus variantes y que en el Deathrock habitaban fantasmas de todo tipo. Era una muestra mas de ciertas evoluciones irredentas, así como el dark wave en Alemania daba sus variantes y era evidente que el uso del sintetizador, con la tecnología mas absorta, abriría nuevos recursos con Gary Numan, Soft Cell, Modern Talking (‘Atlantis is calling’, ‘Geronimo’s Cadillac’) y Pet Shop Boys (‘West and Girls’, ‘Always on my Mind’, ‘My October Symphony’). Bailaría la gente sin saber que Robert, ahora en Maryland, prefería las variantes mas rockeras de Iron Maiden, Judas Priest o Def Leppard? Cómo surge entonces el Heavy Metal?

Con los astros en favorable formación, el sabio Kesting, adicto a las variantes mas diversas, me comunicaba que tenía que internarme en Black Sabbath, (‘Sabotage’, ‘Paranoid’, ‘Technical Ectasy’); Led Zeppelin, Queen, y Deep Purple, claro todo esto analizando la cultura de "Sexo, Drogas y Rock and Roll" porque éramos contemporáneos de Woodstock (aunque no lo éramos). Se complicaba todo con Luis Fernández y The Cure, R.E.M, U2, Red Hot Chili Peppers, algo underground en sus comienzos iniciáticos, en los 80’s e inicios de los 90’s. Cómo entender que éramos asimiladores imprevistos -ósmosis, diríamos- de una cultura norteamericana "en desbandada de paciencia" y ahora una cultura inglesa que modificaba "los estatutos del pentagrama" en búsqueda de nuevas fórmulas? Se evoluciona hacia los 60’s con los sabios acordes de Jimmy Hendrix y la increíble prospección musical de Keith Richards y Eric Clapton que -en base a Cream- elaboran una nueva manera de tocar la guitarra. He aquí a Frank Zappa y a sus Mothers of Invention que elaborarían el rock sinfónico de mejores luces, una versión inconoclasta en lo cultural refugiada en melodías inacabadas.

Recordé esto claramente cuando investigaba la producción cinematográfica de la película Help, film en el que Los Beatles buscan un anillo perdido en un reino de Medio Oriente. Había logrado entender que la película en la que Ringo busca ese anillo, que consolidó definitivamente su éxito en Liverpool, con guión de Mark Behn (‘La mirada del observador’, ‘La doncella de hielo’, ‘Charada’), tenía una banda sonora de extremado lujo, dirigida por Richard Lester y donde salen Victor Spinetti y Eleanor Brown. Mucho antes, los mismos Beatles habían protagonizado la joya de ‘Yellow Submarine’.

Surge entonces el rock sicodélico en sus múltiples colores, -tan caro a todos- con la versión en California de Grateful Dad, Jefferson Airplane (‘White Rabbit, ‘Somebody to Love’) y The Doors (‘Full Circle’, ‘An American Player’). Alguien nos habla de The Mamas and the Papas y recordará que después de todo, los ingleses maravillaban al mundo con el Revolver de Los Beatles y el Sgt Pepper’s "Lonely Hearts Club Band" y su "Magical Mistery Tour".

Unos años después, en un hito mercadológico y creyéndose iguales que en la industria automovilística, nace en Detroit el sello Tamla Motown, con el inefable Berry Gordy, quien juntó a unos niños inverosímiles que cantaban con un carajito bailarín y de voz soprano-tenor que conduciría a sus hermanos a un éxito extraordinario y arrollador en el Pop. Ese niño respondía al nombre de Michael Jackson y sus hermanos decían ser los Five. Le comuniqué a Kesting que, mucho tiempo atrás, en 1954 -Memphis era todavía un sueño- Elvis había grabado la considerada primera canción del rock de la historia, ‘Thats all rigth mama’, que la revista Rolling Stone celebra, aunque contradicciones dicen que el ex-esposo de Tina Turner, Ike Turner compuso ‘Fat Man’ que luego sería conocida como Rocket 88. Luego, marchar en retrospectiva hacia los 70’s entrados en edad -los 70’s, no nosotros- con Alice Cooper, Slade, Queen o David Bowie.

Todo comenzaba a dictarse con el maquillaje del glam rock, aunque la ola del hard rock norteamericano con Mountain y Gran Funk Railroad, nos dejaba pensando que los límites del género no eran explotables al máximo y que en la noche mas oscura habría soberbias evoluciones. Eso lo demostró luego Judas Priest -que introdujeron la típica manera de vestir de los metals-, y los que llegaron al metal mas desatado en su desarrollo final como UFO, Scorpions, Nazareth y otras bandas no menos importantes. Aunque nunca lo supimos, Kesting podría ser adicto a AC/DC (saberlo es cuestión de varios emails) pero no era cierto porque no nos lo dijo nunca. Una notoria influencia de los medios nos había conducido a pensar que los herederos de Los Beatles (Ramones, Patti Smith, Iggy Pop y The Dictators), así como los Dead Boys en los Estados Unidos eran -a las claras- una expresión que debía ser enfocada a partir de otras variantes.

Toda esta nostalgia me ha llegado a la memoria cuando recuerdo a Cobain al ver esta foto en el libro de Guillot (y aquella versión nada dramática sino excelsa de "Dark Side of the Moon" que, según algunos, se convirtió en el disco mas exitoso del género) y ahora que medito bajo ‘Whats the Story, Morning Glory’ que vendió 22 millones de discos worldwide y que nos retiene en otras memorias.