Es un error confundir presupuesto con propaganda política, al tiempo que se confunden las formas de comunicación según el medio. Aunque suele ser un error cometido a pota, probablemente con la única prioridad de lucrar.

João Cerqueira de Santana Filho hizo su mejor trabajo dándose a conocer como un efectivo especialista en marketing político. Florece su sapiencia a partir del logro de cierto equilibrio emotividad-ideas que logra imprimir a políticos con los que ha trabajado y con los cuales hubo comunión de valores (e intereses económicos).

Como no es un estudioso ni tampoco muestra innovación, suele caer en repetición de sus ideas y traspasa sus “creaciones” de un candidato en Brasil como en RD, por ejemplo. Pero ese no es el mayor de sus resbalones.  Sus traspiés están en confundir medios y en su falta de visión como cineasta, no piensa como creador de imágenes, como compositor de visiones.

Es sensible componiendo frases, manejando “imágenes” para ser oídas. Pero de manera alguna puede trabajar para lograr el mismo impacto afectivo en medios audiovisuales.

Es muy poco probable que este mercadologo (marqueteiro en Brasil) pueda lograr trabajos para incitar empatía de un candidato, sobre todo si ese candidato carece de carisma para discurso en público. Puede lograr alguna penetración en los medios bajo la modalidad de repetir una mentira, o una idea engañosa, mediante un aluvión de pautas comerciales en radio y tv al mismo tiempo y asimismo con grandes vallas e inundación de espacios en cualquier medio noticioso como los periódicos (la presencia de fotos y declaraciones de un sector de políticos por encima de otros es permanente para que pueda mantener ocupada la psiquis del votante).

Y es ahí donde entra su mejor herramienta: el presupuesto.

A falta de generar afecto, se suple con la antigua arma de repetir un alegato hasta sembrarlo como bueno y valido en el imaginario popular.

Pero hoy ya sabemos que la exposición de un producto o candidato en un determinado medio, por ejemplo en la televisión, es un cuchillo de doble filo, un bumerang que tanto puede generar una relación empática y afectuosa como también generar el rechazo a quien se pinte como la única opción para dirigir un país. 

Los mecanismos de comunicación de hoy son mucho más complejos que antaño y a eso se añade que mercadologos como Santana jamás logren emocionar y hacer que los votantes les den la razón a sus clientes, simplemente porque esos publicistas no conocen la idiosincrasia de un pueblo ni les importa si su cliente y sus ideas y valores sean consecuentes con las del pueblo. A falta de conocimiento para lidiar con eso, extrapola lo que sabe manejar en un medio para todo los demás gracias al presupuesto de un país y los políticos que le pagan con el erario.