En los últimos diez años la literatura dominicana ha recibido una considerable atención en la academia norteamericana y europea. Lamentablemente, salvo contadas excepciones, estos estudios no han llegado a conocerse en la República Dominicana.
Entre los libros recientes sobre literatura dominicana producidos desde la academia norteamericana figura Masculinity after Trujillo: The Politics of Gender in Dominican Literature, de Maja Horn, publicado en 2014 por la University Press of Florida, una de las más reconocidas del mundo académico norteamericano por su catálogo dedicado a los estudios del Caribe.
El libro de Maja Horn presenta un acercamiento interdisciplinario a un tema inquietante y de mucha actualidad: la vigencia de cierto discurso dominante de la masculinidad que da forma y sentido a las prácticas políticas y culturales de República Dominicana a partir de los inicios de la dictadura trujillista. Para examinar esta cuestión, la profesora de Barnard College (Nueva York) recurre a herramientas analíticas del campo de la sociología con las que aborda un interesante conjunto de obras literarias dominicanas.
Una de las hipótesis que la profesora Horn prueba de manera contundente es el modo en que las concepciones de masculinidad propias de la cultura estadounidense han incidido en la formación de las relaciones de género en la cultura dominicana moderna, una afirmación ciertamente provocadora en lo tocante a la interpretación de la historia cultural de nuestro país.
Otro elemento a destacar del libro de Horn es la selección de textos literarios que sirven de base a sus conjeturas en torno al género y el sujeto en el contexto dominicano. Horn inicia su análisis examinando las novelas De abril en adelante (1975) y Uña y carne (1999), de Marcio Veloz-Maggiolo. En ellas identifica una clara tendencia a perpetuar el patrón de masculinidad asociado históricamente a la época de Trujillo.
Horn también presta atención a la obra de Hilma Contreras, en la cual identifica un alejamiento de las concepciones de género propias del trujillismo para proponer un paradigma alternativo de relaciones sociales basado en la solidaridad y la acción colectiva. A este respecto, su lectura de La tierra está bramando (1986) es particularmente iluminadora.
Los últimos dos capítulos de Masculinity after Trujillo amplían la hipótesis en torno a la manera en que el modelo de masculinidad trujillista estructura las relaciones sociales y políticas en la República Dominicana del tercer milenio, tanto en el contexto de la isla como en la diáspora. Los textos que privilegia en esta parte de su estudio son las novelas Papi (2005), de Rita Indiana, y The Brief and Wondrous Life of Oscar Wao (2008), de Junot Díaz.
Es claro que la profesora Horn está al corriente de los debates actuales de la crítica en los estudios del Caribe; sus diálogos con la obra de Raphael Dalleo, Dara Goldman y Shalini Puri, entre otros, así lo confirman. Con todo, en lo tocante a la teoría cultural su repertorio crítico es limitado.
En este sentido, el empleo recurrente de las teorías del filósofo argentino Ernesto Laclau sobre la hegemonía, pieza fundamental en el argumento de la profesora Horn, pudo haberse enriquecido con la incorporación de los planteos recientes de otros teóricos que han abordado los modos de intervención imperialista a nivel planetario, como es el caso de Neil Lazarus, Stephen Shapiro y Benita Parry desde la academia inglesa.
Ciertamente, el debate en torno al paradigma de masculinidad dominante en el contexto dominicano que Maja Horn expone en su estudio invita al examen del archivo literario dominicano de la postdictadura en busca de renovadas lecturas.