El título de este artículo, de primera entrada daría paso inmediato a la imaginación de que trata, o de una película de un personaje ficticio que era el Avispón Verde, o de una acción social que se manifiesta como rebeldía de una buena parte del tejido social dominicano.

A fin de evitarle elucubraciones, dicho título encierra un parangón entre la verdadera identidad del personaje de la película, quien con una simple mascara verde, encubría su verdadera identidad para combatir el mal, incluso, acompañado de otro personaje que le llamaba Kato, quien en definitiva era quien peleaba por ser diestro en las artes marciales.

Sin embargo, como establecemos que también podría tratarse de una acción social que expresa su rebeldía en contra del mal, en especial, sobre la impunidad, queda claro que nos referimos a la llamada marcha verde.

Al respecto, ustedes me preguntarán, ¿Y qué tiene que ver la Máscara del Avispón Verde de referencia  con dicho movimiento social?

En primera instancia, a modo de respuesta, el movimiento verde, encubre su identidad en un colectivo que adquiere la connotación de pueblo o sociedad civil que aparece, igual que el Avispón, cuando grupos del poder atentan contra la sociedad.

Resulta vinculante con el criterio de este esbozo, referir el modo operandi del Avispón Verde, a fin de que el presente parangón tenga resistencia tautológica.

El drama trata de un héroe enmascarado que combate el crimen, haciéndose pasar por uno de ellos al infiltrarse en dichas redes, encubriendo su verdadera identidad de un editor del periódico Daily Sentinel, cuyo nombre verdadero era Britt Reid, quien se acompañaba en su hazaña de héroe, por su ayudante enmascarado, identificado como Kato e interpretado por el famoso Bruce Lee, en una serie de televisión de los años 60, asistiéndose de un vehículo blindado, Chrysler Imperial, llamado Black Beauty, poseyendo grandes habilidades, especialmente Kato, quien llegó a ser uno de los más grandes y famosos cultor de las artes marciales del mundo.

La anterior descripción, resulta ser un sendero que nos conecte de nuevo con el título de este pequeño enfoque, en virtud que el avispón, era un ciudadano común, que hacía su vida cotidiana, incluso, por su involucramiento en el crimen, por el cual luchaba para erradicarlo. Siendo perseguido por la policía, al verse mesclado, y donde sólo escapaba él con su máscara, pues quedó etiquetado como uno más del montón, aunque luchara por algo justo.

En su papel, se paraba de su escritorio de editor, y se transformaba en el Avispón Verde en un santiamén, y como estaba infiltrado en la mafia, sabía los escondites de los centros de operaciones, e ipso facto cumplía su papel, retornaba a su escritorio como si nada hubiera ocurrido.

Al compararlo con la marcha verde, resulta casi imposible, determinar cuándo marcha el pueblo llano y cuando marchan macos y cacatas, en virtud que en la misma se confunden partidos políticos del sistema de la oposición con sociedad civil, dificultando distinguir si dicha marcha, es una lucha por el bien del pueblo, o es un simple escenario para algunos partidos, exponer banderas de luchas mezcladas con las reivindicaciones y las verdaderas intenciones del pueblo. 

Aquí podría pasar igual –en materia de separar los mansos y los cimarrones- cuando el Papa Pedro el Católico, en 1209, ordenó detener el crecimiento de los Albigenses-herejes- (por la ciudad de Albi) en la plaza de Béziers -en Francia-, tras el ciclo de las persecuciones políticas y religiosas, y de paso, eliminar a los herejes, los cuales, en un momento de pavor, se mezclaron con los cristianos, a lo que el cruzado que encabezaba la jornada, al sentirse confundido, exclamó, ¡Se han mezclado herejes y cristianos! ¿Qué hago? -Contestando el encomendado- ¡acabar con todos, y que Dios en el cielo, escoja los suyos!

En un parangón con el accionar de los que no son genuinos miembros de la sociedad civil, pero que se infiltran en la macha verde, el pasaje anterior nos ofrece una plataforma conceptual, para referir que lo mismo pasaría al momento de que los manifestantes de la marcha verde, mezclados, mansos y cimarrones, y hasta asaltado ideológicamente de una clase política, el pueblo, deba escoger quienes son marchas verdes, genuinos representantes de sus reivindicaciones, y quienes son partidos que andan con su atarrayas pescando votos y ventajas políticas.

Queda claro, que este esfuerzo de lineamiento académico, en ningún momento expresa exterminio de los esfuerzos que haga el pueblo por sus conquistas, y máxime, por el fin de la impunidad, lo que trata más bien, es que son muchos los que participan en el movimiento usando la máscara del Avispón Verde, que teniendo políticamente otros colores, y hasta ser astillas del mismo palo, se quitan la suya para usar irónicamente una máscara ajena, dejando el cuerpo afuera como el Avestruz, que escondiendo la cabeza, dejan el cuerpazo afuera.