La marcha de ayer es un punto de bifurcación que se abre después de muchas decepciones. Un movimiento de estas características precisamente surge porque se han agotado las posibilidades electorales de cambio cada vez que se emite un voto por alguien que se supone va a transformar la realidad y termina siendo más de lo mismo.
La marcha verde es un espacio abierto a todo el que quiera asistir ni siquiera importa la filiación política. Es normal que quienes tengan cierta afinidad con el partido de turno cuestionen la validez del movimiento diciendo que quien lo motiva es la oposición porque también es normal que los líderes de Partidos que no son del gobierno asistan y quieran ir, de hecho, sería una torpeza política que no la apoyen.
Hasta el momento ha surgido un cuestionamiento de quien financia la Marcha Verde porque el interés de muchos es encontrar una rendija por donde dejar filtrar sus iniquidades, las mismas que ayudan a mantener el estatus quo. Y yo hago una pregunta ¿por el hecho de que un partido político se identifique con la marcha deja de ser real la razón que la motiva? No se puede desmeritar un movimiento social solamente porque algún Partido la apoye pues para ellos eso es estrategia, no identidad real con lo que allí sucede.
Quizás es bueno aclarar algo. La Marcha Verde no es contra Danilo y su gobierno pues no es el responsable absoluto de la corrupción. La marcha es contra un sistema que alberga una historia de impunidad. En el año 2005 Participación Ciudadana publicó un documento titulado 20 años de impunidad desde 1985 hasta el 2005 y registraba cómo todos los casos de corrupción habían quedado impune sin resolverse ninguno por más graves que fueran. Ese documento fue reeditado incluyendo otros casos peores, pero con igual resultados
La historia que nos ha tocado vivir es traumática y también toca parte de este gobierno. Por eso en la marcha no se menciona exclusivamente al Partido de turno, se mencionan a todos. La lucha es por el fin de la impunidad sin importar a qué partido haya pertenecido nadie.
En la marcha de ayer la resistencia y la voluntad de detener la impunidad vistieron las calles de voces y pasos verdes que reclamaban el derecho a la dignidad del pueblo. Diluido en ese mar inmenso de rabia y esperanza se encuentra la decisión de un pueblo mancillado, molesto y harto.
Las calles recorridas fueron surcos de esperanza de un pueblo que experimenta el cansancio de las diatribas horrendas de los políticos, el maltrato de un sistema económico que hunde sus uñas ponzoñosas en la dermis de una población sin antibióticos que contrarresten su veneno. Una sociedad jugando a inventar el alba y a reinventar los colores de un arcoíris opacado por la corrupción y la impunidad.
Esta marcha fue como paloma que te entrega una orquídea perfumada con el olor de la esperanza y de los sueños, un infinito brote de locura y poesía porque el cerebro se vuelve más creativo cuando se ilusiona, cuando el amor se vuelve patria y ancla sus remos en el corazón de las personas sin voz, pero con ganas de decir.
Al son de los latidos de una ciudad enferma marcharon por unas calles decoradas por la inmensidad de piel de distintos colores y trajes verdes.
Si algo nos enseñan estas marchas es que, ante los problemas que nos agobian siempre es posible la esperanza y el clamor por la justicia porque en cualquier escenario de la vida lo terrible es la indiferencia y la preocupante es el olvido.