La semana pasada el gobierno dominicano anunció su nueva campaña de promoción del país con el objetivo de promover su turismo, sus productos locales con vocación de exportación, la facilidad para la inversión, así como nuestra cultura y el talento dominicano. En otras palabras, lograr que la República Dominicana sea identificada no solamente por sus buenos peloteros y lindas playas. En esta ocasión el eslogan seleccionado para la campaña fue: República Dominicana, la República del Mundo. Fueron muchas las críticas que surgieron, tanto con respecto al eslogan, como con relación a su logo. Aparentemente este es muy parecido o prácticamente idéntico a otro que ya había sido creado por un diseñador extranjero para otra campaña publicitaria. En fin, comentarios positivos y negativos surgieron a raíz del lanzamiento de la estrategia “Marca País”.
En esta ocasión mi intención no es evaluar la estrategia del gobierno, tampoco referirme si ha habido plagio en el logo o no, y mucho menos si con el eslogan se logra la conexión necesaria con el país. Lo que busco en esta entrega es hacer un llamado a la reflexión sobre qué o quiénes somos verdaderamente la marca país de la República Dominicana. Si bien las estrategias desarrolladas desde el gobierno son necesarias, los verdaderos representantes y encargados de definir la marca que nos define como nación, somos nosotros, los dominicanos. Nuestro accionar tanto a nivel local, como en el extranjero es lo que nos va a definir como pueblo y va a determinar las características que serán resaltadas en otras latitudes. En nuestras manos está que la percepción que se difunda sea negativa o positiva.
Según cifras del Dominican Center for Social Justice para el año 2017, más de 2.5 millones de dominicanos residen en el exterior. A esto debemos sumarles, las personas que viajan por corta estancia, ya sea por placer o por motivos profesionales o de estudios. En el extranjero, son cada una de estas personas las que tienen la responsabilidad de promovernos y defender nuestra marca. No solamente hablándoles de nuestras bellas playas, ríos, montañas y exquisita gastronomía, sino con una conducta ejemplar. Es nuestra obligación actuar de manera tal que la imagen que dejemos como país sea una motivación adicional para visitarnos, aparte de esas que pueden ser descubiertas a través del internet.
Es lamentable, pero la gran mayoría de las personas que hemos tenido la oportunidad de vivir en el extranjero hemos sido testigo de que en ocasiones nuestra reputación no es motivo de orgullo. En ocasiones llegamos a ser víctimas por conductas de otros compatriotas que no representan lo que realmente somos. Por esto, no importa la inversión que se haga desde el gobierno, si como dominicanos no somos conscientes de que los embajadores por excelencia de la marca país somos nosotros, difícilmente podremos llegar a ser la República del Mundo.
Esta forma de actuar ejemplar a la cual me refiero no debe limitarse únicamente a cuando estamos fuera del territorio nacional, a nivel local también tiene una relevancia determinante. En primer lugar, ya que, al ser este un país el cual recibe millones de turistas anualmente, son múltiples las ocasiones en que nos tocará interactuar con extranjeros en el día a día de nuestras vidas. La experiencia que estos tengan con el trato de las personas, desde que pisan suelo dominicano, toman un taxi, caminan a pie por las calles o ingresan durante 2 semanas en un hotel, será la mayor promoción que tengamos en el extranjero.
En segundo lugar, hoy en día, con el alto nivel de difusión que tienen las noticias a nivel mundial, no importa que por su trabajo o estilo de vida usted no interactúe con extranjeros, su accionar también va a influir sobre la marca país de la República Dominicana. De lo anterior, la razón por la que tiene tanta importancia que como sociedad aspiremos a ser cada día mejores. Para lograr esto cada uno de nosotros debemos iniciar por ser personas honestas, integras, trabajadoras, con deseos de superación. A pesar de las limitaciones que pudiésemos tener, debemos interesarnos en cada día ser más educados. Solo de esta manera seremos una marca fuerte, que no dependa únicamente de una estrategia de comunicación, ya que su mayor activo para la promoción será su gente.
En definitiva, es tarea de todos lograr que la experiencia que tengan los extranjeros con nosotros, los dominicanos, sea satisfactoria, ya sea tanto en nuestro país, como fuera de éste. Esta experiencia positiva será la que logrará el impacto y la conexión necesaria para despertar el interés por la República Dominicana. Cumpliendo con este deber estaremos haciendo nuestro aporte no solo para el turismo, el cual es una pieza clave en nuestra economía, sino también para la inversión extrajera en sentido general. Tu país cuenta contigo.