La “Marca País” nos marca, querámoslo o no, para bien o para mal. La marca no depende de lo que creemos que somos, o de lo que ciertamente somos, sino que está definida por lo que otros perciben que somos. Ojalá hubiese coincidencia perfecta entre lo que somos y lo que nos creemos ser. Unificando esencia y apariencia promoveríamos una imagen o “Marca País” positiva, creíble, defendible, incontrovertible en todos los escenarios.
Las marcas se acuñan en el cerebro y trascienden los tiempos. Siglos atrás, Toledo consagró su “Marca Ciudad” con acero productor de excelentes espadas, comparables a las cimitarras sarracenas, de acero de Damasco, usadas por los moros. Hoy sobresale en siderurgia la “Marca Ciudad” alemana Solingen, fabricando cuchillos y tijeras insuperables.
La “Marca País” no depende de que Danilo proclame, ante extraños: “Somos una sociedad de clase media” , sino de lo que otros crean sobre nosotros, por nuestro accionar. Antes viajábamos a Europa sin visado pero hoy eso es imposible. La “Marca País” influye en la forma en que nos tratan, y a veces nos maltratan. Hace años un académico europeo aconsejó poner atención a nuestra “Marca País” pues algunos nos percibían como país de bellas playas, exportador de cigarros imbatibles, de peloteros inigualables y de trabajadoras sexuales, muchas veces víctimas del tráfico humano. Ese particular criterio fue refutado por quienes venden la quimera de que vivimos en un paraíso arcádico, donde no hay motivos para que alguien se vea urgido a ejercer la más antigua profesión o a realizar otras labores en el extranjero. Sin embargo, dominicanas honorables de todas las clases sociales, colores y edades, silenciosamente coincidían con el académico, rememorando que algunas veces, al viajar al extranjero han sido maltratadas migratoriamente, como si ejercieran la citada profesión.
Aparte de la hipócrita propaganda oficial, la “Marca País” se empeora. Agencias noticiosas difunden mundialmente la inseguridad y el narcotráfico que nos acorralan. En el Siglo XIX exportadores inescrupulosos enturbiaron la imagen de nuestro tabaco, aumentando su peso y volumen colocando piedras en “pacas” destinadas a Europa. Esa nociva práctica fue penalizada y erradicada localmente hace siglos. Con esa rectificación histórica nuestros cigarros hoy sublimizan nuestra “Marca País” ostentando el liderato mundial.
En Octubre 1961, hace 58 años Bosch describió en su manifiesto “Hay que matar el miedo” la que era, entonces, nuestra “Marca País”: “Nosotros somos una tierra pequeña, que sólo podemos engrandecernos por el amor, por la virtud, por la cultura, por la bondad. Nuestro pueblo tiene básicamente amor, bondad, virtud, y una gran capacidad para adquirir la cultura”. …”Yo pido por fin… que… nos dispongamos todos a matar el miedo…”… “… que nos ha convertido en la vergüenza y en la ignominia del Continente. Durante mucho tiempo ser dominicano fuera de Santo Domingo era casi infamante, y nosotros teníamos que mantener en el exilio la frente alta cuando nos miraban despreciativamente o con la piedad con que se mira al que sufre sin cometer delito”. En el régimen del PLD, “..el amor,…la virtud,.. la cultura,.. la bondad” que Bosch diagnosticó, se desplomaron . La corrupción e impunidad crecen y nos subyugan. Contratar expertos cabilderos para enaltecer nuestro destino turístico es una medida acertada, necesaria, pero no suficiente .Para que afuera no nos sigan mirando “despreciativamente o con la piedad con que se mira al que sufre sin cometer delito” , hay que aplastar la corrupción.
Danilo encubrió a múltiples colaboradores que recibieron sobornos de Odebrecht .Además impidió incoar un juicio sobre Punta Catalina, pero ya se descubrieron nuevas evidencias de la conjura contra la nación que representa ese fatídico proyecto, gestado por el binomio Danilo-Lula. Uno de los que Danilo empleó para hacer simulaciones tratando de justificar, con trucos, la adjudicación de Punta Catalina a Odebrecht, sin existir un competidor real recibió, secretamente, en una “off shore” suya, un pago multimillonario en dólares, de parte de filiales de Odebrecht pagadoras de sobornos. Para no hacerse reo de obstrucción de justicia y cómplice colusorio, Danilo y su PGR deben perseguir a ese y sus otros protegidos que cobraron sobornos. Además, Danilo debe confesar quién autorizó instalar y operar acá la “División de Operaciones Estructuradas” para Odebrecht pagar sobornos mundialmente. Danilo debe redimirnos de ese estigma abominable, para que la corrupción deje de ser una mancha indeleble en nuestra “Marca País”, también enturbiada por la re-reelección.