Luego de la oscuridad viene la luz, es nuestra confianza, es nuestra esperanza, es lo que creemos y pregonamos, actuamos y vivimos con esa certeza, y aunque se diga lo contrario, queremos ser portadores de buenas noticias, portadores de luz, de amor, de una energía diferente al miedo, esa energía es el amor.

Aún estamos conscientes de que, en este momento de la historia de la humanidad, se están poniendo a prueba muchas cosas en las personas, la fe, la esperanza, el amor, la confianza, y sólo quien pueda mantener una firme postura en fe y confianza, se mantendrá en equilibrio.

Y hacer la conciencia de esto, nos dará mucha luz, aumentará la capacidad para poner en práctica, pues cada uno cuenta con ello, ya que ese raudal de amor, luz y paz, está adentro, y si hoy el mundo está como está, es precisamente porque estamos descuidando conectar con esa fuente, y al desconectar nos perdemos, nos desenfocamos, y sacamos lo que no es; comprendiendo que el mundo exterior es la suma de todo lo que está en el interior, pues todo se vive adentro.

Cuando está más oscuro es porque ya va a amanecer

El poeta costarricense, Isaac Felipe Azofeita, ha dicho que cuando está más oscuro es justo cuando va a amanecer, y quienes conocen de amaneceres sabrán que es una realidad, se pone densa la oscuridad en la madrugada, y de esta manera le da paso a la aurora, y luego el sol no se hace esperar.

Será que estamos en la pre- aurora de la humanidad? Será que ya casi va a amanecer? Sabemos que nadie tiene la potestad, todavía, de hacer que amanezca menos o más pronto, es algo de la propia naturaleza, pero la metáfora de la aurora antes la oscuridad, nos ayuda a comprender un poco lo que nos está sucediendo ahora.

¿Qué es lo nuevo que viene después que pase este aparente caos? La confianza nos dice que algo novedoso y lleno de bondad, sin embargo, es importante prepararnos desde adentro hacia afuera, para sostener el cambio, y los avances de la historia humana que esto trae.

Lucas 1, 37 “Nada es imposible para Dios”

Hay una expresión que corresponde a Romano 1, 17 “el justo por la fe vivirá”, y ahora se pone a prueba este verso, y contactando con el verso de Lc 1, 37, el estar consciente de que nada es imposible para Dios, entonces nos da la certeza de que todo pasa, nos conforta y nos acompaña.

El miedo es vencido por esta confianza, pues, aunque tenga temor, si tengo la seguridad de que la luz va a llegar, porque creo en el Dios de las posibilidades, entonces algo nuevo va a suceder, y así lo creo y lo comparto.

El miedo destruye el sistema inmune, el amor lo restaura

El miedo tiene el poder de bajar nuestro sistema inmune, y cuando esto sucede, entonces somos presa de cualquier cosa que este afuera, estamos sin defensas ni emocionales ni física, y en este momento necesitamos tener bien fortalecida nuestras defensas integrales, es con lo que podremos combatir cualquier cosa que nos amenace; y las demás cosas que hacemos para protegernos cobrarán mayor efecto.

Lo contrario del miedo es el amor, por tanto, como ya hemos manejado bastante temor, vamos a pasarnos a la acera del amor, y cuando hay amor, hay seguridad, confianza, cuidado, protección y conseguimos con mayor efectividad los medios para que todo nuestro ser esté totalmente protegido. Pues del miedo sacamos medios.

Somos portadores del amor 

Nuestro estilo de vida es el amor, hacemos lo que toca, más, tenemos siempre presente que cuando hay amor no hay temor, lo que nos permite tener mejor juicio, tomar mejores decisiones, expandir nuevas energías e ir creando un nuevo colectivo, el cual estará centrado en la esperanza, que nunca debería perderse, pues con ella las cosas tienen un mejor rumbo.

Nuestro canto como humanidad, nuestra filosofía y nuestras acciones diarias están centradas en el amor. Desde mi ser, expando rayos de amor a toda la humanidad y a toda la creación.  Somos mensajeros y portadores del amor.